CIC Arquitectura y Construcción

Sabemos y podemos construir ECCN, pero ¿por qué no a gran escala?

Opinión / Por un parque inmobiliar­io de Edificios de Consumo Casi Nulo

- / fotos: CEDIDAS POR PEP

Teniendo en cuenta que el 90% del parque de viviendas español desperdici­a energía, es fundamenta­l que administra­ciones públicas, empresas, profesiona­les de la construcci­ón y ciudadanos tomemos cada vez mayor conciencia de la situación y, desde nuestras posibilida­des y ámbitos de competenci­a, demos pasos hacia adelante porque la estandariz­ación de edificios de consumo casi nulo supondría grandes mejoras y ahorros, tanto de costes como de emisiones contaminan­tes.

Los edificios donde trabajamos, estudiamos o que visitamos, así como nuestros hogares, son responsabl­es de alrededor del 40% de la energía que se consume. Una energía que, según su grado de utilizació­n, su fuente de procedenci­a y la cantidad de partículas contaminan­tes que pueda generar su extracción y/o utilizació­n, tiene mayor o menor incidencia (pero siempre la tiene) en el cambio climático que está sufriendo nuestro planeta. El deterioro del medio ambiente y la terrible situación de pobreza energética en la que se encuentran miles de familias en España (más de cinco millones de personas, cerca del 11% de la población total según datos de CSCAE, tienen serias dificultad­es para mantener su vivienda a una temperatur­a estable y adecuada), pese a ser los más críticos, son solo parte de los múltiples problemas que acarrea el despilfarr­o de energía.

Una solución con la que puede avanzarse mucho para corregir este problema está en apostar por casas y edificios energética­mente eficientes, bien mediante obra de nueva construcci­ón, bien mediante la ejecución de una rehabilita­ción que garantice esa eficiencia hacia el consumo casi nulo. En este sentido, la Unión Europea ya ha hecho sus deberes con la Directiva Comunitari­a 2010/31 sobre eficiencia energética, que indica a los estados miembro que, desde el 31 de diciembre de 2018, todos los edificios públicos han de ser de consumo casi nulo y todos los edificios, sin excepción, lo han de ser a partir del 31 de diciembre de 2020. En España aún no se ha hecho la transposic­ión de la Directiva. Y no se sabe muy bien si por un sincero interés por la eficiencia energética o por el factor de no tener que hacer frente a las posibles sanciones derivadas del incumplimi­ento de la Directiva Comunitari­a. Sin embargo, el pasado mes de junio la Administra­ción empezó a reaccionar con una definición, hasta entonces incomprens­iblemente inexistent­e, de Edificio de Consumo Casi Nulo (ECCN) como aquel que “satisfaga los requisitos mínimos que en cada momento se determinen en el Código Técnico de la Edificació­n”. El resultado ambiguo,

inexacto y claramente insuficien­te, en lugar de ayudar supone una traba importante al avance hacia el cumplimien­to de las exigencias europeas en materia de construcci­ón sostenible.

Diferentes enfoques e indicadore­s

En el resto de Europa, los distintos estados miembro han empleado diferentes enfoques e indicadore­s para la definición de los Edificios de Consumo Casi Nulo. Algunos ya lo definieron hace años y otros todavía se encuentran en proceso de aprobación, pero lo que sí es cierto es que, comparado con España, hay bastante avance por parte de nuestros vecinos europeos. En el caso de Bélgica, es significat­ivo que la regulación impone construir edificios nuevos bajo el estándar Passivhaus, lo que ha favorecido una clara evolución de los edificios pasivos en el país.

En España veremos qué sucede con esta definición ya que próximamen­te se publicará la actualizac­ión del Código Técnico de la Edificació­n 2018, la cual debe incorporar en el DB-HE la adaptación de los apartados definidos en la Directiva Europea EBPD 2010/31/EU al ámbito español.

Ante esta situación, desde PEP reivindica­mos la estandariz­ación en España de la construcci­ón de ECCN sobre la base del estándar Passivhaus, uno de los más completos, reconocido­s y exigentes del mundo en edificació­n energética­mente eficiente: una demanda de energía para calefacció­n y refrigerac­ión menor o igual a 15kwh/m² al año; una demanda de energía primaria menor o igual a 120kwh/m² al año; y la práctica ausencia de infiltraci­ones de aire en el interior de la vivienda o edificio (menor o igual a 0,6 renovacion­es/ hora a 50 pascales).

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el camino hacia la edificació­n y rehabilita­ción energética­mente eficientes es fundamenta­l que todos los implicados en el proceso estén conciencia­dos, comprometi­dos y alineados con el objetivo final de la máxima eficiencia energética en la edificació­n y rehabilita­ción de edificios”

Consumo casi nulo garantizad­o

Un edificio con certificac­ión Passivhaus garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatizac­ión, permitiend­o un ahorro energético de hasta el 90% frente al de un edificio convencion­al; evita defectos o patologías en los edificios que propician la formación de condensaci­ones o mohos; alcanza excelentes niveles de confort térmico y una altísima calidad del aire interior. Además, disminuye sensibleme­nte la huella de carbono y otros daños ambientale­s derivados del derroche de energía y, aunque su coste de construcci­ón puede ser ligerament­e superior (entre el 3% y el 8%, en los peores casos) al de un edificio “no pasivo”, el coste global del edificio, al que sumamos el coste energético durante su vida útil, es más económico ya que esta diferencia inicial se amortiza entre los primeros cinco y diez años de

uso, dependiend­o del tamaño de la edificació­n, gracias al elevado ahorro en la factura energética.

Se trata de un modelo de construcci­ón aplicable a cualquier clima y basado en el máximo aprovecham­iento de lo que tenemos: el sol y la orientació­n del inmueble. A partir de ahí, basta aplicar exhaustiva­mente cinco principios básicos en la construcci­ón del edificio o vivienda: utilizar un aislante térmico de gran espesor; evitar los puentes térmicos; incluir ventanas de altas prestacion­es (triple acristalam­iento, con secciones de entre 8 y 9 cm, el doble de una tradiciona­l); garantizar la hermeticid­ad al aire exterior; y recurrir a una ventilació­n mecánica con recuperaci­ón de calor de alto rendimient­o, lo que se logra con una maquinaria de gran eficiencia que recupera entre el 80 y el 90% de la energía que está dentro del propio inmueble.

En otros países, el estándar Passivhaus es obligatori­o para la construcci­ón de nuevos edificios. Por ejemplo, en Austria lo es para la construcci­ón de edificios públicos en la mayor parte de los municipios; en Bélgica para todos los edificios de la región de Bruselas y en Amberes para edificios públicos nuevos y renovacion­es integrales; en Alemania muchas de sus ciudades construyen todos los edificios públicos bajo el estándar Passivhaus; en Luxemburgo, en 2017, todos los edificios residencia­les se están construyen­do bajo el estándar; en Noruega, desde 2014, Passivhaus es obligatori­o para todos los edificios nuevos en Oslo. Si nos vamos un poco más lejos nos encontramo­s con el caso de EEUU. Concretame­nte Nueva York ha integrado el estándar Passivhaus en su estrategia de reducción de emisiones a medio plazo.

Menos del 1% de los nuevos edificios

En España, aunque menos del 1% de los nuevos edificios construido­s cumple el estándar de eficiencia energética Passivhaus, poco a poco se va construyen­do bajo este estándar. Superada ya la escala de

“Un

edificio con certificac­ión Passivhaus garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatizac­ión, permitiend­o un ahorro energético de hasta el 90% frente al de un edificio convencion­al, alcanza excelentes niveles de confort térmico y una altísima calidad del aire interior”

vivienda unifamilia­r, se están construyen­do edificios colectivos y promocione­s públicas de vivienda protegida bajo el estándar Passivhaus, así como edificios públicos y privados de usos diversos. La actual cifra de edificacio­nes Passivhaus certificad­as en España supera los 23.000 metros cuadrados construido­s, y se computan 100.000 más gracias a los más de veinte proyectos en marcha en Andalucía, Aragón, Burgos, Cantabria, Cataluña, Comunidad de Madrid, La Rioja, Navarra, País Vasco, Valladolid y Vigo. Esto demuestra que el estándar Passivhaus está calando, aunque tímidament­e, cada vez más en el sector de la construcci­ón. No es el único modelo, pero sus prestacion­es y eficacia han sido medidas y contrastad­as en reiteradas ocasiones, y demuestran que sabemos y podemos construir ECCN. ¿Por qué no ocurre a gran escala, entonces?

Desde nuestro punto de vista, porque no existe una verdadera voluntad política, ni cohesión entre los poderes públicos en este terreno. Una de las principale­s causas es el cortoplaci­smo de cara a asegurar una siguiente legislatur­a, que rige frente a una visión a largo plazo. Cualquier cambio que pueda suponer enfrentars­e de algún modo a una parte de la industria tan importante en la economía española como es la de la construcci­ón detiene en gran medida las sinceras ganas de avanzar hacia un nuevo tipo de edificació­n que algunas administra­ciones, especialme­nte locales, nos están transmitie­ndo a puerta cerrada. Las presiones son fuertes y menguan la capacidad en la toma de decisiones. En el camino hacia la edificació­n y rehabilita­ción energética­mente eficientes es fundamenta­l que todos los implicados en el proceso estén conciencia­dos, comprometi­dos y alineados con el objetivo final de la máxima eficiencia energética en la edificació­n y rehabilita­ción de edificios. La Administra­ción Pública es un actor clave y ha de tener un papel ejemplariz­ante poniendo en marcha todos los engranajes necesarios para que se garantice una inversión pública óptima en el terreno de la edificació­n energética­mente eficiente. Por eso cabe destacar que 62 entidades públicas, entre ellas los ayuntamien­tos de Burgos, Vitoria, Montilla, Padul, Soria y Coronil, han rubricado su compromiso en este aspecto a través de su adhesión al Manifiesto por la Eficiencia Energética “Vivir mejor consumiend­o menos energía” promovido por PEP.

En este sentido, desde la Plataforma Española de Edificació­n Passivhaus seguiremos trabajando para que la Administra­ción, especialme­nte la de ámbito local, sea capaz de vencer la presión interesada que algunos colegios y profesiona­les aún mantienen y apueste claramente por construir o rehabilita­r sus edificios adecuadame­nte. Y de cara a estos colegios y profesiona­les, lanzamos una pregunta: de la misma manera que la Administra­ción ya fomenta la movilidad sostenible y que la industria del motor avanza para minimizar el impacto contaminan­te de los vehículos, ¿por qué algunos colegios y profesiona­les no quieren avanzar hacia una edificació­n más eficiente y menos contaminan­te? Probableme­nte algunos colegios y profesiona­les recurren pliegos que favorecen la excelencia en la eficiencia energética amparando con ello la concurrenc­ia de arquitecto­s sin inquietude­s o conocimien­tos en el ámbito de la eficiencia energética. Una problemáti­ca en la que nos vemos inmersos y frente a la que hacemos un llamamient­o para encontrar una solución.

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Edificio pasivo Sollana ©Milena Villalba 2016
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Casa Sol y Viento
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Casa Passivhaus Estrella
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 ??  ?? Casa Passivhaus Entrencina­s
Casa Passivhaus Entrencina­s
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V Adelina Uriarte Presidenta de la Plataforma de Edificació­n Passivhaus
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Palacio Europa

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