UNA NOCHE EN LERMA
El verano burgalés es amable. Durante el día, el sol aprieta sin estrangular; luego se retira y se levanta un viento suave que aconseja chaqueta. Una noche de jueves, Lerma, uno de esos pueblos en torno a los cuales se articula la Vuelta a Burgos, recibe la visita de un coche de Dimension DataQhubeka. Lo conduce Oliver Cookson, hijo de Brian, el presidente de la UCI, que ejerce de director deportivo del conjunto sudafricano después de varios años desempeñando labores logísticas en el seno de Team Sky. Ha venido para revisar la bella llegada del día siguiente, una cuesta empedrada de pendientes irregulares que muere en un coqueto Parador. Graba los últimos kilómetros de la etapa. Al día siguiente se los enseña a Nathan Haas, su baza a pesar de una sequía de 22 meses impropia de un rematador como él, y a los compañeros encargados de escoltarle hasta el pie del repecho final. La resolución de la etapa se enmaraña por mor de Katusha, que aprovecha un tramo de viento para trocear el pelotón con sus motores rusos. Dimension Data, atento, coloca a su Haas en segunda posición del grupo justo antes de la cuesta final. Allí entra desbocado Drucker, cuya arrancada es bien aprovechada por el ciclista de Tasmania. "Mantuve mi ritmo, no me lancé, sabía que después venía un tramo de menor pendiente más propicio para sprintar". Así lo hizo, y consiguió un éxito que necesitaba para poner una sonrisa en una temporada arisca. Aunque se consumara bajo el sol, su victoria se construyó una noche de viento suave.