CIC Arquitectura y Construcción
Desfases y otras asignaturas pendientes...
Cada año se deberían rehabilitar energéticamente 250.000 viviendas en España y apenas se llega a las 25.000. Así de desfasado se encuentra el compromiso asumido por España para luchar contra el cambio climático y la realidad de la actividad rehabilitadora en nuestro país. Un abismo éste -entre lo que es y lo que debería ser- que no solo se traduce en el incumplimiento de acuerdos internacionales y responsabilidades adquiridas, sino que nos aleja además de la reducción de las desigualdades urbanas, la mejora de la salud y de la calidad de vida de la ciudadanía con viviendas más confortables y accesibles y la creación de empleo en un sector intensivo en mano de obra e imposible de deslocalizar.
Así se pone de manifiesto en el último informe que ha realizado el Grupo de Trabajo por la Rehabilitación (GTR), coordinado por Fundación Conama y Green Building Council España (GBCE), y presentado hace apenas unos días bajo el título “Por un cambio en las políticas públicas de fomento de la rehabilitación residencial: los municipios, pieza clave en un marco de cooperación institucional”. Albert Cuchí, autor en colaboración con otros miembros de GTR de este trabajo, fue muy claro en el acto de presentación al afirmar que la rehabilitación de edificios en nuestro país sigue siendo una asignatura pendiente. “Desde el sector público se ha considerado tradicionalmente que la rehabilitación es una actividad de interés privado, derivada del deber de conservación que la legislación vincula al de propiedad, y por el que se ha velado muy tímidamente desde las administraciones. El resultado está a la vista. El ritmo rehabilitador es muy escaso y, de seguir así, no podremos cumplir con los compromisos adquiridos con Europa”, subrayó.
El tema, con todas las derivaciones que conlleva, es para hacérnoslo mirar... Los autores de este trabajo ya han adelantado que, para dar un salto de escala que permita abordar este reto con garantías, el fomento de la rehabilitación tendría que convertirse en una política pública que ponga de acuerdo a las diferentes administraciones. Y es que “la falta de diagnóstico desde el sector público del estado del parque edificado, y de cómo está evolucionando, esconde una punzante realidad de segregación urbana y un agravamiento del proceso de degradación de muchos barrios”, según ha declarado Jordi Mas, otro de los coautores del último trabajo del GTR. De ahí que, entre otras medidas, el documento proponga una nueva Estrategia de Rehabilitación que se impulse mediante un Plan Estatal de Rehabilitación dotado con recursos procedentes de los Ministerios de Fomento y de Transición Energética, con la participación de las CCAA y que tenga como objeto principal empoderar a los municipios para que éstos, desde la proximidad y el conocimiento de la realidad urbana, impulsen procesos de rehabilitación energética apoyando a las comunidades de propietarios.
Singularmente se propone incidir con más énfasis en los entornos más vulnerables económicamente y también se sugiere la necesidad de superar la cultura de la subvención para impulsar en cambio otros instrumentos de apoyo a las comunidades de propietarios con mayor implicación del sector público en la planificación, gestión y financiación de los procesos rehabilitadores. En opinión de los expertos del GTR, la inversión pública arrastrará un volumen de inversión privada suficiente para que los retornos en forma de impuestos compensen el presupuesto público invertido inicialmente. En todo caso -y al margen de los múltiples beneficios y rentabilidad económica que, en términos de eficiencia y ahorro, su adopción conlleva-, creemos justo subrayar que la rehabilitación está perfectamente radiografiada desde hace tiempo por los agentes del sector como una de las vías ineludibles por las que hemos de transitar necesariamente para lograr la transformación y reconversión de la actividad edificatoria en nuestro país. Un cambio de modelo que las empresas defienden y han asumido, como demuestra el perfil mayoritario de sus trabajos, tanto dentro como fuera de España, pero que carece de estrategias de apoyo y hojas de ruta comunes que lo apoyen. No queremos acabar esta tribuna sin dejar de hacer referencia a la curiosa proporción de proyectos que, de una forma natural, sin forzar en ningún sentido, hemos recibido para formar parte de cada uno de los subsectores en que se divide nuestro número Especial Obras Destacadas y que esperamos les resulte de interés.