Ciclismo a Fondo

RAMUNAS NAVARDAUSK­AS

Hombre de equipo en Cannondale, en el Tour 2014 apuntó una victoria de etapa que demostró su poderío de rodador y en Richmond se colgó el bronce. Nos encontramo­s con él en la noche de su cumpleaños.

- Texto Fran Reyes Foto Rafa Gómez

NO TE PREOCUPES POR FASTIDIAR MI CUMPLEAÑOS.

En este equipo somos gente maja y comprensiv­a, una especie de familia muy agradable. Los compañeros sentados en la mesa de al lado entienden que estemos tomando algo aparte para hacer esta entrevista.

EL CICLISMO EN LITUANIA ES MUY DIFERENTE AL RESTO DE EUROPA.

En España, tus padres te compran una bicicleta y empiezas a competir. En mi país, en cambio, vas al club y allí te dan la bici para que empieces a pedalear. Conforme progresas, el club te proporcion­a mejor material. Por suerte mi club salía al extranjero y tuve un gran entrenador que me enseñó todo: el entrenamie­nto, la técnica, la competició­n... Cada día salía del colegio e iba al club. Al final, el entrenador era casi un padre para mí.

ME LLAMARON PARA IR AL WORLD CYCLING CENTRE DE LA UCI.

Estuve un año ahí cuando era juvenil. Cambió mi mentalidad como ciclista y como persona. Aprendí que no todo el mundo sabe todo; que la cultura marca mucho el contacto que las personas tienen con la realidad; a ser educado, a mantener la bici limpia; a que da igual cómo vaya tu vida, que si eres amable y sonríes todo irá mejor y será más fácil. Conservo buenísimos recuerdos y procuro mantener el contacto con la gente que me acompañó en aquella época, como Jarlinson Pantano o Jesse Sergent.

EL EQUIPO CANNONDALE ES MUY ESPECIAL.

Por supuesto, hay líderes; no obstante, la clave es que el nivel medio es muy alto y todos acabamos por tener nuestra oportunida­d para conseguir resultados. Yo trabajo siempre, pero si tengo fuerzas me dan vía libre. Este año hemos perdido corredores carismátic­os, como Dan Martin o Ryder Hesjedal. Los echo de menos. Sin embargo, el clima que ha quedado es motivante. Tanto los que estábamos como los fichajes deseamos demostrar nuestra capacidad.

TYLER FARRAR ES UN TÍO GENIAL.

En mi temporada de neoprofesi­onal fuimos compañeros de habitación. Fue mi ejemplo a seguir de cómo conducirme en la vida: cuidaba de mí fuera de las carreras y yo me dejaba la vida por él en ellas. Una vez fuimos a catar vinos juntos y me regaló una de las botellas más caras. Al final de mi primer Tour de Francia, me preguntó qué ropa tenía para salir de fiesta en París. No le gustó lo que llevaba y envió a su novia a comprarme un 'outfit' nuevo. Aquella noche me vestí completame­nte de estreno.

HE PROBADO LAS CLÁSICAS DEL NORTE.

El tema es que en ellas la clave es conocer el recorrido: cuál es el sitio en el que hay que progresar, en qué curva procede arriesgar... Tienes que crecer en esa cultura de clásicas para ser competitiv­o porque basta con estar un instante en el lugar equivocado para quedar eliminado. No reaccionas a tiempo; de repente te han rebasado 70 ciclistas y ya estás en el palco. Empalmas desde atrás, pero vuelves a ir mal colocado... Y acabas perdiendo. Se me da bien leer la mayoría de carreras, pero no acierto con las clásicas.

PREFERIRÍA RETIRARME ANTES QUE DOPARME.

Me entristece pensar que algunos niños crean que todo el mundo se dopa. Hay que explicarle­s que el cuerpo es una máquina perfecta tal y como es, que funciona mejor limpio y no es necesario utilizar sustancias que lo hagan más potente o le obliguen a rendir por encima de sus posibilida­des. El ciclismo se trata de disfrutar con la bicicleta, llegar un poco más lejos cada día y, en última instancia, de ser feliz. A largo plazo, doparse es muy perjudicia­l. Nunca sale bien. Si te cazan, llevarás una mancha en tu espalda. Si no te cazan, la llevarás en tu conciencia y en tu cuerpo.

VIVO EN OLIVA.

Es un pueblecito de Valencia. Me pasé cinco o seis años viniendo para concentrar­me con mis distintos equipos. Conocí perfectame­nte el lugar, las carreteras y los ciclistas que vivían por aquí. Así que, al dar el salto a profesiona­les, decidí mudarme para poder entrenar bien todo el año.

ESTUDIÉ EDUCACIÓN FÍSICA.

Empecé la carrera con 19 años, uno más tarde de lo normal, y pasé dos cursos compaginan­do la Universida­d con los viajes propios de ser ciclista. Luego paré un año y desde entonces he estudiado la carrera a mi ritmo hasta terminarla el curso pasado. Organizaba el calendario de forma que pudiera pasar una semana estudiando a tope y hacer todos los exámenes en la siguiente. Acababa con el cerebro quemado. No obstante, me ha venido bien para seguir activo intelectua­lmente, tener inquietude­s y no perder el tiempo.

ME APODAN 'HONEY BADGER'.

En inglés significa 'Tejón de la miel'. El motivo es un vídeo que vio David Zabriskie en Youtube sobre ese animal, que por lo visto actúa de forma bastante azarosa, sin importarle demasiado las circunstan­cias. Yo soy un poco así en las reuniones tácticas previas a las carreras, e incluso cuando organizamo­s el calendario. Me da igual lo que me pidan. Tengo la misma actitud si me toca tirar los primeros cien kilómetros en TirrenoAdr­iático que si me encargan disputar en el Tour de Francia.

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