De John a Anna
En el número que tenéis en las manos debería figurar una entrevista con John Degenkolb, el gran dominador de las clásicas de primavera en 2015. Sin embargo, el terrible accidente que sufrió el alemán mientras entrenaba en Alicante junto a cinco compañeros del Giant-Alpecin, Barguil, Haga, Walscheid, Fredrik Ludvigsson y Sinkeldam, y que no acabó en tragedia irreparable de milagro, aconsejaba dejarlo para mejor ocasión. Pocas semanas después fueron dos integrantes de Lotto-Soudal, De Gendt y Dockx, los que se llevaban otro susto de campeonato entrenando en la misma provincia. Todo ello justo cuando se cumplen quince años del atropello de los hermanos Otxoa en el que Ricardo perdió la vida y Javier resultó herido de gravedad. Es muy triste ver lo poco que hemos avanzado en materia de seguridad vial. Hablo de profesionales, pero los cicloturistas que salen cada día a las carreteras se enfrentan a idénticos peligros. Por ejemplo, el siniestro ocurrido este mes en Lebrija (Sevilla) con el balance de un muerto y un herido grave, donde el conductor -conductora en esta oportunidad- huyó del lugar en vez de hacer frente a la situación. Un despiste puede llegar a ser comprensible; no detenerse a socorrer a los heridos no tiene perdón. Lamentablemente, esas deleznables actuaciones salen demasiado baratas. Ahí está el caso de Anna González, cuyo marido Óscar Bautista falleció en un accidente similar, desolada al conocer que el camionero que conducía no tendrá que ir a juicio. La carta que publicó Anna en diversos medios de comunicación partía el alma a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Por ella, por las familias y los amigos de todos los que pedalean en su tiempo libre, extrememos la precaución al volante.