Ciclismo a Fondo

De la gravilla a los adoquines

El último producto de la prolífica escuela asturiana de Las Mestas se curte como ciclista en el filial del Etixx-Quick Step con el objetivo de convertirs­e en el próximo gran clasicóman­o español.

- Texto Fotos

ª Casi aprendí antes a montar en bici que a caminar. Cuando tenía dos años me regalaron una bicicleta con ruedines. Salía por las calles de mi pueblo, que tenían firme de gravilla, y al quinto día los ruedines ya se habían doblado hacia arriba y no tocaban el suelo. Con 8 años, mi vecino, un señor que tenía vacas y con el que me gustaba pasar el rato, me regaló una bici de carretera suya. Pesaba 12 kilos y tenía cuatro piñones. Me ponía un maillot y un culote enormes de mi padre y salía a pedalear. Le decía a mi madre que me iba a la Vía Verde, que era una especie de ruta de senderismo, pero en realidad cogía la carretera general. La salida de mi pueblo son unos 6 kilómetros de subida al 2 o 3%. La encaré sin éxito tres días seguidos; al cuarto, conseguí coronar. La sensación fue fantástica­º. Así se enamoró de la bicicleta Iván García Cortina (1995, LlantonesA­sturias), que empezó a pasar tanto tiempo pedaleando como viendo carreras. ª Era una época en que no sabía que había escuelas ciclistas ni nada parecido; pensaba que los corredores aparecían directamen­te en la tele. Cuando me enteré de que existían, de inmediato le pedí a mi padre que me apuntaraº. Se enroló en la Escuela Ciclista de Las Mestas de Chus Rodrigo, en la cual se criaron reconocido­s profesiona­les como Chechu Rubiera, Carlos Barredo, Dani Navarro o Luis Pasamontes. Hubo un momento en que la relación de Iván con la bicicleta estuvo a punto

Fran Reyes

EN EL VIVERO DE ETIXX

CAF/Klein Constantia

de truncarse. ª En mi segundo año de infantil suspendí nueve asignatura­s, así que me pusieron en el dique seco para que estudiaraº. Las recuperó todas. ª En el fondo no me dio mucha pena, porque las carreras en circuito no me gustaban tanto como las de línea. Cuando al invierno siguiente me presenté en el entrenamie­nto del equipo cadete, los entrenador­es se sorprendie­ron porque pensaban que lo había dejado del todoº. No ha dejado de pedalear desde entonces, para alivio de su madre. ª Ella siempre asegura que la bicicleta me ha ayudado un montón porque en el colegio era bastante gamberro. Una profesora llegó a decirle que yo era un delincuent­e juvenil en potenciaº. Contravini­endo aquellos presagios, Cortina se convirtió en una persona seria y un ciclista prometedor. Como juvenil se proclamó campeón nacional en Solares (Cantabria) con una actuación espectacul­ar. Fue ahí donde nació la buena fama de aquel chaval recio de un pueblecito de las afueras de Gijón cuyos 80 kilos para apenas 1,85 m de altura no eran un lastre, sino una virtud por cuanto se traducían en pura potencia.

Tras un único año como sub23 en las filas de la Fundación Euskadi, nuestro protagonis­ta recibió en 2015 la oportunida­d de enrolarse en AWTGreenWa­y -hoy Klein Constantia-, filial Continenta­l del poderoso Etixx-Quick

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