PABLO URTASUN

Tras una temporada en el Ukyo, donde lideró la Japan Cup, el navarro ha retornado al calendario europeo de la mano del equipo brasileño Funvic.

SOY MUY FAMILIAR. Mi casa, mi pueblo... En otros países veo que no están tan arraigados a lo suyo. Soy muy de mi familia y de mi hijo, estar mucho con él. Y más ahora que volveremos a ser padres a finales del verano de una niña que se llamará Nara. En 2015 con Ukyo tuve más continuidad, pero ahora estoy en casa y eso es un añadido. Me gusta quedar con mis amigos y estar en el bar del pueblo echando una Coca-Cola. Esas pequeñas cosas tienen un valor enorme para mí.

ESTÁ SIENDO UN AÑO RARO. He pasado tres meses sin correr hasta la Klasika de Ordizia y la Vuelta a Portugal. Eso se nota mucho. Fiché por este equipo por volver al calendario europeo y tener más continuidad; no se ha cumplido casi nada. Estoy cerca de los míos, pero deportivamente ha sido un paso atrás. Si tienes 23 años igual es más fácil coger la forma con menos trabajo, pero ya he cumplido los 36 y, aunque alcances el mismo rendimiento, te cuesta más llegar a él.

PASÉ TARDE A PROFESIONALES. Lo hice con 24 años y porque salió Kaiku. Aquellos fueron buenos momentos, el equipo era como una familia y estábamos siempre juntos. Mi primera grande fue la Vuelta 2010, ya con treinta años. Siempre he ido dos o tres años por detrás de lo normal. Con 33 debuté en el Giro, donde llegué muy bien después de hacer segundo en Amorebieta y ganar una etapa en Castilla y León. Pero tarde.

MI MEJOR VICTORIA. Me gustó mucho la que conseguí en el Tour de Gran Bretaña, pero la de la Vuelta a La Rioja fue más trabajada, más individual. Fue una fuga de lejos, yendo solo y no me lo esperaba. Cuando arranqué sólo pensaba en la montaña, pero con la ventaja que saqué pude aguantar hasta meta. En general, los dos últimos años de Euskaltel disfruté bastante del ciclismo. Aprendí a entrenar, di un paso al frente y comencé a tener buenos resultados y la consistencia que me había faltado. Ainara Hernando Foto Luis Ángel Gómez EL CIERRE DE EUSKALTEL ME PILLÓ EN MI MEJOR MOMENTO. Por eso decidí seguir, aún me quedaban buenos años. Quise continuar por disfrutarlo y por terminar bien. Desde entonces he tenido mala suerte. Lo de PinoRoad al final no salió, luego ir a Japón no fue malo pero estaba lejos de casa y ahora me falta continuidad. Y eso que mi mujer me regaló un amuleto para la buena suerte, un escarabajo que llevo en el collar.

VIVÍ SEIS MESES EN JAPÓN. Junto a Salvador Guardiola y Óscar Pujol. Estábamos a 70 km de Tokio, hacia el Monte Fuji. Guardiola es tranquilo, pero Pujol no para quieto. ¡Es como una bomba! Fue muy importante tenerles al lado en un país donde el idioma es un problema y estábamos tan lejos de los nuestros. Había muchas horas muertas, tardes de no ir a ningún lado. Nos alternábamos las tareas del hogar: el día que cocinaba uno, el otro limpiaba y el tercero fregaba. Las carreras eran diferentes, critériums en circuitos cerrados, imprevisibles, se corre sin miedo desde el kilómetro 1. Fue un buen año. A mi regreso, le traje como regalo a mi hijo una bicicleta de carretera que aquí era difícil encontrar, más pequeña, con ruedas de 20 pulgadas.

VEO CERCA LA RETIRADA. Tengo la sensación, desde que cerró Euskaltel, que me hubiera gustado que todo fuese de otra manera. Prefiero esto que quedarme con el 'y si hubiera...'. Sigues apostando, deseando que la cosa mejore, pero pasa el tiempo y no es así. Aún no lo he hablado con nadie, ni con el equipo, pero si no sale algo que me dé garantías no espero más apuestas.

ESTUDIÉ FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN. No tengo la carrera acabada y me he matriculado en otra, Administración y Dirección de Empresas. Me gusta escribir y también he sopesado coger el negocio familiar, la cristalería de mi padre. Es un buen trabajo porque no es repetitivo: un día te toca un tejado, otro un escaparate. También me saqué el nivel 3 de director