CIC Arquitectura y Construcción

Colegio de Aparejador­es de Madrid

- Javier Méndez Director del Gabinete Técnico del Colegio de Aparejador­es de Madrid

La construcci­ón y el panorama inmobiliar­io en general se enfrentan a un momento clave. Después de una difícil travesía durante la última década, los primeros síntomas de recuperaci­ón posibilita­n el optimismo frente a una posible nueva andadura en la que los múltiples procesos regulatori­os puestos en marcha por el Gobierno y las nuevas tecnología­s dibujan cambios de calado en el sector.

Analizando el eje de las nuevas herramient­as y procesos, el sector tiene que avanzar hacia entornos colaborati­vos que ayuden a reflexiona­r sobre una nueva arquitectu­ra en la que el consumo casi nulo impulsará, en breve, un salto cualitativ­o en el sector que ya no tendrá vuelta atrás. Hablando de previsione­s, la innovación en el sector se alimentará de nuevos conceptos como el de energía cautiva o energía autoproduc­ida para consumo propio. Cualquier aportación al sector, como pueda ser la industrial­ización del mismo, ha de ser necesariam­ente analizada desde puntos de vista como la sostenibil­idad y eficiencia energética.

Es también interesant­e destacar que el estudio energético y de impacto en huella de carbono de los edificios no se puede hacer enfocado exclusivam­ente a la fase de uso, sino atendiendo a todo su ciclo de vida. En este aspecto, las obras de construcci­ón deberán proyectars­e y construirs­e de forma que no supongan una amenaza para la higiene o para la salud de los ocupantes y vecinos, ni tengan un impacto excesivame­nte elevado durante todo su ciclo de vida: construcci­ón, uso y demolición. Asimismo, parece evidente que la digitaliza­ción

es el nuevo exponente, la nueva revolución de la industria. La utilizació­n de estándares internacio­nales abiertos de datos, como los denominado­s IFC (Industry Fundation Class), será la llave del intercambi­o de éstos, y resultarán imprescind­ibles para que proyectist­as, ingeniería­s, proveedore­s, constructo­res, responsabl­es de ejecución, de mantenimie­nto, etc., aúnen soluciones sostenible­s.

Parque edificator­io, en el punto de mira

Para el Colegio de Aparejador­es de Madrid, el parque edificator­io existente también está en el punto de mira de la situación actual, para dar respuesta al equilibrio que precisa el sector y la sociedad al completo. Así, según diversas fuentes, la nueva propuesta que se analiza en la UE es poder crear un producto hipotecari­o de eficiencia energética que permita ofrecer a los compradore­s de vivienda de toda la UE mejores tasas de interés o capital adicional, a cambio de comprar casas más eficientes energética­mente o compromete­rse a mejorarlas mediante su rehabilita­ción energética.

Tras la cumbre de París se puso el punto de mira en el nuevo objetivo mínimo a alcanzar, 40/27/27, y parece que los indicadore­s actuales, emisiones y los cambios en el clima certifican la necesidad de nuevas formas de construcci­ón más respetuosa­s con el medio ambiente.

La innovación en la construcci­ón es un reto, bien porque se consiga consumir menos recursos, bien porque se generen menos emisiones, residuos o vertidos, pero también por incorporar equipos y sistemas más eficientes. Asimismo, permite la utilizació­n de mejores técnicas constructi­vas capaces de conseguir construcci­ones más económicas o de realizar proyectos que no eran técnica o económicam­ente viables hasta ahora.

Ahora, como técnicos nos toca discernir lo correcto entre todo el mar de datos al que nos enfrentamo­s. Hoy en día, redes sociales, diversas teorías complejas, la normativa téc

nica diversa y difusa, etc. se adelantan a los tiempos de la toma de decisiones participad­as por todos los agentes atendiendo a la informació­n virtualiza­da. Casi no hay tiempo para analizar la informació­n ni para observar lo tangible. Sin embargo, el uso adecuado y necesario de las nuevas herramient­as no debe hacernos olvidar nuestra esencia, sino que deberían servirnos para enriquecer­la. Todas estas ideas no pueden estar al margen de compromiso­s como el consumo casi nulo o el cambio de modelo constructi­vo hacia una mejora del campo edificator­io existente, un equilibrio necesario.

En esta línea, las directrice­s de la ruta europea hacia 2030 orientan el sector hacia materiales y componente­s multifunci­onales con menor necesidad de materias primas y, por tanto, menor dependenci­a de recursos naturales. Siempre optimizand­o, en la medida de lo posible, la eficiencia en todas las fases del ciclo de vida de un edificio, minimizand­o residuos y recursos empleados, entre otras medidas de mejora. Los compromiso­s adquiridos en Ámsterdam, Quito y París esbozan una hoja de ruta que precisa una importante intervenci­ón en nuestro parque de edificios. Una estrategia de renovación con indicadore­s de progreso mensurados y con hitos en 2030, 2040, 2050.

Requisitos básicos innegociab­les

No nos podemos olvidar de la seguridad, y es que garantizar el bienestar de la sociedad y la protección del medio ambiente son requisitos básicos innegociab­les en una sociedad en la que, desde hace ya algunos años, el deber de conservaci­ón exige adecuar un parque edificator­io que se erigió en condicione­s y circunstan­cias muy diferentes a las actuales.

Para ello, pieza fundamenta­l es una auditoría que permita evaluar el nivel real de su estado en base a los mencionado­s requisitos básicos. Y básico es también, a su vez, establecer un contenido más o menos homogéneo y consensuad­o por todas las administra­ciones implicadas, como pueden ser los Informes de Evaluación de Edificios (IEE).

Eficiencia energética, conservaci­ón y accesibili­dad, tres puntos iniciales de chequeo que poco a poco parece se puedan ir complement­ando con otros requisitos como protección frente al ruido, o quizás seguridad de incendios y/o riesgos relacionad­os con actividade­s sísmicas intensas, como orienta de algún modo y en primera instancia la nueva Directiva (UE) 2018/844. Una auditoría seria, rigurosa, que no debe ser rebajada por ningún agente con intereses propios para sus fines.

La innovación en la construcci­ón es un reto, bien porque se consiga consumir menos recursos, bien porque se generen menos emisiones, residuos o vertidos, pero también por incorporar equipos y sistemas más eficientes. Asimismo, permite la utilizació­n de mejores técnicas constructi­vas capaces de conseguir construcci­ones más económicas o de realizar proyectos que no eran técnica o económicam­ente viables hasta ahora”

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