Pasión por el cicloturismo
Más de 8.000 participantes son fieles a la marcha decana del calendario, la Bilbao-Bilbao, que servirá para que muchos estrenen su temporada cicloturista el 13 de marzo en un recorrido equilibrado por la costa y el interior de Vizcaya.
Es curioso que, con la fiebre competitiva que nos atrapa a la gran mayoría en las marchas cicloturistas, un hecho que se puede constatar observando la proliferación de retos cada vez más duros y cuyos organizadores animan a los participantes a completarlos en el menor tiempo posible, la Bilbao-Bilbao mantenga una fórmula de éxito con la que comenzó hace casi tres décadas: ausencia de clasificaciones y de tiempos; varias salidas escalonadas que permiten a cada cicloturista elegir en qué momento quiere comenzar a pedalear, teniendo en cuenta que dispone de hasta 6 horas para completar la prueba; y un recorrido de 115 kilómetros, suficiente para las fechas tempranas del calendario, con cinco puertos en los que se acumula un desnivel positivo de 1.034 metros, registrado con el GPS Anima + de TwoNav. La relativa suavidad del perfil, que abre el abanico de participantes capaces de completar el recorrido, es
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uno de sus grandes atractivos y así lo fomentan desde el Club BideBike, que mantiene un trazado que parte desde el Puente de Deusto, se acerca al Mar Cantábrico en la carretera que conduce desde Sopela hasta Plentzia y afronta algunas de las ascensiones más características del Valle de Txorierri.
AGRADABLES SUBIDAS
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Marzo no es el mes más propicio para afrontar grandes escaladas, sino todo lo contrario. La mayoría estamos deseando que llegue el ansiado cambio de hora para disponer de más luz por las tardes, mientras completamos las salidas de fines de semana con sesiones de rodillo. Por eso, la Bilbao-Bilbao es una buena toma de contacto con las tendidas subidas del interior de la provincia vizcaína. Andraka, en el kilómetro 28, y Unbe, en el 40, son las dos primeras tachuelas del día, de 3,5 y 5,5 km respectivamente y un porcentaje medio cercano al 4%. Poco después del avituallamiento en el Parque Científico y Tecnológico de Zamudio, situado en el km 60 y en el que se establecerán bifurcaciones para agilizar el paso de los ciclistas, comienza la tercera ascensión marcada en el perfil, Artebakarra, una sencilla subida con un kilómetro al 5% como aspecto más reseñable y que servirá de calentamiento para la ascensión más emblemática de la prueba: Morga, que se corona a menos de 30 kilómetros de la meta. En realidad es una doble subida, ya que primero hay que llegar a Gerekiz, que acumula 7 kilómetros y menos de 250 metros de desnivel, cifras que probablemente no nos asustarían en meses veraniegos pero que hacen mella, teniendo en cuenta las fechas y que la mayoría de participantes habrán superado ya las tres horas sobre la bici. Desde ahí, sólo resta disfrutar con cuidado de la bajada a Larrabetzu y buscar una grupeta con la que cruzar con velocidad de crucero Galdakao y Etxebarri hasta llegar a las primeras calles de Bilbao, donde seguro que las maltrechas piernas se quejarán al afrontar la subida hacia la Basílica de Nuestra Señora de Begoña, la última dificultad antes de alcanzar la meta de la Gran Vía, en el corazón de la ciudad. Los participantes que concluyan la marcha podrán recoger allí el trofeo a modo de recuerdo que la organización ha diseñado para esta ocasión, un obsequio que se suma a los dos útiles regalos que se incluyen en la bolsa del corredor: unos cubrepunteras de la marca australiana Twowheelcool fabricados en silicona y resistentes al agua para proteger nuestros pies y una pequeña linterna para el manillar. Como es habitual, la organización publicará una galería de fotos en alta resolución de la prueba en