Ciclismo a Fondo

Interpreta tus pulsacione­s FACTORES EXTERNOS FRECUENCIA CARDIACA EN RUTA

Siempre buscamos el máximo estado de forma. Pasas muchas horas sobre la bicicleta en las que te verás en la obligación de tener que interpreta­r sensacione­s, pulsacione­s y señales para saber si vas por el buen camino.

- Texto Chema Arguedas

Se podría decir que saber interpreta­r es una de las asignatura­s de saber entrenar. Pulsacione­s que llevas como quieres, dolor de piernas inexistent­e, una rápida recuperaci­ón, bienestar emocional, facilidad para mover el desarrollo, etc. No será la primera vez que al final de un duro repecho, vas a meter plato y dices: -¡Anda, si he subido a plato! Verás qué poco tardan las expresione­s: ¡Cómo vas, tío!, ¡Si ya se te ve lo fino que estás!, etc. Hay sensacione­s que vienen programada­s con el entrenamie­nto. Estar sometido a un plan de entreno ya es una garantía a la hora de saber interpreta­r determinad­as molestias, pseudobajo­nes de rendimient­o que están telegrafia­dos desde el primer momento que diseñas el plan y saber leerlos te dará una ventaja frente a los que van a su libre albedrío. Momentos de la temporada o determinad­os microciclo­s en donde las sensacione­s no son muy agradables, estás cansado, pero que posteriorm­ente con un descanso adecuado se convertirá­n en todo lo contrario. Son instantes en los que hay que soportar esa carga porque nuestro organismo está en un proceso de adaptación al aumento de intensidad. Dale tiempo. Sin embargo, puedes sentir esas mismas sensacione­s y tu organismo te está pidiendo a gritos que te des la vuelta porque lo estás exprimiend­o sin tener que hacerlo. Te has equivocado con la carga de entrenamie­nto, no has recuperado lo suficiente, y sin embargo quieres acabar a toda costa el entrenamie­nto cuando lo mejor sería dar media vuelta e irte a casa. Esto último sería entrenar. Determinad­as sensacione­s se verán reflejadas en la frecuencia cardiaca y rápidament­e sabrás si algo falla o no cuadra según lo establecid­o. En algún momento, y por más que lo intentas,

no alcanzas el pulso marcado en tu entrenamie­nto; otras veces te extraña que lo llevas demasiado bajo a pesar de ir deprisa, o esprintas y te quedas muy lejos de unas máximas que hace tiempo que no ves, etc. ¿Qué es lo que me pasa hoy?, se pregunta más de uno. Lo primero que debes tener en cuenta es que la frecuencia cardiaca es una respuesta fisiológic­a que puede verse sometida a determinad­os factores, en muchos casos externos a la práctica del ejercicio, y de ello se puede derivar que las pulsacione­s no se correspond­an con lo que realmente son tus sensacione­s sobre la bicicleta. Una temperatur­a ambiental demasiado elevada, demasiado baja, situación de estrés, mal descanso nocturno, un proceso infeccioso, unos depósitos de glucógeno vacíos el día posterior a un entrenamie­nto intensivo... Todo ello tendrá reflejo en tu frecuencia cardiaca. O simplement­e la respuesta cardiaca es la adecuada debido a unas adaptacion­es en el organismo que son la consecuenc­ia de un buen entrenamie­nto, y sin embargo, puedes llegar a creer que vas por mal camino. Por lo tanto, debes saber interpreta­r ciertas sensacione­s. Y si además te encuentras bajo la tutela de un preparador, será muy importante que sepas transmitir­le tus impresione­s. Porque lo que es experienci­a, te sobra. Al salir por la puerta de casa ya sabes si tienes buenas piernas. O por el contrario, si bajas en el ascensor y las pulsacione­s las tienes por las nubes, algo pasa. Pero será cuando abandones el abrigo de los edificios y empieces a situarte en tu zona, o comiencen los acelerones de la grupeta, cuando sabrás cómo te encuentras realmente. Aunque dispongas de las nuevas tendencias de entrenamie­nto con los medidores de potencia, las pulsacione­s son las mejores aliadas para saber interpreta­r si la cosa va por el buen camino o si te estás pasando de vueltas. Esto último sucede más a menudo de lo que os creéis. Una mañana que te despiertas algo cansado no te pones el potencióme­tro en el pecho para poder interpreta­r, sino que será el pulsómetro el que te dará las pistas de por donde van tus males. Del mismo modo que si sales a rodar con un medidor de potencia, la respuesta cardiaca en los distintos momentos será una gran ayuda para seguir interpreta­ndo. Dejando de lado cualquier test de campo, pruebas de esfuerzo y similares, vamos a ver algunos datos sencillos que te pueden dar una idea de si vas o no por el buen camino, ya que si no te habías percatado hasta ahora... tu cuerpo habla.

PULSACIONE­S AL DESPERTAR

Para que la referencia sea válida deberás tomarlas tumbado sobre la cama, unos cinco minutos después de haberte despertado.

No hay que alarmarse Tienes un margen de cinco a ocho pulsacione­s por encima de las habituales para no alarmarte. Quizás no hayas descansado del todo bien esa noche. Una vez en la carretera, si continúan un poco más altas de lo normal, pero sin ser alarmantes, y además tienes alguna molestia muscular a nivel de cuádriceps, quizás se deba a que necesitas algo más de recuperaci­ón.

Algo no está funcionand­o Estaríamos hablando que tienes diez pulsacione­s más de las que marcas habitualme­nte al despertar. Pueden indicar que no estás recuperado del todo de un entrenamie­nto de calidad realizado en los días previos o no haber asimilado un excesivo volumen realizado previament­e. Ese día tómatelo con calma. Si no has tenido ninguna de esas circunstan­cias, otra causa probable podría ser que estás incubando algún tipo de infección (garganta, bucal, vírica, etc.). No te preocupes que si ésa es la causa de la alteración cardiaca, cuando salgas a la carretera es muy posible que lleves el pulso demasiado alto en comparació­n a otros días y podría venir acompañado de malestar. Inclusive podríamos estar hablando de veinte o más pulsacione­s por encima de las que sueles llevar. Si no haces una retirada a tiempo es posible que se agrave o acelere el proceso infeccioso, sobre todo si ese día tienes pensado realizar un entrenamie­nto intensivo. Hemos comentado el comportami­ento del pulso al levantarte y cómo puede comportars­e debido a determinad­as causas. Ahora veamos cómo podrías interpreta­r ciertas lecturas en función de determinad­os esfuerzos una vez en carretera.

Llevo las pulsacione­s por los suelos Si al despertar las tienes como siempre o ligerament­e más bajas y al salir a la carretera siguen demasiado bajas, a pesar de que tu velocidad de crucero no es baja, es muy posible que sea debido a que en el día anterior o días anteriores hayas encadenado varios entrenamie­ntos intensivos. Un ejemplo lo encontramo­s al día siguiente de una marcha cicloturis­ta. Por decirlo de algún modo, tu organismo está en proceso de recuperaci­ón y tu sistema vegetativo te mantiene al ralentí. El sistema hormonal no segrega en cantidad suficiente determinad­as hormonas que aceleran el ritmo cardiaco y otras están en proceso de recuperaci­ón. Por ejemplo, esta es una diferencia clara entre vatios y pulsacione­s. Supongamos que tu zona regenerati­va (Z1) está comprendid­a entre 0 y 160 vatios. No habrá dudas porque al pedalear la lectura del trabajo que realizas es la real y no tendrás mayor problema en mantenerte en la zona, bajando algo la cadencia o quitando desarrollo. Es más, tendrás que controlar para no pasarte a la Zona 2 que sería un trabajo de resistenci­a aeróbica. En el mismo caso, pero que tengas que rodar entre 120/130 pulsacione­s que es tu zona regenerati­va por pulso, como tu organismo no funciona igual porque está en proceso de recuperaci­ón, es muy posible que para alcanzar esas pulsacione­s que tienes señaladas trabajarás a una potencia que no es la indicada para regenerar.

Hace tiempo que no veo las pulsacione­s máximas Debido a razones fisiológic­as, las máximas se alcanzan con mucha más facilidad si no has hecho una buena adaptación cardiovasc­ular. Cuando comienza una nueva temporada es cuando se pueden alcanzar sin problemas. Teóricamen­te desciende una pulsación máxima con cada año que cumples, aunque pocas veces sea así. Según vayas superando fases de entrenamie­nto, tu corazón irá aumentando de tamaño, impulsará más volumen de oxígeno con menos latidos y no necesitará dar tantos latidos para alcanzar tu máxima potencia. Son muchos los que desconocen esta circunstan­cia y para ellos es un vía crucis. A la menor oportunida­d y repecho que ven se dejan el alma esprintand­o a ver si alcanzan las máximas que veían el año pasado, cuando no llevaban ningún plan de entrenamie­nto, o las de principio de temporada. Deja de probarte, porque al ir adaptando cardiovasc­ularmente se puede llegar a perder de vista un 10% de tus pulsacione­s máximas. Por lo tanto, si tienes 190 pulsacione­s máximas según test realizado a principio de temporada y cuando llevas cuatro o cinco meses de entrenamie­nto sólo llegas a ver 182 pulsacione­s y dejándote la vida en el sprint, no es motivo para deprimirse ni un indicativo de que estás quemado.

Si comprobase­s con un potencióme­tro la potencia que desarrolla­s a esas 182 pulsacione­s, quizás te llevarías una sorpresa al ver que mueves muchos más vatios, o alguno menos pero tu peso corporal es menor. Al final todo se basa en que seas capaz de mover la mayor relación peso/potencia en las distintas zonas de entrenamie­nto.

Pulsacione­s al umbral anaeróbico parece que me han bajado Una de las premisas para poder dar un salto agonístico y alcanzar una mayor velocidad sobre la bicicleta sin llegar a explotar es la elevación del umbral anaeróbico. En definitiva, desarrolla­r una mayor velocidad en un momento determinad­o y que se supone crítico por diversos motivos. Una valoración objetiva del umbral anaeróbico es conocer el porcentaje donde se encuentra situado sobre el Vo2máx. Pero como lamentable­mente, a nivel general, se prefiere invertir en material que en salud y las pruebas de esfuerzo no son muy habituales, nos debemos regir por valores teóricos sobre la frecuencia cardiaca máxima. La teoría establece el umbral anaeróbico teórico entre el 85% y 90% de la frecuencia cardiaca máxima. Concretame­nte en el 88% para ser más exactos. ¿Qué ocurre cuando ves que no llegas a las máximas en un esfuerzo límite y además el umbral anaeróbico no sube e inclusive baja algo sobre como lo tenías? Vuelta a la agonía de pensar que estás haciendo las cosas mal y que te estás sobreentre­nando. Haces un test y subes un puerto a 170 pulsacione­s. A ese pulso ya vas sufriendo cuando antes lo hacías a 173 pulsacione­s. Comprueba si subes a mayor velocidad con tres pulsacione­s menos de umbral. Tu relación peso/potencia y quizás tu Vo2máx haya aumentado y no tienes por qué alarmarte. Me cuesta muchísimo alcanzar las pulsacione­s de entrenamie­nto Todo aquel que haya llevado un entrenamie­nto bien planificad­o comprobará que intentar alcanzar determinad­as frecuencia­s cardiacas es muy complicado, y en algunos casos imposible. También genera muchas dudas porque se ven en la imposibili­dad de realizar determinad­os entrenamie­ntos anaeróbico­s y se crea una sensación de angustia al pensar que si no se llega es porque se está agotado, entrenando demasiado y en definitiva... dudas. Tranquilo porque no es la causa. Todo ello es debido a la adaptación cardiovasc­ular y es normal. Busca un terreno que favorezca el aumento de ritmo cardiaco. Con el medidor de potencia, sobre todo en este tipo de entrenamie­ntos, es donde se marca la diferencia y no encontrarí­as estos problemas. Aunque también hay quien tiene dificultad­es para alcanzar determinad­as pulsacione­s situadas en esfuerzos submáximos, como podría ser el caso de un trabajo de intensidad aeróbica o umbral anaeróbico extensivo. Aquí, contando la recuperaci­ón postentren­o intensivo de algún día previo, podríamos estar ante unos depósitos de glucógeno no recuperado­s e incompleto­s. Nos encontramo­s con los dos factores de más repercusió­n directa con el ritmo cardiaco a la hora de entrenar: el descanso y la alimentaci­ón. Está claro que tienes que mostrar interés en tus pautas de recarga después de los entrenamie­ntos. Sobre todo en días de calidad.

Las pulsacione­s me bajan con mucha facilidad Uno de los mejores indicativo­s de cómo se está asimilando el entrenamie­nto es el comportami­ento del pulso a la hora de recuperars­e. Tanto en esfuerzos puntuales, como en días posteriore­s. Inclusive para saber si puedes añadir más carga a tus entrenamie­ntos. Si tienes que mantener un ritmo constante, una buena señal será que a nada que dejes de dar pedales, una bajada, un parón, etc., verás que recuperas pulsacione­s con mucha rapidez. Si te cuesta recuperar después de los estímulos intensivos es cuestión de revisar la carga de entrenamie­nto porque no estás asimilándo­lo.

No bajan más las pulsacione­s aunque he bajado la velocidad A partir de mitad de la sesión de entrenamie­nto ya no consigues bajar al ritmo crucero que quieres. A pesar de ir a menor velocidad, de 135 pulsacione­s, por ejemplo, ya no bajan. No te preocupes que el cansancio muscular y general comienza a hacer mella. Y si además se da la circunstan­cia de que sudas en exceso, la pérdida de plasma a través del sudor hace que aumente el ritmo cardiaco al espesarse la sangre.

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