Inversión de papeles
En Almería los jefes de filas son los esprinters y volvió a levantar los brazos un hombre rápido. Matthews inauguró la cuenta 2012 del Rabobank y Bozic y Kluge le escoltaron en el pódium.
Con esto de los puntos UCI se hace cada vez más evidente el miedo al descenso y si no has empezado a ganar en febrero afloran los nervios. Uno de los que tenía el casillero de victorias por estrenar era el Rabobank, que en la Clásica de Almería consiguió sacudirse el estigma gracias a una labor perfecta que remató su australiano volador, Michael Matthews. El campeón del mundo sub23 en Melbourne 2010 culminó el gran trabajo de su equipo, tanto en el control de la carrera como en los kilómetros finales preparando la volata para su hombre rápido. El resultado fue que Matthews se impuso con claridad al esloveno Borut Bozic (Astaná) y al resto de esprinters que entraron en la pelea por el triunfo y se clasificaron tres segundos por delante del grueso del grupo.
VELOCISTAS AL PODER
La prueba almeriense que organiza José Manuel Muñoz estrenaba categoría -ascendida de 1.1 a 1.HC- en su 27ª edición. Catorce equipos, siete World Tour y siete Continental Profesional, disputaron los 185,6 kilómetros que discurrían desde Roquetas de Mar a la Avenida Federico García Lorca de la capital almeriense donde estaba instalada la meta. Ritmo trepidante desde la salida, 48 km cubiertos en la primera hora, con el pelotón en fila de a uno y continuos escarceos que sólo cesaron cuando en el kilómetro 20 se formó la fuga del día, en la que se metieron Christophe Le Mevel (Garmin), Kenny de Ketele (Topsport), Yannick Talabardon (Saur), Jurgen Van de Walle (Lotto) y José Vicente Toribio (Andalucía). El quinteto llegó a tener una máxima ventaja de casi cinco minutos, la que les permitió un pelotón donde demasiados equipos venían decididos a apostar por el esprint. Astaná y Rabobank asumieron el peso principal de la caza. Los kazajos, dispuestos a aprovechar la punta de velocidad de tres de sus fichajes, los italianos Guarnieri y Gavazzi y el esloveno Bozic. Los holandeses contaban con don cartas de peso: Theo Bos, que ganó aquí hace dos años cuando militaba en el Cervélo, y el a la postre vencedor. Las ascensiones del Portichuelo, Lucainena y La Serrata no suelen ser suficiente para impedir un desenlace masivo y esta vez tampoco fue la