Amor y Montaña
Aunque la reciprocidad funciona en la mayoría de relaciones, es un hecho que el amor por la bicicleta a veces no es correspondido. Le pasa a Víctor Martín (Burgos BH), que quiere ser ciclista y tiene las condiciones necesarias para ello pero se cruza a menudo con la mala suerte. Esta vez fue un gato durante un descenso de la tercera etapa que le tiró de la bicicleta y le forzó a abandonar. Le pasa, también, a Beñat Txoperena (Euskadi-Murias), un corredor rocoso, valiente y entusiasta que en la última jornada marchaba fugado con Wellens, Geschke y Rubén Fernández cuando un pinchazo le apeó de esos minutos de gloria y sufrimiento que estaba saboreando. Después se cayó junto a Arnau Solé (Burgos BH) y se abrió la rodilla. "Pero me dolió más el pinchazo", dijo en Twitter. Otro Euskadi-Murias que vivió la gloria y el dolor fue Imanol Estévez. El vitoriano, soberbio en estos primeros compases de temporada, tomó el liderato de la Montaña en la primera etapa y lo afianzó en la segunda adelantándose a todo un Wout Poels (Sky) en el último puerto de la jornada. Tanta fortaleza mostró que, en el tercer parcial, los World Tour marcaban su rueda en los ataques hasta asfixiarle. "¿Por qué les preocupa que gane una clasificación secundaria?", se preguntaba cariacontencido y cansado en meta. Aquel día, Estévez y sus compañeros tiraron a fondo del pelotón para acercar la fuga y los deseados puntos de la Montaña. Para cuando lo lograron, estaban vacíos. En la última jornada vivieron la otra cara de la moneda cuando Gazprom frustró una escapada que podría haberles dado el deseado maillot verde. Estévez acabó retirándose, roto, con una valiosa experiencia más en su bagaje.