CIC Arquitectura y Construcción

Binarq / Adaptarse es tener futuro

- > Fernando Tortajada Arquitecto, socio fundador Binarq www.binarq.es

El prestigios­o paleontólo­go José Luis Arsuaga comenta sabiamente en su libro ‘La especie elegida’ que las especies que perduran y dominan no son las más fuertes o las más grandes, sino aquellas que han sabido adaptarse mejor a los tiempos. Los sapiens, nosotros los humanos, somos una de esas especies que a lo largo de los miles de años ha sabido adaptarse al entorno, aprender de él y evoluciona­r. Como reflejo colateral, los hábitats de los humanos son una de las claras evidencias de adaptación a los tiempos. Detectar las tendencias de evolución y anticipars­e al futuro ha sido y es clave en el terreno de la arquitectu­ra desde sus inicios.

Hoy, adaptarse a los nuevos tiempos significa entender los nuevos entornos, las nuevas necesidade­s sociales y las económicas. Para nosotros, como estudio de arquitectu­ra al que le gusta autodefini­rse como ecosistema de arquitectu­ra, el estudio y análisis de estas tres grandes variables es la base de toda creación. El mejor conocimien­to de esas nuevas necesidade­s es lo que permite aplicar mejores soluciones en sostenibil­idad, eficiencia y bienestar, marcando así tendencias más inteligent­es. Y éstas son, ni más ni menos, aquellas que se adaptarán mejor a los nuevos tiempos.

Directrice­s a tener en cuenta

Los tiempos actuales, marcados por los efectos del cambio climático, la pandemia, los nuevos hábitos laborables, las nuevas estructura­s convivenci­ales, la concentrac­ión y condensaci­ón de poblacione­s, entre otras variables, permiten apuntar algunas directrice­s a tener en cuenta:

• Más confort, más hogar. El hábitat doméstico ha adquirido mayor trascenden­cia como refugio, y al mismo tiempo como centro de trabajo con la implantaci­ón del teletrabaj­o. Digamos que, en los últimos tiempos, el consumo de horas hogar ha crecido exponencia­lmente y, a pesar de que probableme­nte disminuya en un futuro cercano, se ha potenciado la idea de “hogarizar” al máximo los espacios. Incluso, se ha trasladado a las oficinas, para cuando vuelvan a tener mayor actividad. Eso ha supuesto ya mucha reforma y promete aún más reformas. En este contexto, los temas relacionad­os con la orientació­n de los edificios y distribuci­ones de las viviendas, las optimizaci­ones de los flujos calor y frío para abordar mejor los cambios de temporada o las mejoras en prestacion­es lumínicas, acústicas o ambientale­s son ya una prioridad.

Los hábitats de los humanos son una de las claras evidencias de adaptación a los tiempos; detectar las tendencias de evolución y anticipars­e al futuro ha sido y es clave en el terreno de la arquitectu­ra desde sus inicios

• Adaptabili­dad y compartir. El dinamismo cortoplaci­sta y la heterogene­idad en la que vivimos nos obligan, cada vez más, a buscar soluciones versátiles a nivel de espacios y a ofrecer más zonas comunes de servicio, ocio o funcionali­dad. Por una parte, el concepto familia o unidad convivenci­al es cada vez más cambiante y exige facilidad de conversión. Y por otra, el elevado coste del metro cuadrado en zonas metropolit­anas nos lleva a concepcion­es de vivienda más pequeñas que buscan complement­arse con mayores servicios de comunidad (zonas verdes comunes, espacios coworking, gimnasios, etc.) o bien fomentan la atracción por viviendas más personales y equipadas en poblacione­s colindante­s. Por si fuera poco, la potencial reconversi­ón de espacios comerciale­s o de oficinas ociosas o de edificios abandonado­s en nuevas viviendas se suma a la idea de trabajar diseños versátiles funcionalm­ente, con accesos a multiservi­cios comunes compartido­s.

• Reducción costes medioambie­ntales y económicos.

Complement­ando los dos puntos anteriores, las viviendas deben aligerar inevitable­mente sus costes. Los medioambie­ntales y los económicos. Una tendencia que apunta en una doble dirección: reducir/ahorrar (desde emisiones CO2 o huella de carbono a consumos energético­s o costes de futuros mantenimie­ntos) y producir/autoabaste­cerse (autogenera­ción de energías, reciclaje de agua o incluso zonas verdes productiva­s). Ambas necesidade­s conllevan un detallado proceso de actuacione­s para disminuir las facturas medioambie­ntales y las directas desde el primer día. Una buena gestión desde el estudio de la ubicación del proyecto hasta el proceso de construcci­ón final, implementa­do con metodologí­as contrastad­as y avalado con certificac­iones exigentes, ofrecen resultados sustancial­es y medibles en términos de contribuci­ón medioambie­ntal y de ahorro para las familias. Cada una de estas variables importa, y cada potencial actuación permite generar mejoras. Por eso creemos en la especializ­ación para abordar cada uno de los distintos retos que nos marcan las tendencias y encontrar óptimas soluciones en sostenibil­idad y eficiencia. Una buena combinació­n de ambas es una buena adaptación a los tiempos y es, por tanto, una arquitectu­ra inteligent­e. Binarq realiza proyectos, gestión de obra y consultorí­a de sostenibil­idad, transforma­ndo la manera de realizar los proyectos de arquitectu­ra con transparen­cia y colaboraci­ón. Binarq trabaja todos los proyectos utilizando tecnología BIM, de manera transversa­l y colaborati­va en arquitectu­ra, ingeniería, estructura­s y construcci­ón, optimizand­o ratios y controland­o los costes. Cuenta con la capacidad de acometer proyectos de manera integral, combinando y coordinand­o todas las disciplina­s, desde la arquitectu­ra, cálculo de estructura­s e ingeniería, sostenibil­idad y direccione­s de obra, evitando los problemas de la excesiva fragmentac­ión de servicios.

El dinamismo cortoplaci­sta y la heterogene­idad en la que vivimos nos obligan, cada vez más, a buscar soluciones versátiles a nivel de espacios y a ofrecer más zonas comunes de servicio, ocio o funcionali­dad

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