Adiós al dolor de rodilla
Me llamo Mikel Gurrutxaga y practico ciclismo gracias a Jon Iriberri. Y digo bien, ya que si no hubiese sido por este biomecánico hace tiempo que habría dejado de montar en bici, pues mi vida era un quiero y no puedo debido a mis problemas en las rodillas. Cuatro años estuve así, con un problema que apareció de repente. Tras aplicarle un cambio de medidas a la bicicleta que tenía por aquel entonces, empezaron mis dolores en la rodilla. Como haría cualquier mortal, comienzo por modificar todas las partes móviles de mi bici: sillín, manillar, potencia, calas... Nada, no hay manera. Me hago un ajuste biomecánico pero sin resultado. No hay solución, me digo a mí mismo. Llega la desesperación y entro en un túnel sin salida. Inicio un peregrinar de consulta en consulta, médicos, osteópatas, masajistas, factores de crecimiento, etc. Vamos que un pastizal y yo seguía con mis dolores. Una mañana, camino de Alicante donde iba a visitar a una curandera que me habían dicho que hacía milagros, aprovecho una parada en la gasolinera para comprar el último número de Ciclismo a Fondo. Y leo un artículo de biomecánica en el que se relata un problema parecido al mío. ¡Otra oportunidad para curarme! No dudo y llamo a la revista para pedir el número de teléfono de Jon Iriberri.
MANOS A LA OBRA
Consigo contactar con él y nos citamos en Bilbao. Acudí con pocas esperanzas porque ya había pasado por múltiples manos y no había obtenido ninguna solución. Empezamos a trabajar. Me montó en el rodillo y la bici -supuestamente la tenía hecha a medida- según Jon no me va nada bien. Voy demasiado forzado, tirando de la cadena muscular y obligando a las rodillas a hacer extraños movimientos. Modificamos las posiciones y quedamos para seguir la evolución. Siempre esperamos que si alguien nos toca inmediatamente se produzca el milagro y se resuelva el problema. Pero en determinadas ocasiones, como sucedió en mi caso, resulta necesario ir haciendo pequeños ajustes hasta lograr la comodidad y eficiencia totales. Ajustes de calas, plantillas customizadas, control de varidad, aprender a sentarme correctamente, a conseguir una técnica de la pedalada eficaz y no lesiva... son ingredientes hacia el pleno disfrute del ciclismo. En el peregrinar hasta lograrlo muchos han sido los momentos de desánimo: "Me vuelven a doler otra vez las rodillas, ¿qué hago?". No puedo olvidarlo, ya que era domingo y mi desesperación era absoluta. Una hora al teléfono con Iriberri y me consigue convencer para seguir adelante. Nuevos ajustes, mucha psicología por parte de Jon y continúo andando el camino. Poco a poco voy viendo la luz hasta que un día le digo a Jon: "Enhorabuena, has logrado lo que nadie: que vuelva a andar en la bici sin problemas y disfrutando de cada kilómetro". Y sorprendentemente Iriberri me contradijo. "Es cierto que ahora eres feliz, pero algún día cambiarás de bici y volverán los problemas. La felicidad total la alcanza un ciclista con una bicicleta hecha a medida, tanto teniendo en cuenta su morfología como el ciclismo que le gusta practicar" . Así que dicho y hecho, ya tenía decidido que cambiaría de bici, así que una a medida suena mucho mejor y no es más cara. Hoy en día dispongo de dos bicis realizadas a medida y me preparo física y mentalmente para una serie de retos ciclistas que espero cumplir gracias a la ayuda de Jon y de todo su equipo. De mi experiencia a lo largo de estos años he sacado muchas conclusiones. La más importante es que los ciclistas y la gente que rodea este mundillo, tanto aficionados como profesionales, desconocen sobremanera el comportamiento de un ser humano encima de la máquina. Y sólo a través de un estudio biomecánico hecho por un verdadero experto, y no por curanderos a los que acudí por ignorancia, podemos llegar a disfrutar de este deporte. Aprovecho para dar las gracias a los miembros del equipo de Custom4.us, DHM, Osasun Sport y a todos los que han estado a mi lado en estos difíciles momentos. Gracias a la recuperación podré contribuir a través de la Fundación Ros a construir un proyecto solidario.