CIC Arquitectura y Construcción
Es hora de dar el salto, ¿estamos preparados?
Pensando en el futuro de un sector tan estratégico para la economía como es el de la construcción, me vino a la cabeza la fábula de la rana y el agua hirviendo, que con seguridad han oído más de una vez: una rana cae accidentalmente en un cazo con agua hirviendo y de un salto escapa del peligro mortal. Poco después, vuelve a caer, esta vez el agua fresca está tibia por lo que se queda plácidamente nadando, sin apreciar que el cazo está sobre el fuego calentándose. Al no advertir el cambio de temperatura, esta vez no salta y acaba muriendo antes que el agua rompa a hervir. Pensando en esta fábula, propongo una reflexión: ¿nuestro sector ha tomado consciencia de los efectos sufridos por la crisis de estos últimos diez años? ¿Hemos recogido resultados advirtiendo los cambios que se están dando a nuestro alrededor?
Es un hecho que el sector está asistiendo a grandes transformaciones, que van mucho más allá de la construcción y de las que todos los agentes del sector deberíamos tomar nota para, por un lado, evitar en lo posible efectos traumáticos -más allá de los que ya hemos sufrido-, y para aprovechar lo antes posible y de la mejor forma las indudables oportunidades que se presentan con responsabilidad social. El mundo nos está mirando.
¿Qué conciencia tenemos de lo que está pasando a nuestro alrededor? Éstos son algunos de los hechos que me parecen más significativos e impactantes. En primer lugar, se están dando profundos cambios demográficos. Hoy, una de cada dos personas vive en ciudades. En 2050, serán tres de cada cuatro personas, casi el 75% del total. Significa que habrá más ciudades pero, sobre todo, que muchas de ellas serán inmensas, de decenas de millones de habitantes. Si analizamos un poco más de cerca este fenómeno, y nos fijamos, por ejemplo, en los grupos de
edad de los habitantes, veremos que esa población urbana en Europa está envejeciendo. Las ciudades españolas, en particular, darán cobijo a la población más longeva del planeta (se espera que para el año 2050 seamos el país con mayor esperanza de vida). Es natural, los baby boomers están empezando a jubilarse, lo que nos lleva a centrar la atención en otro aspecto demográfico de gran trascendencia: el desequilibrio cada vez mayor entre las personas que cotizan para la jubilación y las que reciben una pensión o, visto de otro modo, el vertiginoso aumento de las personas que ya no trabajan.
Y ¿qué pasa con los que empiezan a trabajar ahora? Los millennials, por ejemplo. Son públicos nuevos, con necesidades absolutamente divergentes de los públicos “tradicionales” en todos los órdenes de su vida: laboral, de ocio, de relaciones, de consumo y de expectativa. A estos cambios sociodemográficos debemos sumar otras realidades como son los movimientos migratorios y la presencia de cada vez más
mujeres en todos los sectores productivos, así como en la toma de decisiones. La sucesión de todos estos procesos tiene lugar, además, en un entorno medioambiental amenazado y en constante riesgo, y en mundo cada vez más conectado y digitalizado.
Responsabilidad de aportar soluciones
Nuestra forma de entender y afrontar estos fenómenos marcará nuestro devenir como sector. La construcción ha sido desde siempre un sector transformador, tanto por conocimiento como por potencia productiva, y tenemos experiencia en abordar grandes retos. Sin embargo, tenemos la responsabilidad de comprometernos con estos nuevos escenarios y aportar las soluciones que se nos demandan.
En mi opinión y desde la experiencia al frente de Sorigué y como presidenta del salón emblemático de la construcción en España -Barcelona Building Construmat-, ya estamos en este camino y podemos ofrecer datos positivos. Como señalan los indicadores del sector, la construcción en España lleva más de dos años creciendo, incluso a ritmos más altos que otros sectores como la industria y que otros países de nuestro entorno. Por otro lado, estamos empezando a suplir, aunque a ritmos todavía insatisfactorios, gaps históricos del sector, como el de la digitalización y la ausencia de mujeres en puestos directivos.
Estamos ya ofreciendo soluciones viables a muchos de los retos que se nos presentan. Las herramientas BIM, que favorecen la interconexión entre agentes de la construcción, y la eficiencia y rapidez de los procesos son ya una realidad. Igualmente, se están empezando a acercar posiciones con las Administraciones Públicas para mejorar la colaboración público-privada, imprescindible para abordar con suficiente cobertura las necesarias intervenciones en infraestructuras, tanto en construcción como en mantenimiento. Por último, ya existen todo tipo de soluciones (en equipos, materiales y procesos) para ofrecer instalaciones y edificios de consumo energético mínimo (nearly zero), lo que reducirá considerablemente las necesidades energéticas a pequeña y gran escala. En paralelo, está llegando savia nueva al sector: mujeres, millennials, generación zeta están ingresando en las plantillas de las grandes empresas, aunque también lo hacen a través del fenómeno creciente de las start-ups. Estamos asistiendo al nacimiento de una conciencia cada vez más enriquecedora, vital e innovadora, que está generando efectos muy positivos: nuevas ideas y proyectos, nuevas fórmulas de colaboración, nuevas formas de afrontar retos emergentes.
Creo que es hora de dar el salto y lo estamos haciendo. El sector de la construcción es consciente de los cambios, ya está adaptándose y ofreciendo respuestas viables, desde el propio sector y en colaboración con un número cada vez mayor y más variado de agentes. Además, hay un aspecto del que, como representante de una empresa del sector, me siento particularmente orgullosa: actuamos con cada vez mayor responsabilidad social. Creo que es un camino de no retorno y como presidenta del salón Bbconstrumat, les animo a que asistan a la próxima edición, que comienza este próximo 14 de mayo, para comprobarlo.
Estamos asistiendo al nacimiento de una conciencia cada vez más enriquecedora, vital e innovadora, que está generando efectos muy positivos: nuevas ideas y proyectos, nuevas fórmulas de colaboración, nuevas formas de afrontar retos emergentes”