El ciclismo no acaba aquí

Han sido siete meses muy largos para Ane Santesteban (1990, Errenteria; corre para AléCipollini). Ya dimos cuenta en el pasado número de Ciclismo a Fondo de su denodada labor de caza de puntos en carreras de todo el globo para asegurar su presencia en Río e intentar que alguna otra española pudiera acompañarla en su sueño olímpico. Finalmente acudió sola, pero contenta: tenía la ocasión de competir con las mejores en el mayor escenario posible. Sin embargo, los desvelos pasaron factura. Santesteban no encontró sus piernas en todo el día y se descolgó antes del momento decisivo de Vista Chinesa. "No sé cómo he logrado terminar", confesó en meta. Fue 47ª a un mundo de Van der Breggen; a su rueda una ciclista israelí, Shani Bloch, que celebró el mero hecho de concluir la carrera con efusividad. Ya decía el Barón de Coubertin que lo importante no es ganar, sino participar. "Me he llevado un disgusto, pero el ciclismo no se acaba aquí". Efectivamente, esta temporada de sacrificio no ha sido en balde: le ha servido para hacerse un nombre. A nivel personal ha recibido una beca de la UCAM para endulzar sus estudios de ADE. En lo deportivo se ha situado en el pelotón internacional, ganándose su respeto y un estatus de ciclista a tener en cuenta. Para la guipuzcoana, lo mejor está por venir.