Expansión Andalucía - Casas y Estilo

Dibujos “Los suelos, mejor con y mates”

Tras aprender el negocio de maderas desde su raíz, la máxima responsabl­e de Jesús del Ser dirige la empresa que su padre pulió hace cuatro décadas

- Isabel Vilches.

Antes de heredar la dirección de la compañía familiar, Nuria del Ser (Madrid, 1973) empezó conociendo a fondo el sustrato del negocio que había concebido su padre en 1979, Jesús del Ser, una empresa dedicada a la madera. “Me metió en la fábrica [en Segovia, en el polígono El Cerro], para aprender a identifica­r y selecciona­r las variedades, para diferencia­r un iroko de un roble, de un maple o un wengué. Mi padre es muy exigente y me obligó a estar un año entre obreros para formarme. Al siguiente año, pasé por el departamen­to de administra­ción, para hacer albaranes, facturas, pedidos... Y, después, a vender, que es realmente lo que me gusta. Me encanta el trato con el cliente, pero como conozco todos los departamen­tos también hago los pedidos de compra y la gestión de todo el proceso de fabricació­n”, asegura la directiva, que controla la gerencia desde hace 24 años; el fundador, con 87 y ya jubilado, sigue acercándos­e unas dos veces por semana para estar al día.

Todo empezó con un aserradero. Mi padre iba a las subastas de pino valsaín, de la sierra, compraba los troncos y los serraba. Luego lo transformó en fábrica de tarimas y almacén de maderas. Y pronto apostamos por la importació­n de especies tropicales, como pino Suecia, cumarú, iroko. Tenemos algunas muy cotizadas, como caoba de Perú, panga panga, fresno... Unas 30 en total.

Se llevan de nuevo los suelos de espiga, el diseño damero, el dibujo de Versalles... con acabado mate, como si ni siquiera estuviese tratado, y de maderas recuperada­s.

Nos quedamos con estructura­s de edificios que van a tirar en EEUU, con su esqueleto de pino melis viejo. En el taller le quitamos los metales y serramos las vigas en tablas para pasarlas por el secadero. También lo hacemos con roble americano. Las maderas recicladas ya suponen un 40%.

El iroko viene de África; la jatoba, el ipé o apacho, de Brasil; la caoba, de Perú; la teca, de Birmania; el pino, de Suecia... Nacional trabajamos con el nogal, con troncos de gran diámetro, una variedad espectacul­ar y muy valorada; y pino valsaín, que como es muy blandito no lo empleamos para suelos, sino para frisos de los techos o para muebles.

De ciertas maderas sí. El parqué está compuesto por piezas pequeñitas, finas y todas iguales, tanto de largo como de ancho, sin diferencia­s entre macho y hembra. En la tarima, comparten ancho, pero el largo varía de 0,40 a tres metros y se colocan a junta perdida. Todo el sobrante que no se puede utilizar para la tarima de pino melis nuevo y viejo, la joya de la corona, de 200 años de antigüedad, lo empleamos para parqué.

Salvo la grasa; aún no existen barnices antimancha­s, por eso en el suelo de la cocina yo siempre lo desaconsej­o. El agua de los baños, sin embargo, no lo dañaría.

En las viviendas, ya solo trabajamos con tarimas de alto tránsito, como las de las tiendas o restaurant­es, mucho más resistente­s [la fábrica solo produce tarima maciza de 22 milímetros y multicapa, con capa noble de tres, cuatro o seis milímetros; “el laminado no lo trabajamos porque es plástico. Son fotografía­s de madera que se imprimen en una superficie y lo parece, pero no lo es”]. Tras una fiesta, por ejemplo, solo se limpiaría con agua y jabón PH neutro, retirando con una mopa luego el exceso de humedad. Las de exterior, con aceite con filtro solar, unos especiales para que el sol no las queme y, por tanto, no cambie mucho de color. El poro siempre hay que dejarlo abierto; el barniz crea una película que, con el sol y la lluvia, se levanta y al final lo deja desprotegi­do. *

 ?? ?? Previa cita La directiva atiende en el ‘showroom’ de la empresa, en la calle Castelló, 128, de Madrid.
Arriba, proyecto de un restaurant­e, con tarima maciza de roble, con barniz de alto tránsito, ignífugo y antidesliz­ante. Bajo estas líneas, dormitorio de una vivienda particular, con suelo radiante de tarima multicapa de roble teñido de color wengué.
Previa cita La directiva atiende en el ‘showroom’ de la empresa, en la calle Castelló, 128, de Madrid. Arriba, proyecto de un restaurant­e, con tarima maciza de roble, con barniz de alto tránsito, ignífugo y antidesliz­ante. Bajo estas líneas, dormitorio de una vivienda particular, con suelo radiante de tarima multicapa de roble teñido de color wengué.

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