Joaquim Rodríguez, Barredo, Baños...

Juan repasa a sus corredores más destacados, entre los que subraya a Joaquim Rodríguez. "A Xavi Florencio le trajo Manolo Saiz a Iberdrola. Un día Florencio apareció con un chico que vino en el tren con él y pidiéndonos por favor que le ayudásemos, ya que quería que le viéramos correr. Participó en las dos pruebas de ese fin de semana y dio lo que tenía y un poco más. Pensamos, ¿alguien que viene desde Cataluña en tren, trae su bici, está dispuesto a pagarse su habitación, su comida, su estancia, sólo para que le veamos y derrocha garra y ganas? No dudamos y le fichamos. Al año siguiente ganó el Valenciaga. Joaquim, además de unas condiciones físicas importantes, es el inteligente del pelotón. Se ha hecho su sitio a base de pequeñas cosas que le han convertido en grande". Barredo quiso correr en Würth a pesar de disponer de una oferta para ser profesional en Portugal. "Había ganado la Vuelta a Madeira. Le dije que no le íbamos a pagar un sueldo, pero él prefería competir en aficionados con nosotros. Estuvo sólo un año en el equipo, pero nos marcó su calidad humana, entrega, sacrificio y profesionalidad. Rojas tiene mucho más potencial del que ha demostrado. De los que no cuajaron en profesionales destaco al leonés Iván Santos. Para hacer las clásicas de primavera, para los días de lluvia, etc., era único. Recuerdo una carrera en Casar de Periedo con granizo y un frío impresionante. Nadie quería salir de los coches y él estaba en manga corta con un mosqueo terrible porque la gente no terminaba de arrancar. Aquel día le dije, venga a tu bola que vas a ganar con una pierna. Estuvo toda la carrera por delante y le sacó tres minutos al segundo. Los demás estaban acojonados con aquella temperatura y las bajadas, mientras él iba tan feliz". Entre los que no llegaron a profesionales pero impresionaron por sus condiciones, menciona al difunto León Sánchez y a García de Castro. "Puertas fue otro que llamaba la atención. La primera que disputó con nosotros no la ganó porque se equivocó de pancarta. Baños tenía una clase única, un genio, pero su cabeza no estaba a la altura de lo que hace falta para ser un ciclista profesional. Redondo, también".