Contador, capacidad de sacrificio

Alberto Contador pasó los dos años que corrió en sub-23 en los equipos de Juan González. Debutó el último año de Iberdrola y de ahí se lo llevó a Würth. "El secreto de Contador es una capacidad física, de sacrificio y de trabajo muy grande. Es un campeón con cabeza de campeón en la que no hay lugar para el segundo puesto. Es difícil que alguien con su físico, su peso y su estructura ósea pueda contrarrelojear de la manera que él lo hace. La temporada de su debut impresionó en la Vuelta a Málaga y después ganó la Subida a Gorla. El segundo año se exhibió en la etapa de la Vuelta a Palencia –foto- con final en el Santuario de la Virgen del Brezo. Tengo una anécdota curiosa de aquel triunfo. Él marchaba escapado y yo le animaba por el pinganillo fingiendo que le veía desde el coche. No mires para atrás, venga que son cuatro segundos pero no importa, cuatro segundos para arriba es mucho. Aprieta. No mires, ponte de pie. Yo no estaba viendo nada, iba dos kilómetros más atrás y me guiaba por radio vuelta. Seguía animándole y de pronto me dice: Oye Juan, ¡que ya hace un rato que he ganado hombre, no sigas! ¿Dónde me estás viendo? Perdió aquella carrera en un abanico en la segunda etapa". Una tremenda demostración de Alberto fue una Subida a Gorla en la que llovió y nevó lo que quiso y más. "Se pasaba dos veces por Gorla. Todo el mundo creía que Alberto flaquearía en el descenso. Como ya tenían mucho respeto a Alberto y a Jesús, los Olarras arrancaron bajando. El que les aguantó y anuló todos los ataques para abajo fue Alberto. Al final llegó de la mano con Jesús Hernández, quien ganó. Ese día hubo un antes y un después. La gente pensaba que técnicamente era muy malo y allí nos demostró que para abajo era tan bueno como los demás. Había progresado una barbaridad; cuando se propone algo nadie trabaja más que él".