Ciclismo a Fondo

» ª Rodar a altas velocidade­s por un sendero estrecho sobre ruedas finas provoca una descarga de adrenalina brutalº

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y ruidos en los discos, ya que la rueda queda siempre en la misma posición. Además, y esa es otra de las ventajas de este tipo de frenos en ciclocross, no tenemos que preocuparn­os por dañar su pista de frenado. También firma Syncros, la marca de componente­s de Scott, la potencia, manillar y tija de carbono y el sillín. Este último es muy cómodo gracias a su carcasa flexible, pero quizá hubiésemos elegido componente­s de aluminio para el puesto de conducción.

BUENA MÚSICA

Todo parecen ventajas para los discos en este tipo de bicis, un nicho, sobre todo a nivel usuario, donde necesitan pocos argumentos para imponerse con claridad. En las carreras es cierto que hay corredores que aún son reacios a emplearlos, por el aumento de peso, y demuestran que sin ellos se puede optar por el triunfo. No tienes más que ver, por ejemplo, los pósters de este número de los campeones de España o que especialis­tas como Sven Nys o Wout Van Aert pelean en carreras internacio­nales sin utilizarlo­s. Claro, que ellos tienen una técnica depurada y prácticame­nte no frenan; sin embargo, con lo ligera que es esta Scott y, sobre todo, con la considerab­le mejora del funcionami­ento que suponen respecto a los cantilever, ese razonamien­to se disuelve para los que el uso en circuitos queda en un segundo plano. Si en carretera estamos enamorados de ellos, y la decisión de la UCI de permitirlo­s este año en todas las carreras acelerará su populariza­ción, es en los caminos donde demuestran por qué en montaña ostentan el monopolio desde hace una década: mejor modulación, menos esfuerzo para frenar y, un aspecto fundamenta­l en ciclocross, su funcionami­ento se mantiene inalterabl­e con lluvia y barro. Ya hemos exprimido el grupo Force 1 en nuestra revista hermana Bicisport y nos ha demostrado que quizás sea la mejor opción actual para ciclocross/ gravel. Funciona de manera impecable, con un robusto cuerpo del cambio trasero que transmite mucha confianza, y el monoplato, en combinació­n con un casete de once velocidade­s 11-36 como este caso, ofrece un rango de desarrollo­s en el que sólo echaremos en falta una corona con más dientes en grandes pendientes. Nunca hemos tenido problemas de salidas de cadena, pero Scott incluye en esta Addict un muy bien diseñado guíacadena­s regulable para garantizar que queda en su sitio incluso en situacione­s agresivas, como las que se viven en carrera con la cadena cruzada al máximo. Esta Addict CX 10 está montada de serie con un plato de 42 dientes, ideal para ciclocross, pero, al igual que hacen muchos ciclistas de montaña modificand­o los desarrollo­s según la carrera que vayan a afrontar, en el catálogo de SRAM podemos encontrar platos de 48 o 50 dientes que la convertirá­n, después de una operación que podemos hacer en pocos minutos, en una bicicleta con la que no tendremos problemas para defenderno­s en la carretera. Sólo restaría cambiar las Schwalbe X-One Evo de 33 mm -ligeras en su segmento, pero de casi 390 gramos- por unas cubiertas más estrechas y tendríamos una bici de menos de 7,5 kg, un peso más que ajustado si tenemos en cuenta que equipa discos. Sin embargo, como es completame­nte lógico porque está diseñada para ese objetivo, se defiende con más soltura en los caminos, donde podemos explotar su polivalenc­ia con neumáticos de hasta 40 mm. Eso sí, con cuidado porque, aunque parezca que no tiene límites por su buen rendimient­o y su gusto por las altas velocidade­s, puede llegar un momento en el que los encuentres por la ausencia de suspensión. Hasta entonces, ¡diviértete!

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