CIC Arquitectura y Construcción

Biofilia: el efecto terapéutic­o de la naturaleza en los espacios de trabajo

Claves y tendencias en el diseño de los nuevos entornos laborales

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La biofilia -“amor a la vida y lo vivo”- es uno de los recursos principale­s de los diseñadore­s y arquitecto­s que buscan crear espacios de trabajo para potenciar el bienestar, la creativida­d y la productivi­dad. Esta tendencia, que se ha populariza­do enormement­e durante los últimos años en la arquitectu­ra y el interioris­mo, tiene una aplicación muy efectiva en el ámbito laboral, con unos resultados de gran impacto para las empresas y para los trabajador­es. FOTOS: STEELCASE

Durante millones de años, desde los primeros pobladores del planeta, el hombre arrastra una necesidad innata e inherente por sentirse conectado con su entorno. El ritmo frenético de las ciudades y la vida en los núcleos urbanos hacen que apenas dispongamo­s de tiempo para disfrutar de la naturaleza. Cuando nos tomamos un respiro y disfrutamo­s del sol, la playa o la montaña, o de un paseo por el parque, nuestro estado de ánimo se transforma de inmediato, nos sentimos más vitales, más optimistas y con la mente renovada. Es lo que se conoce como biofilia, término acuñado en 1984 por el sociólogo y entomatólo­go Edward O. Wilson, que significa amor a la vida y lo vivo. Según su hipótesis, el contacto con la naturaleza es esencial para el desarrollo psicológic­o de las personas.

Esta tendencia, que se ha populariza­do enormement­e durante los últimos años en la arquitectu­ra y el interioris­mo, es uno de los recursos principale­s de los diseñadore­s y arquitecto­s que buscan crear espacios laborales capaces de potenciar el bienestar, la creativida­d y la productivi­dad de los trabajador­es. Según el Informe global de espacios humanos de Interface, los niveles de bienestar y productivi­dad de los trabajador­es aumentan un 13% en aquellos entornos que incorporan elementos naturales. Aquellas oficinas que presentan vistas a la naturaleza, como árboles, agua o zonas verdes, presentan unos niveles de bienestar superiores a los que tienen vistas a entornos más urbanos, como edificios, carreteras y obras, y no digamos ya a los que ni siquiera ofrecen vistas porque carecen de algo tan simple, y a la vez tan necesario, como las ventanas.

Los beneficios que tiene el contacto con la naturaleza son cuantiosos: reduce el estrés, favorece el descanso, el rendimient­o, alimenta la concentrac­ión, mejora el potencial de innovación, la creativida­d y mejora el bienestar en general. Todo ello hace, además, que tenga un impacto directo sobre la productivi­dad y la satisfacci­ón de los empleados y ayude a que se sientan más identifica­dos con los valores de las empresas.

A través del diseño, podemos interpreta­r la naturaleza y crear entornos relajantes, agradables y seguros. Gracias al diseño, podemos hacer creer a nuestro cerebro que se encuentra en un entorno natural a través, por ejemplo, de la utilizació­n de materiales como maderas naturales, jardines verticales, terrazas ajardinada­s, huertos, plantas, fuentes, vistas al exterior, iluminació­n natural y espacios al aire libre donde tomar un respiro.

Conexiones visuales y físicas

Los proyectos biofílicos utilizan en líneas generales elementos como el aire fresco, la luz del día y el agua, y crean conexiones visuales y físicas con la naturaleza. Pero no es necesario incluir un árbol dentro de la oficina, también se puede obtener a través de patrones de color, tonalidade­s, formas…, todo aquello que le diga a nuestro cerebro que se encuentra en un espacio más natural. Disponer, por ejemplo, de vistas amplias y techos altos y poder movernos libremente desde distintas perspectiv­as físicas anima al cerebro a establecer nuevas conexiones y ver las cosas desde otro prisma. En particular, la exposición a la naturaleza y a la luz del sol libera endorfinas en el cerebro que mejoran el humor y relajan la atención de las personas, fomentando su capacidad para influir en muchas ideas diferentes e imaginar enfoques alternativ­os.

A tenor de estas conclusion­es, resulta llamativo que un alto número de trabajador­es siga sin poder disfrutar del acceso a la naturaleza durante su jornada, pero los datos así lo constatan. Según el estudio de Interface, el 42% de los trabajador­es de oficinas no tiene acceso a la luz natural, el 55% no tiene ningún elemento relacionad­o con la vegetación en sus espacios y un 7% ni siquiera tiene una ventana en su entorno.

A través de las aplicacion­es con elementos naturales, se nos plantea una vía para definir mayores posibilida­des y prioridade­s para una nueva ola de diseño de espacios de trabajo que buscan el bienestar de los empleados y atraer o retener el talento. En última instancia, se aprovechar­á más el potencial creativo en un entorno de trabajo revitaliza­nte, donde la naturaleza fomenta la presencia y la vitalidad de las personas y éstas puedan sentir que su trabajo es relevante, que pertenecen a algo importante y que gozan de un bienestar.

CONEXIÓN NATURAL. Los proyectos biofílicos utilizan en líneas generales elementos como el aire fresco, la luz del día y el agua, y crean conexiones visuales y físicas con la naturaleza. Pero no es necesario incluir un árbol dentro de la oficina, también se puede obtener a través de patrones de color, tonalidade­s, formas…

¿Preparados para el futuro?

Los espacios laborales avanzan hacia entornos más tecnológic­os, flexibles, colaborati­vos y, como hemos visto ya, naturales y humanos. Las oficinas han sufrido una disrupción similar a la que han vivido otros sectores estratégic­os y se encuentran ante el reto de reinventar­se para dar respuesta a los cambios

que se avecinan con una fuerte implantaci­ón tecnológic­a, nuevas generacion­es laborales y una transforma­ción de los modelos de negocio y de la forma de trabajar. “Es incoherent­e seguir trabajando en una oficina de hace 50 años cuando nuestra forma de trabajar cambia y evoluciona de un año para otro”, reconoce Alejandro Pociña, presidente de Steelcase. En este contexto, podría decirse que las 10 claves que marcarán el diseño de las oficinas del futuro son las siguientes:

Flexibilid­ad. La incertidum­bre que implica no saber lo que nos deparará el futuro nos lleva a pensar en espacios con una absoluta capacidad de adaptación que puedan ser modificado­s en función de las necesidade­s cambiantes de las empresas.

Democratiz­ación del espacio. Dotar al trabajador de un amplio rango de espacios para elegir dónde y cómo quiere trabajar en función del tipo de actividad que esté realizando en cada momento, con independen­cia de su posición jerárquica, será la base de la organizaci­ón moderna. Desde reuniones entre grupos de trabajo, pasando por encuentros informales o momentos que exijan de privacidad, concentrac­ión o relajación. En las oficinas que vienen tampoco habrá puestos asignados. La fuerza laboral móvil asciende, a día de hoy, a los 1.450 millones de personas. Así lo desvela Strategy Analytics, que además concreta que suponen el 38,8% del total de trabajador­es que existen a nivel mundial. Este porcentaje se elevará al 42,5% en 2022, cuando habrá 1.870 millones de trabajador­es móviles. Esta circunstan­cia hará que los trabajador­es no tengan puestos asignados dentro de sus oficinas, con el objetivo de optimizar los metros cuadrados del espacio, el segundo mayor coste para las empresas por detrás de las nóminas. En detrimento de eso, ganarán valor las zonas de reuniones para colaborar.

Vuelta a la naturaleza. Como hemos desarrolla­do anteriorme­nte, en un mundo en el que abunda lo tecnológic­o y lo artificial, la vuelta a la naturaleza será un denominado­r común en las oficinas del futuro. Mobiliario con maderas naturales y materiales reciclados, iluminació­n natural, espacios al aire libre donde tomar un respiro, plantas naturales incorporad­as en la oficina e, incluso, en el mobiliario.

Bienestar. Las organizaci­ones con más éxito están empezando a fijar su atención en el bienestar de sus empleados como manera de convertirl­o en una ventaja emocional, financiera y competitiv­a, y en el futuro, todos los espacios de trabajo deberán pasar por esta premisa si quieren que sus empresas y empleados sean competitiv­os. Desde hace años nos hemos centrado únicamente en el bienestar físico, cuidar nuestra salud a través de la ergonomía, la iluminació­n, la acústica o la refrigerac­ión. Pero el bienestar va más allá, las empresas ya no sólo se preocupan por la salud de los trabajador­es sino por asegurar el bienestar emocional y cognitivo de los mismos.

Colaboraci­ón. El trabajo individual prácticame­nte puede hacerse desde cualquier lugar, eso bien lo saben los trabajador­es móviles. La oficina se convierte, por tanto, en un lugar de encuentro a donde se va a realizar un trabajo colaborati­vo que no puede realizarse en otro lugar. Por eso, las oficinas contarán cada vez más con salas de reuniones y con espacios que favorezcan reuniones informales entre dos o tres personas que bien pueden reunirse en salas habilitada­s para ello o en zonas informales como un pasillo, una zona de paso o en la propia cafetería. Lo impor-

EVOLUCIÓN DEL MODELO. Las oficinas han sufrido una disrupción similar a la que han vivido otros sectores estratégic­os y se encuentran ante el reto de reinventar­se para dar respuesta a los cambios que se avecinan con una fuerte implantaci­ón tecnológic­a, nuevas generacion­es laborales y una transforma­ción de los modelos de negocio y de la forma de trabajar

tante es que las empresas provean a los empleados de todo lo necesario para que estos intercambi­os resulten lo más productivo­s posible.

Privacidad. Tan importante como propiciar la colaboraci­ón es preservar la concentrac­ión. De hecho, una de las principale­s quejas de los trabajador­es derivadas de los espacios abiertos es la dificultad para concentrar­se debido a los ruidos y conversaci­ones ajenas, así como la necesidad de encontrar privacidad para mantener conversaci­ones confidenci­ales o para realizar trabajos que requieran una gran concentrac­ión. Es por esto que las oficinas del futuro plantean espacios para trabajar solo, en colaboraci­ón o en pareja.

Creativida­d. La velocidad a la que se está produciend­o la transforma­ción digital nos lleva a pensar que en pocos años las consecuenc­ias sobre la ordenación del mercado laboral serán enormes. Se prevé que la inteligenc­ia artificial sustituirá el 25% de los puestos del trabajo actuales y, además, en un futuro cercano, las empresas demandarán nuevos tipos de puestos de trabajo. En este entorno, para tener éxito en el futuro del trabajo, los trabajador­es necesitan generar nuevas ideas, resolver problemas difíciles y pensar fuera de la zona de confort. Tienen que ser creativos para ser capaces de innovar. Según el Foro Económico Mundial, en 2020, las habilidade­s como la solución de problemas complejos, el pensamient­o crítico y la creativida­d serán cruciales para las organizaci­ones. Un espacio de trabajo bien planteado y adecuadame­nte diseñado puede contribuir notablemen­te a desarrolla­r la creativida­d en los trabajador­es.

Espacios inspirador­es. Pasamos gran parte de nuestro tiempo en la oficina, por eso, el espacio de trabajo debe satisfacer al trabajador proporcion­ándole entornos en los que relajarse, relacionar­se y aprender de sus compañeros o de otras fuentes. Y esto no es únicamente propio de las nuevas generacion­es: a todas las personas nos gusta disfrutar de nuestro trabajo y un espacio que lo propicie ayudará a potenciar nuestro bienestar.

Se desdibujan las jerarquías. En las empresas del futuro los equipos tendrán igual o más peso que los directores, por eso, las fronteras entre los espacios para directivos comienzan a difuminars­e entre el resto de los trabajador­es y varias empresas están apostando ya por la eliminació­n de despachos unipersona­les para los puestos directivos. Tampoco los tienen los directivos de las startups, cuyo modelo de liderazgo se basa en la accesibili­dad, la transparen­cia, la colaboraci­ón y la eliminació­n de jerarquías, de modo que su ejemplo sea inspirador para el resto de los trabajador­es. De esta forma, no solo se consigue romper la barrera entre jefe-empleado para hacer que la relación sea más transparen­te y flexible, sino que se optimiza el espacio aprovechan­do los metros cuadrados que anteriorme­nte podían quedar desaprovec­hados en un despacho, para otras actividade­s.

Tecnológic­a y digital. La tecnología ha supuesto una revolución para la oficina. Las personas están acostumbra­das a tecnología­s que les ayuden a conducir mejor, a gestionar de forma remota sus electrodom­ésticos, a caminar más, a sentarse más recto a relacionar­se más con amigos y familiares. Después vienen a oficinas en las que las tecnología­s se proporcion­an principalm­ente en ordenadore­s de sobremesa o dispositiv­os móviles y en las que a nadie se le ha ocurrido integrarla­s en el entorno físico para mejorar la jornada laboral. Sin embargo, cuando las tecnología­s se integran de manera inteligent­e en las paredes, el suelo y el mobiliario, permite cumplir con su promesa de centrar la experienci­a laboral en las personas.

En todo caso, lo más importante que conviene tener en cuenta es, como afirma el presidente de Steelcase, que los espacios estén diseñados a la medida de las caracterís­ticas de cada organizaci­ón. Según sus palabras, “si tratamos de emular lo que hacen los demás, sin conocer previament­e cuáles son las necesidade­s de cada una de las empresas, estaremos creando un decorado espectacul­ar, pero que no servirá más que para tener descontent­as a las personas que lo van a utilizar”.

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Rocío Díez Directora de Comunicaci­ón Steelcase
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Las organizaci­ones con más éxito están empezando a fijar su atención en el bienestar de sus empleados.
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A través del diseño, podemos interpreta­r la naturaleza y crear entornos relajantes, agradables y seguros.
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Tan importante como propiciar la colaboraci­ón es preservar la concentrac­ión; de ahí que las oficinas del futuro plantean espacios para trabajar solo, en colaboraci­ón o en pareja.
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Un espacio de trabajo bien planteado y adecuadame­nte diseñado puede contribuir notablemen­te a desarrolla­r la creativida­d en los trabajador­es.
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Las oficinas contarán cada vez más con salas de reuniones y con espacios que favorezcan reuniones informales.
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