CIC Arquitectura y Construcción
Asociación de Ciencias Ambientales (ACA)
Desde nuestro punto de vista, el sector de la edificación se enfrenta a grandes retos que nos gustaría poder mencionar: El usuario. Por un lado, se enfrenta al reto de poner al usuario en el centro de todo, lo que significa que el interés primordial del sector tiene que pasar por mejorar las condiciones y la calidad de vida del usuario, no por lograr la máxima rentabilidad de la intervención. Poner al usuario en el centro significa mucho, entre otras cosas, atender a las necesidades particulares del mismo, dotar a la edificación de flexibilidad frente a las nuevas tipologías de hogares que existen y primar la protección de su salud y su confort, entre otras muchas cosas.
Pobreza energética. El segundo reto está muy ligado al primero; de hecho, lo complementa. El usuario debe ser el centro de las actuaciones, pero ello conlleva que se ha de establecer un marco que permita rehabilitar y construir nuevos edificios también para los usuarios de bajos ingresos. El sector tiene que contribuir a poner fin y prevenir las situaciones de pobreza energética mediante las actuaciones de rehabilitación del parque de edificios existente y a través de la obra nueva que se construya, bajo la premisa de alcanzar edificios con una muy baja demanda energética.
Adaptación al cambio climático. El sector tiene que proporcionar edificios que sean capaces de adaptarse al cambio climático y a las consecuencias que del mismo se derivan. Construir o rehabilitar sin tener en cuenta los escenarios crecientes de olas de calor extremo cada vez más frecuentes, sequías o lluvias torrenciales sería no tener en cuenta una componente que cada vez será más influyente en el día a día de nuestros edificios y entornos urbanos. En este tipo de medidas habrá que tener en cuenta diferentes escalas, tanto el propio edificio como la escala de barrio o ciudad.
Mitigación cambio climático. De igual modo, el sector debe contribuir a la lucha contra el cambio climático y cumplir los objetivos marcados de cara a 2030 y a 2050, momento en el que habrá de alcanzarse la descarbonización del sector. Los edificios Nearly Zero Energy Building (NZEB) son ya el estándar que hay que seguir y aplicar a la obra nueva, pero conceptualmente también habrá de marcarse objetivos exigentes para los edificios existentes, que constituyen la mayor parte del parque de edificios. La baja demanda de energía, la máxima eficiencia energética de las instalaciones y la inclusión de las fuentes de energía renovable marcan los pasos a seguir.
Financiación. Aprovechar fondos existentes y fomentar la colaboración entre agentes, tanto públicos como privados, para el impulso decidido de las actuaciones de rehabilitación. Se ha identificado una falta de coordinación, optimización y armonización entre los instrumentos que aplican los fondos europeos, el fondo nacional de eficiencia energética y aquellos que se puedan derivar de políticas específicas de vivienda o de las políticas de cambio climático. Además, es necesario analizar hasta qué punto los hogares vulnerables se están beneficiando de los esfuerzos para mejorar la eficiencia energética de viviendas. Ejemplos como el Plan MAD-RE del Ayuntamiento de Madrid marcan una senda que debe ser creciente; primar las actuaciones que mejoren la eficiencia energética, priorizar hacia las áreas más vulnerables y compatibilizar fondos y ayudas de diferentes administraciones.
Priorización. Se considera necesario establecer una hoja de ruta para renovar el parque de edificios existente que se encuentra en un estado inadecuado en términos de eficiencia
energética, accesibilidad y seguridad. Se propone, para ello, empezar por las viviendas sociales, ocupadas por hogares con ingresos más bajos, para continuar con toda vivienda privada que obtenga algún tipo de beneficio público y, en tercer lugar, con el resto de viviendas privadas del parque de edificios.
Gentrificación. El sector, quizás sobre todo los decisores políticos, deben poner en marcha mecanismos para evitar dinámicas de gentrificación o desahucio por rehabilitación
(low-carbongentrification o renoviction) que desplacen a hogares vulnerables de las viviendas eficientes y de calidad y acaben generando guetos energéticos, proceso que se produciría en mayor medida entre aquellos hogares en régimen de alquiler. Alquiler. El sector tiene que establecer mecanismos que permitan evitar que las obras de rehabilitación se paralicen en las viviendas en situación de arrendamiento, por no ser el propietario quien se beneficia directamente de la mejora pero sí el que asume el coste de la renovación, cuestión que normalmente deriva en un incremento de la renta de alquiler. Se deben establecer mecanismos que desbloqueen esta situación, especialmente cuando se conceden ayudas y que faciliten que el usuario de la vivienda sea quien asuma el coste de la mejora (modelo Green Deal Finance).
Tecnología. La edificación no puede seguir viviendo al margen de la tecnología. Opciones como la domótica, la digitalización, sensorización y el IOT no pueden quedarse al margen del sector y suponen otro reto. Parece poco razonable que en los coches sea un elemento primordial y en nuestros edificios sea considerado, en ocasiones, un elemento futurista.
El sector debe contribuir a la lucha contra el cambio climático y cumplir los objetivos marcados de cara a 2030 y a 2050. Los edificios Nearly Zero Energy Building (NZEB) son ya el estándar que hay que seguir y aplicar a la obra nueva, pero conceptualmente también habrá de marcarse objetivos exigentes para los edificios existentes, que constituyen la mayor parte del parque”
Objetivos claramente conocidos
Desde ACA pensamos que los retos y los objetivos que se deben alcanzar son claramente conocidos. Numerosos estudios y la Estrategia de Rehabilitación de Edificios a largo plazo han puesto sobre la mesa el objetivo que tenemos por delante. Lo cierto es que no nos podemos permitir seguir contando con un parque de edificios existente que derrocha energía, que tiene un gran impacto en la economía y las emisiones de gases de efecto invernadero y que permite que haya millones de familias padeciendo situaciones como la pobreza energética. Nuestros estudios sobre esta problemática siempre han apostado por la mejora de la edificación como una solución a largo plazo frente a la pobreza energética y seguimos apostando por ello. Los retos están claros, las soluciones tecnológicas y constructivas se conocen, el cambio climático no nos permite esperar y las familias merecen que sus edificios protejan su salud y su calidad de vida.