CIC Arquitectura y Construcción
TEMAS DEL MES Un 2018 satisfactorio y estable para el transporte vertical
Actualidad y perspectivas del sector de elevación
“Crecimiento” es la palabra que más repiten los profesionales de la elevación para referirse a la situación de su sector en este último año. Crecen todas sus áreas de trabajo, pero especialmente la rehabilitación, su principal nicho de actividad. Lamentan el exceso de normativa y la falta de subvención y creen en un buen mantenimiento como sinónimo de seguridad y calidad. La eficiencia energética y el Internet de las Cosas (IOT) son algunos de los desafíos para un sector que está a la vanguardia mundial. TEXTO: PILAR HEATLEY
Apesar de que algunas voces del sector aseguran que la situación económica no invita al optimismo, lo cierto es que la percepción general de los profesionales de la elevación es de un crecimiento suave de la actividad y unas perspectivas cuanto menos positivas. Las cifras así lo apuntan: según el estudio ‘Sectores Ascensores’ del Observatorio sectorial
DBK de Informa, publicado en octubre, el año 2017 fue positivo para este mercado, alcanzando un crecimiento del 2,7%, con 2.245 millones de euros de facturación. Y, según prevé este mismo informe, 2018 también será un año de crecimiento. “Las previsiones para el cierre de 2018 apuntan a un crecimiento del mercado de alrededor del 2,5%, hasta el entorno de los 2.300 millones de euros”, explica este informe, que augura un buen futuro para el mantenimiento y la reparación, y mejor para el de la instalación. “El sector de la elevación está en una situación que podemos considerar satisfactoria y estable (…). España es uno de los países que está a la vanguardia mundial tanto en instalaciones como en exportaciones”, apunta José Manuel Rodríguez, presidente de la Comisión de Comunicación y Estadística de la Federación Empresarial Española de Ascensores (Feeda).
Según expone el informe de DBK, la “tendencia de fuerte crecimiento” del mercado de instalación de 2017 se repetirá también este año, estimando un aumento de esta actividad del 8%. En lo que se refiere a mantenimiento y reparación, se prevé un crecimiento inferior, de cerca de un 1%, que permitirá “superar los 1.800 millones de euros”. “El crecimiento sigue manteniéndose, con porcentajes todavía pequeños, pero se espera que se mantenga en esta línea los próximos ejercicios, aunque reseñamos que la situación económica no invita al optimismo…”, augura Juan Carlos Fernández Caparros, asesor técnico del Gremio de Ascensores de Cataluña (Gedac).
De la misma forma piensa Alfredo Lillo, director de Líneas de Negocio de Nuevas Instalaciones y Modernizaciones para España y Portugal de Schindler, quien
confirma que “tras pasar unos años de fuerte caída del volumen de mercado durante la crisis económica que marcó negativamente al sector, las perspectivas hoy en día son más positivas. Es cierto que el ritmo de recuperación en los últimos años no está siendo tan rápido como se preveía, ya que se está produciendo una cierta desaceleración y los objetivos de crecimiento no acaban de cumplirse, pero en líneas generales se sigue confiando en que finalmente se consolide un crecimiento sostenido, así como un aumento del empleo y recuperación del crédito”.
Mercado maduro y competitivo
Si hay algo que caracteriza a España en lo que a elevación se refiere es su carácter pionero, siendo uno de los países con más ascensores instalados, cerca de un millón en 2017, según datos de Feeda. Desde Gedac apuntan que España representa el 19% del total de la Unión Europea. Junto a Italia, Alemania y Francia, copa el 65% del total del parque de ascensores existente”. Otis va un paso más allá posicionando a España como “el segundo país del mundo en número de ascensores instalados y el que mayor ratio por habitante tiene”. Entre los motivos de este buen posicionamiento podríamos enumerar la mejora general de la situación económica, el despertar de la construcción, el gran número de construcciones en altura o el envejecimiento de la población. Según las últimas cifras de Feeda, “en 2017 se instalaron cerca de 15.000 elevadores, lo que supone un incremento moderado de nuevas unidades en torno al 0,2%. Esperamos una nueva mejora este año”, vaticinan desde la federación, de la misma manera que también esperan “mejoras en las cifras de empleo” como consecuencia.
Aunque más que la instalación, la actividad más importante para el sector en los últimos años es la rehabilitación y modernización de los elevadores, tal y como explican desde Schindler: “A diferencia de otros mercados europeos, España también otorga mucha importancia a la rehabilitación, ya que la existencia de un gran parque de edificios antiguos en nuestro país hace que todavía haya cerca de cuatro millones de edificios residenciales sin ascensor -según el último censo del INE-, y por ello hay una demanda creciente de rehabilitaciones de estos edificios, ya que se exige más accesibilidad conforme va envejeciendo la población, así como un mayor nivel de confort”.
De hecho, si durante la década anterior “el peso de la venta de ascensores para obra nueva era inusualmente grande en nuestro mercado comparado con otros países europeos”, como apuntan fuentes de Otis, “desde hace ya diez años la estructura de nuestro mercado ha cambiado claramente, volcándose hacia la rehabilitación y, por lo tanto, la modernización o sustitución de ascensores y su instalación en edificios que carecían de los mismos”, añaden.
BUENAS PERSPECTIVAS. Según apuntan desde Feeda, el sector de la elevación está en una situación que podemos considerar satisfactoria y estable. “España es uno de los países que está a la vanguardia mundial tanto en instalaciones como en exportaciones”, subrayan
Rehabilitar y modernizar
Tal y como hemos explicado anteriormente, la instalación de ascensores en obra nueva es una actividad que ha quedado relegada a un segundo plano. Según cifras del Gedac, en 2007 se instalaron cerca de 50.000 ascensores, mientras que en el año 2016 solo se alcanzaron las 16.550 unidades. Aunque sigue siendo una opción de crecimiento para el sector, los profesionales de la elevación han buscado una alternativa de negocio para capear los años de crisis económica: la rehabilitación ha asumido un papel fundamental para la supervivencia de esta actividad.
“Los esfuerzos (de los profesionales) se han encaminado a la rehabilitación en dos vertientes: la instalación de ascensores en edificios ya existentes (…) o la regeneración del propio parque”, explica Fernández Caparros. Y es que según las cifras que aportan desde el Gremi, se calcula que en España hay más de 1.200.000 edificios que carecen de ascensor y cerca de 500.000 ascensores tienen entre 25 y 50 años de antigüedad, lo que hace necesaria “su modernización para acercarlos al mismo nivel de seguridad del que disponen los nuevos”.
En esta misma línea se pronuncia el presidente de la Comisión de Comunicación de Feeda, quien destaca que “ha habido un incremento importante de instalaciones en edificios existentes debido al establecimiento de normas y regulaciones en materia de accesibilidad, impulsadas principalmente por las distintas administraciones”. Aunque asegura que el sector ha hecho un esfuerzo importante en los últimos años, “aún queda mucho camino por recorrer en este aspecto, en un país en el que prácticamente la mitad de la edificación tiene algún problema de accesibilidad”.
Mientras que la regulación ha sido un revulsivo para fomentar la accesibilidad en edificios existentes, en lo que se refiere a la regeneración del propio parque de ascensores, Fernández Caparros, asesor de Gedac, espera “que las Administraciones aprueben un paquete de medidas donde se especifiquen las actuaciones a realizar en todos los ascensores existentes con el objetivo de la mejora de seguridad”.
Mucha normativa, poca subvención
Preguntados por cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan los profesionales del sector de la elevación a la hora de instalar ascensores en edificios existentes, todos coinciden en el exceso y
contrariedad de la normativa en algunos casos, además de las dificultades de financiación para los usuarios. Desde Gedac critican la “falta de una única ley que determine y regule los aspectos que influyen en la instalación”. “Existe un excesivo marco legal, que en algunas ocasiones es incluso contradictorio, que en nada clarifica la actuación de quien debe dar el visto bueno a la instalación”, asegura el asesor técnico del Gremi Juan Carlos Fernández Caparros. El segundo obstáculo para los profesionales de Cataluña está en el coste de la instalación “y las dificultades de encontrar financiación para los propietarios, siendo la subvención en una gran mayoría el medio del que disponen para llevar a cabo dicha obra”.
“En Otis tenemos como objetivo conseguir un mundo sin barreras y creemos que toda ayuda es poca para lograrlo. En nuestra experiencia, vemos que, en muchos casos, no se trata solo de la concesión de ayudas, sino que la posibilidad de financiación, por ejemplo, posibilita en muchos casos la instalación de equipos para mejorar la accesibilidad. Disponemos no solo de ascensores, sino de elevadores domésticos, monta-sillas, salva-escaleras, escaleras mecánicas…, además de ofrecer un servicio ‘llave en mano’ a nuestros clientes que no tienen que preocuparse de obras auxiliares, permisos municipales, etc.”, explican a esta revista desde Otis.
De la misma manera se pronuncian desde Feeda, quienes además encuentran otros obstáculos, como conseguir un correcto asesoramiento para acometer las obras. “Las comunidades de propietarios necesitan estar bien asesoradas tanto desde el punto de vista técnico -en lo relativo a ejecutar la solución más idónea en su edificio-, como desde el administrativo -a la hora de conocer el marco reglamentario que se debe aplicar, así como las posibles subvenciones existentes en su ayuntamiento o comunidad autónoma-. Desde mi punto de vista tenemos una responsabilidad compartida propietarios, administradores de fincas, arquitectos y arquitectos técnicos, empresas del sector y, por último, las distintas Administraciones”, sentencia José Manuel Rodríguez, presidente de la Comisión de Comunicación de la federación.
Ayudas y financiación
Aun a pesar de que las ayudas de la Administración sean escasas y puedan ser percibidas como un obstáculo para algunos profesionales, éstas son a su vez un incentivo fundamental teniendo en cuenta los costes de las obras de los elevadores. El caso de Barcelona es un buen ejemplo. Desde el año 2008, el Gremi de Ascensores colabora con las campañas de instalación de ascensores promovidas por el Ayuntamiento, a través del Patronato y del Instituto Municipal del Paisaje Urbano. Gracias a esta colaboración han logrado instalar en la Ciudad Condal “más de 2.000 ascensores, dando accesibilidad a cerca de 68.000 ciudadanos, con un presupuesto de más de 185 millones de euros y con una subvención que alcanza los 78 millones”. “¡Es un factor altamente decisivo!”, destacan desde el Gremi.
“Todas las ayudas son bien recibidas” para Feeda, aunque José Manuel Rodríguez no pierde de vista el gran esfuerzo “que están haciendo las empresas para ayudar a la financiación de la instalación de elevadores, sobre todo en comunidades de propietarios
pequeñas donde deben acometerse desembolsos mayores por vecino”. Un ejemplo de ello es la marca Helvetia, tal y como explican desde Schindler, que “ofrece comodidades como la financiación de la obra en condiciones más ventajosas que las ofertadas por el mercado. Nuestros clientes pueden realizar los pagos de la obra a lo largo de cinco años con unos intereses muy competitivos”, afirman.
Mantenimiento, sinónimo de seguridad
En el último eslabón de la cadena en la que se divide la actividad del transporte vertical, encontramos el mantenimiento y la reparación. El último, pero no por ello el menos importante, puesto que, tal y como explican los profesionales de esta actividad, su eficiencia favorecerá la seguridad de lo que ellos mismos califican como “el medio de transporte más seguro del mundo”. Desde Schindler, por ejemplo, aseguran que “el mantenimiento de equipos sigue siendo la línea de negocio fundamental, al tratarse además de una medida obligada por las distintas legislaciones que afectan al transporte vertical -europea, estatal y autonómica-. Pero, además, se trata de un requisito necesario para alargar la vida útil de las instalaciones”, recuerda Alfredo Lillo.
Mientras que en el año 2017 la actividad de mantenimiento y reparación creció un 1,4%, alcanzando los 1.790 millones de euros, la perspectiva para 2018, según datos del informe de DBK, es de un crecimiento de en torno al 1%, unos 180 millones de euros. “Estadísticamente se aprecia que en España los ascensores realizan una media de 250 millones de viajes transportando una media de 375 millones de pasajeros. A pesar del impacto mediático que tiene un accidente de ascensor, es sin dudarlo el medio más seguro. Para que esto sea posible, además del diseño y fabricación, el mantenimiento juega el papel clave de la seguridad”, aseguran desde el Gremi.
Desde Feeda reiteran lo anteriormente referido, pero lamentan que la realización de este mantenimiento por profesionales autorizados en ocasiones se escapa de la regulación. “En España está regulado y existen organismos de control encargados de la vigilancia, que tienen que velar para que las inspecciones se lleven a cabo a través de empresas autorizadas. Lamentablemente, existe cierta dispersión a nivel autonómico, lo que dificulta en alguna medida la actuación de las empresas con cobertura interregional. Actualmente se está elaborando una norma de mantenimiento para regular y armonizar los requisitos a nivel nacional, en la que desde Feeda estamos tomando una parte muy activa”, explica Rodríguez.
CONSTANTE EVOLUCIÓN. La innovación tiene que llegar a todos los rincones de nuestras ciudades y, por esa razón, el sector del transporte vertical sigue evolucionando y superando retos y barreras, en opinión de Schindler
Por la accesibilidad universal
A pesar de que la accesibilidad es un requisito más a tener en cuenta en el concepto ideal de edificio, además de otros factores como la eficiencia energética o el confort, la concienciación es una realidad, pero no así la accesibilidad universal. Tal y como asevera José Manuel Rodríguez de Feeda, en muchas ocasiones el ascensor “no es un lujo, sino una necesidad social”. Así lo confirma Alfredo Lillo, de Schindler, quien considera que un ascensor, además de aumentar el valor inmobiliario del edificio, también mejora la calidad de vida de los viajeros, “sobre todo en el caso de familias con niños, personas con capacidades diferentes o de edades avanzadas que necesitan facilidades para sus desplazamientos diarios”. Todo ello sin olvidar, tal y como explica Lillo, que de la misma manera que se demanda la accesibilidad según va envejeciendo la población, también se exige “un mayor nivel de confort”.
“Hay personas mayores y discapacitadas que se pasan meses sin poder salir a la calle”, lamenta Rodríguez. De tal manera que cree que la sociedad está concienciada pero no olvida la otra cara de esta realidad social y es que “el asunto económico pesa y la Administración aún no ha sido capaz de garantizar la accesibilidad universal”. Así lo creen también desde el Gremi de Ascensores de Cataluña, quienes aseguran que “aún falta camino por recorrer” y confían en que “las Administraciones ayudarán en esa concienciación”.
Más desafíos
Queda claro que la accesibilidad universal es un desafío para este sector, pero también existen otros muchos que abarcan desde el confort del ascensor, la eficiencia energética o la digitalización. “En los últimos años se están incorporando cada vez más medidas de seguridad, ecoeficiencia y confort a los ascensores. Por otro lado, y en relación con el reto de la carrera digital, la industria ya es capaz de diagnosticar y reparar averías sin necesidad de acudir al lugar donde está instalado el elevador, entre otros avances tecnológicos”, explica a esta revista José Manuel Rodríguez de Feeda.
De la misma forma se expresan los fabricantes, como Alfredo Lillo de Schindler, quien reconoce que uno de los “desafíos presentes y futuros es la inclusión de la tecnología como sinónimo de mejora en aspectos como la calidad de vida con equipos cada vez más inteligentes, la seguridad, la facilidad de uso o la eficiencia, además de poder ofrecer una información más predictiva y una comunicación más amplia y directa”. Desde el punto de vista del servicio al usuario, José Manuel Rodríguez expone que la tecnología está permitiendo “redirigirle hacia el ascensor que le lleve más rápido a su destino en horas punta en lugares muy concurridos (…), llamar al ascensor desde el teléfono móvil, controlar con nuestro dispositivo todas las puertas de acceso al edificio (garaje, vestíbulo…) sin necesidad de apretar un botón”. Respecto a la eficiencia energética, y tal y como nos explica el representante de Feeda, “el campo es también muy amplio y va desde la simple instalación de iluminación LED en la cabina hasta los sistemas más sofisticados de regeneración energética que utilizan las maquinarias”.
Por último, y desde el punto de vista de la digitalización, Rodríguez destaca el desarrollo de las plataformas de Big Data, Cloud Computing e Internet de las cosas (IOT). Como señala Alfredo Lillo, de Schindler, “la innovación tiene que llegar a todos los rincones de nuestras ciudades y, por esa razón, el sector del transporte vertical sigue evolucionando y superando retos y barreras. La digitalización y en el Internet de los Ascensores y Escaleras Mecánicas (IOEE) nos permitirá alcanzar ese siguiente nivel de movilidad que exige el presente y futuro de nuestras ciudades y, por ello, en Schindler estos servicios son una realidad desde hace años y una apuesta clara también de futuro”. En definitiva, y tal y como concluye José Manuel Rodríguez, de Feeda, se “abre un camino fascinante en el que muchas compañías ya están trabajando para ofrecer a los usuarios un mundo de servicios en algunos casos hoy difíciles de imaginar”.