un ambiente equilibrado
El color blanco confiere a los espacios
Los dos niveles exteriores se convierten en sendas terrazas que dan servicio a la casa a la vez que se enfrentan al horizonte. Es una pasarela entre la vida cotidiana y el magnífico paisaje costero de esta zona.
El propósito del proyecto en las estancias de día era generar un espíritu austero y elegante a la vez, donde predomine la vista del paisaje y, por tanto, el acristalamiento. En contraposición y para apaciguar el frío del cristal, el uso de la piedra convierte el espacio en un lugar confortable. La piedra, junto con el color blanco, el roble y la baldosa porcelánica del suelo de un gris cálido, confieren al espacio un ambiente tranquilo y equilibrado. El techo del porche se reviste de mimbre para hacerlo más acogedor y mediterráneo. El edificio se compone de dos volúmenes, uno ligeramente retirado respecto al otro. Los muros de piedra seca del volumen inferior le confieren gravidez. El volumen superior que se asienta sobre éste es de un diseño muy puro y discreto y la combinación de colores y materiales acentúan este mismo concepto.
En el interior se ha trabajado con criterios de absoluta contemporaneidad, procurando elegir muebles de diseño actual que, sin embargo, no desentonen con la atmósfera costera de la casa. Por esa razón, el comedor se equipa con una mesa de madera y hierro colado y se completa con sillas de cuerpo de fibra trenzada, al igual que las lámparas de suspensión, que aportan un cierto aire artesano y de autenticidad al entorno. La cocina conjuga varios materiales, como madera, piedra y dm lacado, para aportar un espacio que sea, ante todo, práctico y muy útil, pero al mismo tiempo que no desentone con la decoración en general. La isla de trabajo acabada en mesa es un buen ejemplo de ello.
Los dormitorios resuman austeridad, equipados con elementos muy simples y confiados a los textiles para conseguir un poco de calidez.