CIC Arquitectura y Construcción
Se puede lograr pero no estamos preparados para ello
Hablamos del año 2020 como un punto de inflexión en el que, como por arte de magia, la cantidad de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera se va a ver reducida, las energías renovables van a suponer al menos el 20% del mix energético, vamos a ser un 20% más eficientes energéticamente, los nuevos edificios que se construyan van a ser de energía casi nula y la economía circular va a ser el principio que rija todos los procesos productivos. Y no es que todo esto no se pueda lograr, es que como sociedad en conjunto no estamos preparados para ello y seguimos primando el precio frente a la mejora en las prestaciones.
Estamos a tres años de ese punto de inflexión y todavía la construcción es un sector que está luchando por mantenerse a flote después de la crisis económica que llevamos padeciendo diez años. Crisis que ha servido precisamente para que las empresas que se han mantenido a flote haya sido gracias a su apuesta por la construcción sostenible.
Juan F. Lazcano Presidente CNC
A pesar de lo que muestran las estadísticas, el sector de la construcción es uno de los que más invierte en I+D+I, tanto para crear nuevos materiales más eficientes energéticamente y desde el punto de vista de los recursos naturales como para adaptar los procesos y técnicas constructivas a un nuevo escenario en el que las infraestructuras y edificaciones deben jugar un papel fundamental como proveedores de energía, sumideros de gases de efecto invernadero y elementos que proporcionen salud, comodidad y bienestar.
Una herramienta clave en todo este proceso es la metodología BIM, basada en la utilización de un modelo digital del proyecto, que va a permitir la digitalización de todo el proceso de construcción y gestión de la obra, del mantenimiento y gestión del edificio o la infraestructura durante su fase de uso y del proceso de desmantelamiento o demolición al final de su vida útil, lo que va a permitir la cooperación entre agentes y, en consecuencia, la eficiencia tanto económica como medioambiental.
Como decía, estamos a tres años de cumplir los objetivos de cambio climático y energía y, una vez más, el Gobierno ha vuelto a reducir en los Presupuestos Generales del Estado la inversión productiva. Esto choca frontalmente con los objetivos mencionados: primero, porque el presupuesto destinado a conservación y mantenimiento de infraestructuras no es suficiente, lo que va en contra de los principios de economía circular; segundo, porque un presupuesto tan ajustado no permite la introducción de mejoras en los proyectos que permitan reducir el consumo de recursos naturales y energía, y premia exclusivamente el precio; tercero, porque no le permite acometer las obras necesarias para mejorar su parque edificado y ejercer una función ejemplarizante; y cuarto, porque no contempla la inversión necesaria en materia de calidad de las aguas.
A pesar de lo que muestran las estadísticas, el sector de la construcción es uno de los que más invierte en I+D+I, tanto para crear nuevos materiales más eficientes energéticamente y desde el punto de vista de los recursos naturales como para adaptar los procesos y técnicas constructivas a un nuevo escenario”