¿Qué pasó con...?
Francisco San Román
Este abulense deslumbró en el campo amateur y formó parte, desde 1990 a 1993, del todopoderoso Banesto. "Fueron unos años muy bonitos en el mejor equipo del mundo, junto a Indurain, Delgado, Bernard y un Julián Gorospe que para mí fue como un padre, mi maestro y mi ídolo. Quiero resaltarle porque siempre se le ha infravalorado", nos dice Francisco Ignacio San Román. Sobre sus cualidades ciclistas destaca que "me defendía en subidas cortas y explosivas, pero no de alta montaña. Me hubiera gustado correr alguna de las clásicas de las Ardenas, ese terreno se adaptaba muy bien a mis características. Por lo demás me fui feliz y sin resquemores. Lo dejé por propia iniciativa". Fue en 1994, cuando se juntaron Banesto y Amaya. "José Miguel y Eusebio se preocuparon de buscar equipo a todos los que no cabían en la fusión, pero yo les dije que si después de cuatro años no había demostrado que podía valer era mejor cambiar el chip. No fue fácil pasar de que te laven hasta la ropa a buscarte la vida. Es un cambio duro, por eso aconsejo a los chavales que no abandonen los estudios y su formación, que en el futuro lo tendrán muy complicado". Pese a todo supo capear el temporal. "Puse una tienda que no funcionó muy bien por falta de experiencia. Luego estuve ocho años en Decathlon que me sirvieron de formación, una gran escuela. Después fui comercial de Craft y estuve tres años trabajando en la tienda de Berrendero. También me saqué el título de director y llevé un par de temporadas el equipo amateur de la Fundación Víctor Sastre. Y desde hace cuatro meses estoy en Bikes 101, el Concept Store de Specialized en San Sebastián de los Reyes". Salvo en la etapa de comercial, donde entre tanto viaje apenas disponía de tiempo, no ha dejado de montar en bicicleta un solo día. "Salgo hora u hora y media con los compañeros del trabajo, montaña o carretera, no le hago ascos a nada". De los antiguos colegas de pelotón mantiene relación "sobre todo con los que de una u otra forma continúan en el mundillo: Rodríguez Magro, el (Jesús Cruz Martín), Pacheco, De Santos, Santamaría...". Casi veinte años después, su visión del ciclismo es que "está muy cambiado, no sé si para peor, pero es diferente. Echo de menos la unión que había y el carácter y la personalidad de los Fignon, Lemond, Chiappucci o Roche. También se ha perdido esa magia de la cercanía que tenía el aficionado con el ciclista", termina diciendo un San Román que vive feliz con su mujer Eva y sus dos críos, "Micaela, quince años, que hizo sus pinitos en bici y ahora está estudiando, y Aarón, de seis. Con éste se pueden ir preparando porque va para campeón".