Expansión Andalucía - Casas y Estilo
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El inmueble, que acaba de salir a la venta, está llamado a superar el récord del apartamento que compró Ken Griffin por 238 millones de dólares en 2019
Cuando los obreros de la Torre Central Park de Nueva York llegaron a su punto más alto a principios de este año, el rascacielos situado en la llamada fila de los millonarios de Midtown se convirtió en el edificio residencial más alto del mundo.
El promotor aspira ahora a sumar un nuevo récord con la venta de su ático por un precio jamás visto en la historia de Estados Unidos. El tríplex cumple con todas las características para convertirse en una transacción inmobiliaria única. ¿Por qué? Por estar considerada como la vivienda más alta del mundo y la más grande de la Gran Manzana. Se eleva 475 metros de altura sobre el suelo, desde el piso 129 hasta el 131 de la torre. El interior se reparte en hasta 1.625 metros cuadrados, un espacio que solo podría competir con un chalé en las afueras. Lo nunca visto en Manhattan.
Esta joya inmobiliaria acaba de salir al mercado por 250 millones de dólares. Si la venta acaba cerrándose en dicha cifra, el precio superaría el récord anterior de 238 millones de dólares pagado en el año 2019 por el dueño del fondo de inversión Citadel, Ken Griffin, por un apartamento en la vecina torre Central Park South.
La torre de acero y cristal está situada en el número 217 al oeste de la calle 57, a dos manzanas de Central Park, donde los multimillonarios compiten por las espectaculares vistas. Se trata de uno de los conocidos como rascacielos “esbeltos”, torres residenciales de gran altura, extradelgadas y ultrajosas, construidas en los últimos años, que han redibujado el horizonte de Manhattan.
Una mansión en el cielo
La casa cuenta con 23 estancias en total, entre ellas siete habitaciones, dos cocinas y nueve cuartos de baños con techos de nueve metros de altura con vistas a Manhattan. Una espectacular escalera de caracol conecta de arriba a abajo los tres pisos.
La planta superior está diseñada para ser “el salón de baile más alto del planeta”, según el anuncio de la inmobiliaria Serhant. Y cuenta con una terraza exterior sobre Manhattan de 426 metros cuadrados con vistas a la ciudad, Central Park y los ríos Hudson y East. Una auténtica mansión en el cielo. “Es tan alto que estás por encima del ruido”, explicó el agente encargado de la venta, Ryan Serhant a The Wall Street Journal, el primero en informar sobre la operación. “Cuando estás en la terraza no escuchas nada, tal vez un avión, pero eso es todo. Es tan sereno... Es mágico. Nunca ha habido algo así”.
Serhant es uno de los pocos que han podido disfrutar de su interior. La discreción es un factor clave para los posibles compradores. Por esta razón, la inmobiliaria solo ha revelado dos fotografías del ático, una donde se ve la escalera interior y otra con las vistas de una de las estancias sin más detalles.
En cuanto a los posibles compradores, todo son apuestas sin fundamento. “El club de las nueve cifras –que abarca a aquellos que tienen una fortuna entre los 100 y los 1.000 millones de dólares– es un grupo especial y ahora también buscan poseer propiedades de nueve cifras”, apuntó el agente de la inmobiliaria.
Como es habitual en las transacciones inmobiliarias de estas exclusivas propiedades, el promotor del edificio, Gary Barnett, fundador de Extell Development, comparó la compra del ático con la adquisición de una obra de arte. “Hay un montón de cuadros que cuestan 100 millones de dólares e incluso 200 millones. Pero, cuando comparas eso con casi 500 metros de acero, ladrillo y vidrio en la cima del mundo, esto parece una relativa ganga”, concluyó.