Heredera privilegiada
La sólida experiencia que le ha convertido en una de las empresas de referencia del sector en España otorga a Macario la capacidad de afrontar con garantías el reto de producir una bici en edición limitada que va más allá de un simple ejercicio de estilo.
Es complicado encontrar emoción en la frialdad de los números, la mayoría de las veces asociados a estrictos órdenes que limitan la diferenciación, aunque hay excepciones en las que cabe la belleza. Es el caso de las series limitadas, en las que disponer de un objeto marcado con un número que demuestra su exclusividad permite a su propietario disfrutar de algo que pocos pueden alcanzar. La satisfacción no está tan relacionada con el valor económico del bien, aunque el precio suele ser una de las barreras de entrada, como con el alcanzar cierto estatus al compartir con un reducido grupo de personas el gusto por el diseño, la buena factura o, en el caso de nuestra industria, de máquinas con las últimas tecnologías que entran por derecho en la historia de la bicicleta.
CUMPLEAÑOS FELIZ
Lo usual, al menos cuando hablamos de bicicletas, es que las ediciones limitadas se reduzcan a experimentos más o menos acertados en su concepción que quedan relegados a las paredes de las oficinas de las marcas. Por eso, sorprende que la bici diseñada por Macario para conmemorar el 65 aniversario del nacimiento de la marca sea, sin alejarse de la aspiración de la exclusividad, más que eso y su comportamiento en marcha esté más cercano al de una bici de competición que al de un modelo orientado a disfrutar del placer de pedalear sin más pretensiones que dar un paseo. Lo consigue con un cuadro de carbono con perfiles aerodinámicos, evidente en la parte superior del tubo diagonal y en la forma en la que el tubo vertical abraza la rueda trasera, en el que se utilizan fibras de carbono de la serie T800 de Torayca y con un montaje para el que ha elegido, en el caso de nuestra prueba, el eficaz Shimano Dura-Ace Di2, un grupo ante el que los amantes de los cambios mecánicos nos quedamos sin argumentos de crítica. Sólo 65 unidades, algunas con el grupo tope de gama como la de estas páginas y otras con la versión electrónica del Ultegra y ruedas RS-81 C-35 por 3.500 euros -o con ruedas RS11 por 2.995 euros-, con las que recuerda que los inicios de la marca en 1950 estuvieron ligados a la fabricación de bicicletas, posteriormente utilizadas por los ciclistas del KAS en la década de los 70 o, más recientemente, por los del Relax-Fuenlabrada a finales del siglo XX. 65 años en los que la empresa
ha evolucionado hasta convertirse en el principal distribuidor del mercado español, con marcas como Shimano, GT, Stevens, MET y Pearl Izumi, entre otras, una actividad en la que centra todos sus esfuerzos, aunque siempre ha mantenido un modelo de bicicleta en su catálogo -el Prothos en las últimas temporadaspara no olvidar sus orígenes y honrar el nombre de su fundador.
PRECISIÓN JAPONESA
Macario anuncia un peso de 1.080 g en su nuevo cuadro, en el que las fibras de Torayca se han laminado con un sistema de doble molde -bautizado como Core Mould- para evitar que queden burbujas en su interior y con el que se asegura la construcción homogénea en las zonas críticas que sufren más torsiones, como el pedalier. La rigidez de esta zona y de la dirección es sobresaliente, aunque, en contrapartida, la bicicleta peca de cierta incomodidad en asfaltos rugosos, un aspecto al que no ayuda a mejorar la aerodinámica tija de carbono, de la que sí nos ha gustado sus múltiples ajustes, y que se multiplica por las estrechas cubiertas Panaracer Closer en 20 mm con las que venía montada la unidad de pruebas. Son unos neumáticos muy ligeros y que transmiten la sensación de una resistencia mínima a la rodadura, pero que en la versión probada penalizan las cualidades de la bici, algo que reducimos montando neumáticos de 25 mm y que en el caso de esta Macario se soluciona ya que está a la venta con la versión de las Closer de esa medida. El grabado `Only Shimano© del tirante derecho es más que una declaración de intenciones. Además del grupo electrónico completo, el gigante nipón aporta las ruedas Dura-Ace C50 de cubierta, un modelo de carbono que sacrifica unos gramos para disfrutar de la frenada de la pista de aluminio y que se sienten muy rápidas en terrenos llanos o con ligera pendiente, y el conjunto Vibe en manillar y potencia de su marca de componentes PRO. Un montaje de máximo nivel con el que consigue un peso de 7,7 kilos, ajustado si tenemos en cuenta que incluye los pedales Shimano Dura-Ace y dos portabidones PRO, y en el que nos gustaría, en vez del 50/34 en el pedalier y el casete de 11-28, unos platos 52/36 con un casete 11-25 para aprovechar al máximo sus cualidades deportivas. Sin embargo, Macario ha apostado por una combinación más versátil para que el desarrollo no sea una limitación a los potenciales compradores de esta edición limitada, que, además de disfrutar del placer de sentirse privilegiados por pedalear en una bici única, disfrutarán de unas prestaciones muy elevadas.
ª Exclusiva, pero de altas prestaciones; mucho más que una bici para admirar sus cuidados detallesº