FUERA MÁSCARAS La crónica

Duran, Staulanza y Giau. Lo cierto es que sirvió para volver a constatar lo que se había atisbado hasta entonces. Que había mucha igualdad entre los favoritos, que Liquigas seguía llevando el peso pero luego Basso no era capaz de resolver a su favor, como ninguno de los demás. Día aciago para Astaná, con Kreuziger diciendo adiós a la general y Tiralongo tres cuartos de lo mismo. Scarponi estuvo también en un tris de ceder, pero al final aguantó, lo mismo que Urán, Pozzovivo, Hesjedal y el líder, Joaquim Rodríguez, que se anotaba su segunda etapa -la número 100 de los españoles en la historia del Giro- homenajeando a Tondo en el primer aniversario de su muerte. Milán cada vez más cerca y este Giro cada vez más incierto. Ni siquiera el dominio de Cavendish en las volatas era más que una media verdad, como se encargó de demostrar Guardini imponiéndose al británico con todas las de la ley en Vedelago. Y sólo restaban las tres jornadas que desde el principio estaban reservadas para el desenlace. Alpe di Pampeago y su dureza redimen a Kreuziger de su hasta entonces mediocre corsa rosa. Aparte de eso, la durísima etapa pone de relieve que Hesjedal puede con los escaladores incluso en su terreno y empieza a ser quien más opciones tiene de acabar de rosa en Milán. No hay padrone, eso se acabaría haciendo obvio la jornada del Mortirolo y el Stelvio. La etapa donde los escaladores podían decidir este Giro lo que terminó revelando es que la última palabra la iba a tener la crono de Milán. A Purito le faltaron compañeros en el momento clave para poder mostrarse como auténtico patrón. El único bloque que había dado auténtica sensación de