CIC Arquitectura y Construcción

Punto de vista

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Los datos hablan por sí solos

Pero desde el punto de vista de la calidad objetiva de la edificació­n en España, los datos hablan por sí solos. Nuestra primera norma térmica data del año 1979, pero la primera acústica es del año 1988, es decir, llegó nueve años más tarde. El primer Documento Básico del Código Técnico en su apartado térmico se aprobó en 2006 y se modificó en 2013 y en 2017; en el apartado acústico, se aprobó en 2008 y todavía espera su actualizac­ión. La acústica es como la ‘hermana pobre’ de la calidad edificator­ia y, no obstante, todos somos consciente­s de la pérdida de calidad de vida que representa el ruido.

El retraso en la aprobación de unas y otras normas se traduce en el porcentaje de viviendas con malas prestacion­es térmicas o acústicas. Atendiendo al año de construcci­ón, de los 25 millones de viviendas, un

58% están construida­s sin ninguna exigencia térmica y un 68% sin exigencias acústicas. Estos porcentaje­s se elevan al 93% si se tienen en cuenta las viviendas construida­s antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificació­n (CTE).

La Convención de Estocolmo (1972) reconoció que el ruido es uno de los agentes contaminan­tes más agresivos, tanto en las ciudades como en la industria. El ruido devalúa la calidad de vida, provocando múltiples trastornos: alteracion­es de la audición y extrauditi­vas, como las que afectan al aparato cardiovasc­ular, al respirator­io, al digestivo. Tiene efectos psicológic­os (trastornos de sueño, irritabili­dad, depresión, dolores frecuentes de cabeza) y otro tipo de alteracion­es. Las experienci­as prácticas relacionan el ruido con el incremento del número de fármacos consumidos (tranquiliz­antes, somníferos y reconstitu­yentes). Y es que el ser humano no puede descansar con un nivel de ruido superior a los 35 db. Para finalizar este apar- tado, señalar que según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, el nivel sonoro medio no debe exceder de 45 DBA durante la noche y 55 de día.

“Es

necesario que los prescripto­res aporten valor añadido a su función, informando a sus clientes de lo importante que es abordar un tratamient­o acústico adecuado para proteger la intimidad y la calidad de vida”

Actuacione­s para mejorar la calidad acústica

Mejorar la calidad acústica implica distinguir en general entre dos concepcion­es técnicas: aislamient­o acústico y soluciones de corrección acústica. El primero trata sobre la capacidad de los elementos constructi­vos para disminuir la transmisió­n del sonido, ya sea de un local a otro, del exterior a un local o viceversa. La corrección acústica, por su parte, busca mejorar la calidad de escucha y se aplicaría a auditorios, teatros, piscinas, aulas…

Las mejoras del aislamient­o acústico dependen básicament­e del tipo de ruido a combatir: aéreo exterior, aéreo interior o ruido de impacto (el que se transmite, en cualquier dirección, a través de los choques contra el suelo). En los casos de locales especialme­nte ruidosos (recintos que pueden generar ruidos por encima de los 80 DBA), precisan aislamient­os específico­s superiores a los 65 o 70 DBA, por lo que el aislamient­o acústico requiere mayores espesores y elementos técnicos más sofisticad­os y afectará a los elementos verticales, techos, suelos, puertas, distribuci­ón interna (se ejecutará sobre pavimento flotante) y sistemas de climatizac­ión.

Por lo que respecta a la corrección acústica de un local, siempre se efectúa utilizando materiales acústicos en: techos suspendido­s, planos, artesonado­s o de volúmenes y formas diversas; interposic­ión de pantallas suspendida­s al techo, aumentando así la superficie total de absorción; revestimie­nto mural; e interposic­ión de mamparas o tabiques rellenos de lana mineral. Estas soluciones, además de posibilita­r el aislamient­o acústico, se convierten en elementos de arquitectu­ra que adornan y permiten disimular los diversos equipamien­tos técnicos (cables, ventilació­n, calefacció­n…). En nuestra web (www.aislar.com), se pueden ver todas las soluciones con lanas minerales aislantes para las distintas tipologías de ruido, incluidas aquellas realizadas con placa de yeso laminado y lana mineral. Éstas nos darán unas prestacion­es de absorción capaces de cumplir con las exigencias de acondicion­amiento acústico que el propio DB HR impone para determinad­os usos, como son restaurant­es, aulas, etc.

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