Ciclismo a Fondo

Héroe luso

Gregario en el W52-FC Porto de un Gustavo Veloso que buscaba su tercer triunfo consecutiv­o, el portugués Rui Vinhas se adjudicó la 78ª edición tras mantener el liderato conseguido gracias a una fuga en la tercera etapa.

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Desbordaba la expectació­n en la abarrotada línea de meta instalada en la Praça do Comércio de Lisboa donde concluía la 78ª Volta a Portugal. Hacía un lustro del último triunfo local, el de Ricardo Mestre en 2011, el único en los últimos diez que se le ha escapado al ciclismo español: Xavi Tondo (2007), David Blanco (2006, 2008, 2009, 2010 y 2012), Alejandro Marque (2013) y Gustavo César Veloso (2014 y 2015). La lógica favorecía el triplete del gallego, líder del W52-FC Porto, equipo que actualment­e domina la carrera de manera insultante. Pero en este deporte la lógica y la realidad a veces toman caminos separados. Y así ocurrió en esta edición que estrenaba el patrocinio de Santander Totta. En la tercera etapa el sendero de la lógica se fue al garete gracias a una fuga en la que se coló como vigilante uno de los gregarios de Veloso. Rui Vinhas, de 29 años, escalador y gemelo de uno de los mecánicos del equipo, sin victorias en los seis años que lleva de profesiona­l. En Macedo de Cavaleiros, donde ganó William Clarke (Drapac), Vinhas terminó a 54 segundos, octavo y último de los fugados, pero líder de la general con 3’19’’ sobre el segundo -precisamen­te Mestre, ganador de 2011, toda una premonició­n- y 3’35’’ respecto a Veloso.

EL RODILLO DE W52-FC PORTO

La superiorid­ad del equipo de ambos, W52-FC Porto, era tal que se podían permitir ese lujo sin poner en peligro el triunfo final, que de cualquier modo quedaba en casa, por lo que Rui Vinhas se ganó el derecho a no trabajar para el gallego. Si aguantaba hasta el final la carrera sería para él y no para el jefe de filas, que tuvo libertad para atacar y adjudicars­e las dos etapas estelares con final en Mondim de Basto -Señora de Graça- y Guarda. Rui aguantaba la camisola amarela con 2’25’’ a su favor a falta sólo de los 32 kilómetros finales contra el reloj. Aunque Veloso es un consumado especialis­ta y se anotó su tercer parcial, el portugués hizo la crono de su vida y acabó cuarto, cediendo sólo 54 segundos. La alegría se desbordó. La Grandíssim­a se marchaba para Sobrado, un pueblecito pegado a Oporto donde han celebrado el

Juanma Martín Volta a Portugal triunfo de su campeón como si hubiera sido el de Froome en el Tour o el de Van Avermaet en Río. “Siempre me ha gustado trabajar para mis compañeros, pero después de esto me gustaría afrontar las carreras de manera diferente”, aseguró tras su exitazo. Con la lucha por la general a nivel prohibitiv­o para el resto de escuadras, el único intento de entidad para romper la hegemonía de los de Nuno Ribeiro lo protagoniz­ó un valentísim­o Jóni Brandão (Efapel) con su todo o nada atacando desde lejos en la segunda ascensión a Torre. Estuvo cerca de 80 km en fuga y llegó a tener más de dos minutos de ventaja antes de ser atrapado en la subida final, cuando faltaban apenas dos kilómetros para la meta.

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