La ventana
La luz es la mejor herramienta del interiorista. Tanto en viviendas amplias como en apartamentos reducidos, la luz modula los ambientes, inunda de alegría los espacios y brinda sensaciones revitalizadoras a quien disfruta de ellos. Los países con climatología severa como los del norte de Europa disfrutan de poca luz al cabo del año y, por esa razón, compensan la atmósfera triste de las casas incorporando mucho colorido a paredes y complementos.
En el área mediterránea tenemos el privilegio de gozar de una luz equilibrada durante las cuatro estaciones del año, lo cual nos brinda coloridos cambiantes, maravillosas puestas de sol y amaneceres rojos que precisan de poco colorido añadido. Por eso el blanco y los tonos neutros son siempre soluciones apropiadas en nuestro entorno. Pero no es necesario renunciar a la alegría, la frescura y la expresividad que los colores aportan a nuestras casas. Azul celeste, verde laguna, coral, rosa palo, salmón… Los tonos pastel, heredados del diseño escandinavo, son colores amables y cariñosos para habitaciones que requieren vitalidad. Detalles cromáticos, con los que nos identificamos especialmente, se convierten en recursos de decoración acertados en el entorno de nuestras casas.
La luz, en el lenguaje de la arquitectura, viene a ser como el conjunto de signos de puntuación de la gramática constructiva. La iluminación bien resuelta enfatiza, exclama, interroga o pone puntos suspensivos en los espacios. En ocasiones, dibuja un paréntesis para crear rincones de intimidad. Subraya las frases del recorrido, abre comillas en los techos, empuja los espacios a base de comas, los inunda con la energía deslumbrante de una exclamación y pone punto final a la jornada con el ocaso. Muda de temperatura a lo largo del día y la noche, cambia con el paso de las estaciones y de un rincón a otro del planeta, marcando nuestro ritmo biológico circadiano.
Desde las primeras antorchas hasta los actuales mappings, capaces de transformar en un espectáculo increíble la fachada de una catedral, hemos recorrido un camino de conocimiento punteado por las muchas innovaciones técnicas que acompañan a esta disciplina. Los light designers se han convertido en especialistas porque la complejidad del proceso de iluminación de un espacio es tal que es necesario un conocimiento complejo y profundo de los procesos, los equipos y las técnicas, para garantizar el éxito. Nos consta que la calidad de la iluminación influye en nuestro estado de ánimo y, por lo tanto, en el rendimiento que podemos experimentar en un espacio de trabajo bien iluminado. En su obra “Elogio de la sombra”, Junichiro Tanizaki ya nos advertía de la belleza escondida en el juego de claroscuros y de la manía occidental de hiperalumbrar los espacios sin piedad.
Los reportajes de este mes abundan en este repertorio del interiorismo actual y muestran casas donde el color y la luz del exterior se equilibra con el de las estancias. Con la base siempre apropiada de las materias naturales, la luz natural y el color blanco como lienzo para plantear una vida doméstica repleta de energía.