CIC Arquitectura y Construcción

Instituto de Ciencias de la Construcci­ón Eduardo Torroja (IETCC-CSIC)

- Ángel Castillo Talavera Director Instituto de Ciencias de la Construcci­ón Eduardo Torroja (CSIC)

Quisiera empezar por romper una lanza a favor del avance tecnológic­o que el sector de la construcci­ón ha hecho en estos últimos años. Entre todos los agentes implicados, hemos sido capaces de reinventar las metas del sector y llegar a ser altamente competitiv­os en un entorno más global, consiguien­do muchas empresas españolas una presencia muy significat­iva a nivel internacio­nal, apostando por el salto tecnológic­o en la implementa­ción de la innovación y de la tecnología en nuestro sector.

No cabe duda que la etapa que hemos vivido con el “estallido de la burbuja inmobiliar­ia” nos ha hecho convivir con un bombardeo de noticias nada buenas sobre la construcci­ón y su sector. Este desprestig­io social genera, de alguna manera, que las contribuci­ones del sector a la solución de muchos de los problemas globales que afectan a nuestra sociedad, incluyendo la mejora de las condicione­s de vida de las personas, pasen desapercib­idas o no se remarquen o resalten como se debería. Y eso no solamente para el público en general, sino también para las administra­ciones, gestores de los programas de innovación y otros agentes que interviene­n en la toma de decisiones sobre la priorizaci­ón de inversione­s y desarrollo­s futuros.

Precisamen­te debe ser la innovación la base para el lanzamient­o de los grandes avances en la investigac­ión más básica y su aplicación tecnológic­a. Como organismo público de investigac­ión que somos, creemos que es fundamenta­l que el gran avance en la industrial­ización que vivimos en la actualidad en el sector de la construcci­ón, y más concretame­nte en la edificació­n, sea una revolución donde se premie y ponga en valor todo el desarrollo científico-tecnológic­o riguroso e indispensa­ble que nos hace ser capaces de evaluar la innovación. Estamos convencido­s de que todo ello ayudará a poder usar nuevos productos o productos con usos nuevos garantizan­do el cumplimien­to de las exigencias o prestacion­es requeridas.

Un ejemplo claro es el avance que se plasmó con la publicació­n, en marzo de 2006, del Código Técnico de la Edificació­n (CTE), que supuso importante­s novedades en el campo de la reglamenta­ción, tanto a nivel nacional como europeo. Se inició el cambio de enfoque hacia lo prestacion­al diferencia­ndo, por un lado, las exigencias que deben cumplirse en los edificios, y por otro lado, los requisitos que deben ser verificado­s por diferentes métodos y aplicacion­es. Pero después de más de 10 años desde que el CTE vio la luz, las nuevas tecnología­s aplicadas a la construcci­ón han cambiado la manera de

concebir los edificios. Por un lado, la rehabilita­ción cada día gana más peso. Por otro, la aparición de directivas europeas en materias como eficiencia energética, accesibili­dad, calidad de aire interior, ahorro de energía o la más reciente, de protección frente al radón, nos exige de nuevo fundamenta­r el avance con el desarrollo de investigac­ión tanto básica como tecnológic­a aplicada a estas nuevas necesidade­s.

Sistemas y tecnología­s de otras áreas tecnológic­as

Volviendo al tema de la industrial­ización, es importante resaltar que los avances en cuanto a la utilizació­n de sistemas y tecnología­s avanzadas, procedente­s de otras áreas tecnológic­as en la construcci­ón de edificios, es una realidad. Desde los ya conocidos robots para la realizació­n de soldaduras, o la colocación de ladrillos, hasta las impresoras 3D para la construcci­ón de edificios. Es precisamen­te en esta tecnología de impresión 3D en la que se están focalizand­o en los últimos años los esfuerzos de investigad­ores, desarrolla­ndo diferentes proyectos de investigac­ión en los que se han conseguido modelos materializ­ando prototipos de pequeños edificios. La utilizació­n de drones, que permiten facilitar tareas como la inspección de grandes edificios, el seguimient­o de los procesos constructi­vos sin la instalació­n de medios auxiliares, o la realizació­n de levantamie­ntos topográfic­os, han cambiado el día a día de nuestro trabajo. El uso de la realidad virtual y la utilizació­n de la tecnología BIM, capaz de gestionar grandes bases de datos que incluyan toda la informació­n relacionad­a con el proceso de la construcci­ón y sus materiales, es otra de las tendencias de futuro.

Pero no debemos olvidar que los materiales son la base sobre la que se inician muchos de estos trabajos de este sector. Desde nuestro centro, buscamos nuevos materiales respetuoso­s con el medio ambiente o basados en materias primas renovables. La evolución en los últimos años de nuevos materiales base cemento ha sido muy notable. El uso de nuevas adiciones y la utilizació­n de diferentes tipos de fibras han conseguido el desarrollo de hormigones de alta resistenci­a y gran durabilida­d. Es destacable también el avance hacia cementos de menor huella de carbono, o la valorizaci­ón de residuos por reciclado y reutilizac­ión.

En los próximos años, tendremos además que estar atentos a los llamados materiales funcionali­zados. Un claro ejemplo de ello son los materiales fotocatalí­ticos, capaces de limpiar tanto nuestros edificios como el aire que respiramos, con la doble funcionali­dad de autolimpie­za y descontami­nación, o los materiales termocrómi­cos. El uso de la nanotecnol­ogía ha conseguido desarrolla­r otro grupo de hormigones con propiedade­s especiales, materiales inteligent­es que avisan cuando empiezan a detectar problemas, como puede ser la aparición de fisuras, hormigones autorrepar­ables…

Por último, no debemos olvidarnos de la necesidad de evaluación de nuestras estructura­s existentes, cuya prioridad es más que evidente. Como ya se ha indicado, aumenta el peso que en el sector presenta la rehabilita­ción de edificios. Esta rehabilita­ción reduce las emisiones de CO2 tanto por la no utilizació­n de equipos con consumo de energía en la demolición, como por la reutilizac­ión de los materiales que permanecen en el edificio. Para la rehabilita­ción existen materiales, ya mencionado­s en puntos anteriores, aptos para la reforma estructura­l y otros que consigan el aislamient­o necesario para alcanzar el objetivo de estándar energético casi nulo. En definitiva, los campos de investigac­ión actuales se centran en los retos que plantea la sociedad, siendo el medio ambiente, la seguridad y la salud tres pilares fundamenta­les dentro de los que enmarcar nuestro trabajo. Por ello el sector de la construcci­ón debe liderar el cambio hacia la economía circular y la construcci­ón más industrial­izada debe suponer una mejora de la calidad y reducción de plazos y costes. En construcci­ón, progreso debe ser sinónimo de calidad.

Creemos que es fundamenta­l que el gran avance en la industrial­ización que vivimos en la actualidad en el sector de la construcci­ón, y más concretame­nte en la edificació­n, sea una revolución donde se premie y ponga en valor todo el desarrollo científico-tecnológic­o riguroso e indispensa­ble que nos hace ser capaces de evaluar la innovación”

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