Pésame en la Treparriscos

El sábado 18 de junio a las 13:35 horas recibí la llamada de mi amigo Josep preguntando si íbamos a tardar mucho en llegar a meta. Mi contestación fue: "Se ha caído un ciclista y cuando llegue la ambulancia continuaremos. Estamos a 6 o 7 km del final". Llegó la ambulancia y mi compañero José María y yo seguimos pedaleando, pero esos pocos kilómetros se me hicieron eternos. Con lágrimas en los ojos y en silencio por lo ocurrido, entramos juntos en meta. No podía olvidar a Ramiro -según ponía en su dorsal-, el compañero que nos habíamos encontrado tendido en el suelo junto a su bici cuando descendíamos hacia Sabiñánigo, cerca de Yebra de Basa. Paramos en seco al verle, me arrodillé junto a él y le sujeté la cabeza. Había otro ciclista más adelante, le pregunté si llamaba al 112 y contestó que sí. Me puse a hablarle y tranquilizarle, que la ambulancia ya estaba avisada, mientras José María alertaba a los ciclistas que bajaban para que tuvieran cuidado. Pararon otros compañeros, un médico odontólogo, una chica inglesa y una enfermera. Un motorista de la Guardia Civil dio la dirección exacta y un coche que paró le puso una chaqueta encima para que no se enfriara hasta ser trasladado en ambulancia. Más tarde, ya comiendo en Jaca con el resto del grupo antes de regresar a Barcelona, leímos en el Heraldo digital que Ramiro había fallecido de un paro cardíaco. Mi tristeza fue inmensa por la pérdida de un compañero ciclista, con el consuelo de que se fue practicando su deporte favorito. Esta carta va por ti, por los compañeros que han perdido la vida en la carretera y para que tu familia sepa que estuviste bien acompañado hasta el último momento.

Ángel Rodríguez.

Gavà-Viladecans (Barcelona).