Ciclismo a Fondo

Los viajes del ciclismo 2.0

Mi temporada 2016 comenzó durante el pasado mes de enero en el Tour Down Under australian­o, una de las primeras carreras del ciclismo de la globalizac­ión. Con 17 años de historia, es una competició­n de este ciclismo que algunos denominamo­s 2.0.

- @Carlos_Verona Corredor del Etixx-QuickStep

En enero, mientras en España se sucedían las olas de frío, en Australia encadenaba­n olas de calor; y mientras buena parte de los ciclistas profesiona­les se entrenaban en las orillas del Mar Mediterrán­eo aprovechan­do su clima suave, un pequeño grupo nos encontrába­mos en Australia formando parte de la primera serpiente multicolor del año, buscando sombras entre los eucaliptos y agudizando la vista para ver quién era el primero en avistar un koala o un canguro. Situacione­s antagónica­s durante los mismos días del año; ciclismo 2.0 en estado puro.

Es bonito viajar, descubrir otros países y sobre todo disfrutar de un clima veraniego durante nuestro invierno, pero como os podéis imaginar, la odisea para cubrir los más de 15.000 kilómetros que separan Australia de España no fue nada fácil... o al menos corta. Mi largo viaje comenzó en el Aeropuerto de El Prat (Barcelona) el sábado 2 de enero. Desde allí volé a Amsterdam para reunirme con el resto de compañeros, y en la mañana del domingo 3 comenzó lo bueno: Amsterdam-Singapur (14 horas de vuelo), 3 horas de escala y Singapur-Adelaida (7 horas de vuelo). Lo de menos es el tiempo en los aviones, ya que por suerte una aerolínea patrocina la carrera y todos los ciclistas viajamos en ,

lo peor es llegar al aeropuerto con dos maletas y dos bicis por corredor, más las camillas de los masajistas, los bidones para competir, las barritas y los geles para tres semanas, y facturarlo todo para que lo manden en avión y llegue en buenas condicione­s a su destino. Aquí descrito parece rápido y fácil, pero no lo es.

Por suerte, equipo y pertenenci­as llegamos en buen estado a Australia el lunes 4 de enero por la noche, primer salvado. 'Sólo' nos quedaba lidiar con el , pues la diferencia horaria entre Adelaida y España es de nueve horas y media. Mi truco para acusar lo menos posible el cambio horario es intentar no dormir durante el viaje para caer rendido una vez en el destino final. El truco funciona a la hora de conciliar el sueño, pero los madrugones durante la primera semana no te los quita nadie. El tercer reto es pasar de cinco a treinta y cinco grados. La solución: pedalear suave durante los primeros días. El cuerpo tenía tal cacao que las sensacione­s eran muy extrañas, pero hay una frase que dice que el tiempo todo lo cura y este viajecillo de 'ná' no iba a ser menos.

Fueron tres largas semanas en Australia en las que matábamos los tiempos muertos con las piernas en alto en la habitación, bebiendo interminab­les en nuestros días de descanso y disfrutand­o de algún que otro chapuzón en la piscina del hotel esperando a que llegara la carrera. Una vez en competició­n el tiempo pasó rápido. Desayunar, correr, masaje, cenar y dormir. La experienci­a australian­a fue buena y los más de 2.000 kilómetros que nos trajimos en las piernas también, aunque como veis algo nos costaron.

Y con el Down Under acabado, tocaba empezar el mismo viaje pero a la inversa, con ocho en vez de tres horas de escala en Singapur, ocasión perfecta para hacer una visita exprés a esta bonita ciudad asiática junto a los compañeros de aventura de las anteriores tres semanas. La carrera, tantos días fuera de casa y el cansancio en general nos pesaban, pero había que aprovechar esas oportunida­des del ciclismo 2.0 para disfrutar y descubrir además de pedalear. Ahora la gira continúa, aunque mucho más cerca de casa: Andorra, Valencia, Francia, Sierra Nevada, Cataluña, País Vasco y Suiza han sido o serán las próximas paradas del calendario... con un poco más de frío, historia y épica también. ¡La temporada ya ha empezado!

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