La fatiga como origen de molestias en el ciclismo
Durante la primera semana de mayo se celebró una europea sobre la distancia de 450 km repartidos en tres etapas. Participamos con la idea de realizar un estudio de campo y llevar a cabo un ejercicio de metodología de observación directo sobre los errores técnicos y posibles orígenes de lesiones en una prueba de larga duración de estas características.
randonnée
Pensamos que esta experiencia podría darnos información acerca de cómo la fatiga influye en la aparición de molestias en el ciclismo. De este modo, a través de un registro visual fuimos anotando los problemas más habituales y la frecuencia con la que aparecían en un grupo de 305 deportistas de toda condición, sexo y edad. En un análisis preliminar nos llamó la atención el número de ciclistas que portaba zapatillas manifiestamente más estrechas de lo que parecía que deberían calzar. Los deportistas reconocían, además, que el calor les proporcionaba una incomodidad añadida. Este fenómeno era un factor bastante limitante, ya que en cada uno de los puestos de avituallamiento que dispuso la organización era frecuente ver a los ciclistas quitándose las zapatillas para permitir que el pie descansase y que los roces producidos se aliviasen.
MANOS ABAJO
No menos sintomática era la posición de las manos sobre el manillar con el discurrir de los kilómetros. Los ciclistas llevan una posición cada vez más baja, pero después de recorrer pocos kilómetros al inicio de una etapa, sobre todo en la segunda y tercera -básicamente llanas-, verticalizan y extienden el tronco todo lo que pueden para descansar los músculos sobrecargados de cuello y/o espalda. Había gestos casi involuntarios que veíamos frecuentemente a partir del ecuador de las etapas, como soltar una o las dos manos para realizar pequeños movimientos de descompresión con el fin de mitigar el posible adormecimiento de las manos, provocado por apoyos incorrectos sobre el manillar. Y no menos notables eran las situaciones en las cuales los ciclistas dejaban de pedalear y se levantaban sobre los pedales para evitar el roce continuo del sillín, o quizá una mala posición de la badana. Como complemento a este análisis visual, y como consejo técnico referido a la evidencia científica existente acerca de cómo debería ser el pedaleo, relacionamos la aparición de la fatiga con los descensos del talón en la fase más propulsiva del pedaleo, con lo que la cada vez menor fuerza existente se transmite todavía peor a los pedales. Envíanos tus dudas relacionadas con la Biomecánica. ¡Por favor, no más de 15 líneas!