Casa Viva (Connecor)

La ventana

- MARCEL BENEDITO, DIRECTOR DE CASA VIVA

Nadie pensó que el hygge se convertirí­a en un fenómeno, y ahora lo practican personas de todo el mundo. Ese momento de calma interior que se vive en un entorno sosegado, con luces tenues, velas, olores agradables y el cálido recogimien­to del hogar. Cada país, cada cultura, cada persona tiene sus técnicas para cultivar una parcela de felicidad personal, un recurso siempre a mano para hacer que la vida sea más llevadera y más plena.

La autora del libro “Atlas de la felicidad”, Helen Russell, ha recopilado mil secretos para ser feliz procedente­s de los parajes más variados del planeta. ¿Tienes una entrevista de trabajo y estás de los nervios? Inspírate en los islandeses y confía en el “Þetta reddast”, la creencia inquebrant­able de que, al final, todo saldrá bien. ¿Te sientes perdido? Haz como los chinos y encuentra tu “Xingfu”, algo que te aporte un verdadero sentido de propósito. ¿Demasiadas cosas entre manos? Los italianos te pueden enseñar el delicado arte del “dolce far niente”.

Algunos de los temas que surgieron mientras la autora investigab­a las fuentes de la felicidad eran universale­s, como pasar tiempo con la familia y los amigos, rebajar la presión en el trabajo o sumergirse en la naturaleza, mientras que otros, como beber en ropa interior en Finlandia o valorar la vejez en Japón eran únicos y muy curiosos. Algunos de los conceptos se contradice­n entre ellos, igual que la cultura de algunos países parece estar en las antípodas de la del país vecino. Y no pasa nada: todos somos diferentes. En todas las latitudes hay personas que se sienten bien, tanto en los países que encabezan las listas globales de felicidad como en los que no. Si aprendemos sobre sus recursos podremos encontrar nuevas maneras de ser dichosos y de ayudar a los demás. La empatía es esencial y descubrir a qué se da importanci­a en la otra punta del mundo nos ayuda a todos.

Muchos de los secretos que recopila la autora de este libro están relacionad­os con actividade­s que se realizan dentro del hogar. La casa parece ser el entorno más adecuado para ese momento de introspecc­ión necesario para desconecta­r del exterior y rebuscar entre nuestros pensamient­os las cosas que realmente merece la pena valorar.

De hecho, en casi todas las culturas analizadas la búsqueda propuesta pasa por parar un momento la marcha cotidiana y realizar una actividad constructi­va que nos aporte algo positivo. No hay mejor sitio para parar y reflexiona­r que el entorno doméstico. Aunque, curiosamen­te, al analizar los recursos que tenemos en nuestro país para encontrar la felicidad, Russell afirma que no haya nada comparable a quedar con los amigos para ir de tapeo. Siempre hemos sabido que uno de los grandes enemigos del gasto en decoración en España es la afición a salir y disfrutar de la calle. Tenemos clima, tenemos amigos y tenemos tapas… pero no olvidemos que la casa es la más abundante y cercana fuente de felicidad.

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