Ciclismo a Fondo

Jesús Rosendo

- Texto Juanma Martín Foto Rafa Gómez

Serio, profesiona­l y con sentido del humor, este sevillano es el máximo exponente del sello combativo del equipo Andalucía.

acostumbra­do que cuando me cogen, aunque sea cerca de meta, ni me quejo ni siento frustració­n. Sólo pienso en volver a intentarlo al día siguiente”. Y tanto va el cántaro a la fuente que, aunque le ha costado cuatro años, llegó el día en que cruzó la raya el primero, en una etapa de las Rutas de América. “No pude saborearla mucho porque fue muy justa. Luego ya en frío sí que fue una gratificac­ión enorme y algo muy especial que me ha ayudado a coger más confianza”. Y es que Jesús ha madurado. “En ciclismo la experienci­a se traduce en más vision de carrera, picardía, resistenci­a, capacidad de sufrimient­o y recuperaci­ón, en saber cuándo es tu día y cuándo no. Si estás bien lo intentas, si no a hacer grupeta”. La combativid­ad no es su única virtud, sus compañeros alaban su sentido del humor, bálsamo para olvidar las penas. “Lamentándo­te no consigues nada. Siempre intento mirarlo por el lado positivo. Cuando la carrera acaba hay que cambiar el chip y dejar las malas caras. A mí sin quererlo me sale el chiste”. Afirma que en el autobús del Andalucía se viven ratos inolvidabl­es. “Antes había un micro y cuando llegábamos a los peajes uno se escondía y le hablaba a la chica de la cabina mientras el chófer sólo meneaba la boca. La más gorda fue cuando ganó Luis Pérez en la Vuelta. Ahí lloró todo el mundo, fue muy bonito y nunca lo olvidaré”. Se ve “como una persona humilde y de carácter alegre, y aunque no te lo creas soy un poco tímido”. Añadimos por sus reflexione­s, nada tímidas, que no se muerde la lengua. “¿El mal del ciclismo? La falta de unión entre corredores, entre equipos y no tener una dirección clara hacia donde ir. Todo el mundo va a salvar su situación particular. Si remáramos juntos podría hacerse mucho más. La crisis galopante no ayuda, pero si encima no sabemos valorar lo que tenemos y no lo defendemos entre todos este circo no saldrá del agujero”. Para capear la recesión también tiene receta. “En vez de estar lamentándo­nos todo el rato de lo mismo, lo que hay que hacer es buscar soluciones. Suspenso rotundo a los políticos porque ése es su trabajo y no lo están haciendo”. 2012 es un año muy especial. “En septiembre me caso con Noelia, mi novia desde hace doce años. Estoy tan ocupado construyen­do la casa y con los preparativ­os que no me queda tiempo libre para nada”. Ni siquiera para su gran afición, tocar la guitarra. “Cuando estoy relajado en casa me pongo a tocarla en plan tranquilo y pasan las horas que ni me entero”. El regalo de bodas ideal lo tiene claro. “Correr el Tour sería grande, o el Giro, pero ganar una etapa en la Vuelta es el sueño de mi vida. Es la carrera que más me gusta y la que me tiene enganchado”. 17 años atrás, en Carmona un chaval de 13 que forraba su carpeta del cole con recortes de CAF y se emocionaba viendo a Indurain en la tele le pedía permiso a su padre para apuntarse con un compañero de clase en una escuela ciclista y competir con los infantiles. “Recuerdo esa primera carrera, un circuito en un polígono. Nada más darse la salida ataqué, me pasé todo el recorrido solo y les doblé. Ya entonces era mi forma de correr, siempre me han tenido que frenar”. Ese niño se llamaba Jesús Rosendo y en la actualidad es el decano del Andalucía, donde lleva desde 2007, la misma campaña en que el equipo ascendió a Continenta­l Profesiona­l. Decano y referente, pues “aquí ser combativo y valiente encaja a la perfección. La gran virtud de Antonio Cabello es que ha mantenido contra viento y marea esa filosofía y nos ha exigido a todos ese puntito de más que ha terminado convirtién­dose en un sello que la gente aprecia. Al principio nos costaba ganar, ahora sin cambiar la esencia empiezan a llegar los resultados”. Ese mismo año fue farolillo rojo de la Vuelta. Acabarla maltrecho le marcó. “Me sirvió para aprender a superar las situacione­s difíciles. Gracias a Dios nunca he vuelto a sufrir tanto. Lo normal en mi estado hubiera sido abandonar, pero la ilusión por acabar una grande pudo con todo”. Y es que si hay algo que nuestro protagonis­ta mantiene intacto es esa ilusión y las ganas que le echa. Rosendo es el rey de las fugas. Si hubiera un ranking que contabiliz­ara kilómetros de lucha por delante del pelotón se llevaría la palma. “Sabes que es muy difícil llegar, pero ni lo piensas. Cuando arrancas lo que llevas en la cabeza es que hoy es el día y hay que tirar para delante. Estoy tan

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain