IBERDROLA, EL DESPEGUE
Juan dirigió a la formación guipuzcoana durante tres años, de 1997 a 1999, y esta experiencia supuso su despegue definitivo como director. “Estuve muy a gusto. Gracias a Iberdrola entré en el ciclismo nacional. Para mí fue una escuela, tres años fundamentales y encantado con la gente que conocí allí. Me encontré un equipo muy regionalizado en el País Vasco, cambiamos esa filosofía y logramos hacer un bloque nacional, trabajador, con iniciativa, que buscaba las victorias desde la salida. Tuvimos dos grandes rivales, Banesto y Kaiku, a los que era muy difícil ganar. Apoyaron mis ideas e hicieron el esfuerzo cuando diseñamos un furgón nuevo con lavadora y secadora. La implicación de Iberdrola en el ciclismo fue impresionante. Además del equipo aficionado de Guipúzcoa tenía otro en Zamora y tres de juveniles”. Manolo Saiz comenzaba en esos momentos a gestar el futuro Würth. “Manolo no era partidario de un equipo aficionado de la ONCE. Hay una delegación de la ONCE en cada región y originaría problemas de calendario y corredores. No quiso entrar en esa dinámica. Le convencí para que nos echase una mano en Iberdrola. Empezó a surtirnos de material y fue la leche. El segundo año de Ibedrola, 1998, Iván Gutiérrez ganó el Mundial contrarreloj, el único arcoíris amateur de España hasta la fecha. Vencimos en el Valenciaga y la primera vuelta que corrimos: Valladolid con Iván Gutiérrez. Iberdrola cumplía una función dentro del patrocinio del deporte rural vasco que le interesó políticamente por los problemas que había entonces con ETA. A partir de ahí no tuvieron intención de ir a más. Ellos querían estar a bien con el pueblo vasco. El último año se me hizo muy duro porque nos juntamos con 29 corredores, demasiados para llevarlos como a mí me gusta, con sus entrenamientos incluidos. Me sentí desbordado, muy estresado y decidí dejarlo”, recuerda con pena.
WÜRTH, UN EQUIPO ESPECIAL
Los resultados de Iberdrola y la eclosión de corredores como Joaquim Rodríguez, Alberto Contador y Jesús Hernández animan a Manolo Saiz a crear por fin un equipo filial. “Al ver los resultados que habíamos logrado con Iberdrola y los frutos que estábamos aportando, Manolo da el paso. Würth ya colaboraba con la ONCE y les propuso un equipo amateur que aceptaron. Disputándose el Tour de Francia, un día me llama Manolo y me dice: Vete preparándote que vamos a montar un equipo aficionado. Le contesté