La llave de la Vuelta
Había llegado la hora. Cuando todo se pone en contra, una crono por equipos nefasta -casi un minuto regalado de inicio-, una brutal caída, el dolor y la pena de verse cada vez más alejado de los grandes, de la victoria, que es lo único que él entiende como modo de vida. Eso y el ataque. Era el momento de aplicarlo. "Los que me conocéis sabéis que tengo un lema, Querer es poder". Y Alberto Contador quiso, una y otra vez, y aunque no pudo, por siempre quedará grabado como el hombre clave que abrió las puertas de la Vuelta a España para Nairo Quintana. Él decidió el ganador, convirtiéndolo todo en un dulce caos, una maravillosa anarquía camino de Formigal como sólo un ciclista de su talla puede hacerlo. Para llegar hasta allí el camino fue largo. Y doloroso. "Ya en la crono por equipos perdí mucho tiempo y luego tuve un mal día en Ézaro", cuenta. Lo peor estaba por venir. En el final de la séptima etapa, Contador se iba al suelo y, "reventado", cruzaba la meta. "Iba bien colocado, pero ha entrado por dentro uno que no le gusta usar el freno y me he ido el suelo". Su gesto y su dolor eran de retirada para cualquiera... que no fuese Alberto Contador. Era la hora de aplicárselo una vez más. Querer es poder. Por el coraje y el arrojo se hizo más fuerte que el dolor y un día después se alzó sobre sí mismo y sus heridas para arrancar en la Camperona. "Sólo pensaba en salir vivo, le tenía pánico a la etapa". De los grandes, Nairo Quintana fue el único que entró por delante. Un aviso para quien le diese por muerto. El tiempo fue su aliado y con el paso de los días el dolor fue desapareciendo. Pero para cuando llegaron los Lagos de Covadonga, la primera etapa de gran montaña, Contador ya se dejaba casi tres minutos con Quintana y Froome. "Las cosas se están complicando". El madrileño se vio obligado a buscar nuevos alicientes. A la improvisación que tanto le gusta, a divertirse jugando a ganar. Y así se convirtió en el hombre que eligió el vencedor de la Vuelta. Suyo fue el maravilloso ataque a siete kilómetros de la salida camino de Formigal secundado por Nairo Quintana y sus compañeros del Movistar. El gas se le apagó en el final y no logró culminarlo con un merecido triunfo de etapa. "Estas cosas son las que se quedan en la memoria". El podio se le puso a tiro tras la crono de Calpe, pero en la penúltima etapa "pequé de confianza cuando atacó Chaves. También esperaba más colaboración por parte de Movistar a cambio de lo de Formigal". No la encontró y acabó bajándose del cajón. "Siempre te gusta hacer podio, pero no era mi objetivo en esta Vuelta. He ido a contracorriente desde el principio, intentando reinventarme. Y aunque parezca negativo, ha sido bueno. Ahora toca resetear. Esta vez me ha venido todo en contra y espero que la próxima sea a favor".
Ainara Hernando
Foto
Luis Ángel Gómez