Ciclismo a Fondo

El fiel amigo

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Movistar Team al completo funcionó a la perfección. Como el mejor Sky, el del Tour, ese que arropa a su líder y no deja ni un minuto de incertidum­bre, el que corta de raíz cualquier amago de rebeldía de los rivales. Así se comportó la escuadra azul por las carreteras españolas -y francesasd­urante tres semanas en las que nada falló, si acaso el intento de entrar en el top ten del tremendo Alejandro Valverde. Los nueve hombres se ganaron el sueldo, está claro, pero hubo dos que pidieron un aumento urgente: Rubén Fernández y Jonathan Castroviej­o, principale­s culpables de que nadie se la liase a su pequeño colombiano. El murciano se salió, sí, pero lo del vizcaíno... ¡Vaya Vuelta! Podría haber llegado con la mirada aún perdida, lamentándo­se de aquella, otra vez, mala suerte que le arrebató una medalla en Río de Janeiro por escasos segundos. Pero no. Castroviej­o, que cada año sube un peldaño su nivel de gregario, se comportó durante toda la carrera como ese hombre que toda estrella quiere a su lado, por el que Contador hubiera pagado tres cuartos de su sueldo. Reservándo­se más que otras veces en la tarea de reventar al pelotón porque su talla de bicicleta se asemeja más a la de Nairo en caso de cambio rápido de máquina, el de Getxo siempre estuvo presente en los momentos que decidieron la Vuelta. Atento a cada movimiento, sabiendo en qué instante acelerar para tranquiliz­ar la carrera y en qué escapada meterse para que su equipo no cediera el volante de la Vuelta a España en ninguna etapa. 'Castro', al que la temporada se le torció en la Vuelta al Algarve cuando de camino al autobús se rompió una vértebra y el cúbito al chocar con un espectador, fue uno de los que se colaron en la fuga que decidió la carrera a favor de sus intereses. La que se inventó de la nada Alberto Contador. Allí, arropando a su jefe con su experienci­a y su golpe de pedal, estuvo nuestro protagonis­ta, a quien tanto se echó en falta en el pasado Tour de Francia dentro del seno de Movistar Team. Sin duda es un hombre indispensa­ble en la disciplina del conjunto de Eusebio Unzué. Quintana, como sus directores y el otro líder del equipo, Valverde, también lo considera un hombre clave. Con él a su lado, el genio colombiano respira más tranquilo. "A Nairo lo conozco desde hace muchos años, cinco ya, y siempre le he visto así, bien", decía el propio Castroviej­o en la víspera de la etapa reina, la del Aubisque. Conoce tanto a la estrella cafetera que con sólo una mirada a su rostro y a su forma de pedalear ya sabe cómo va. Jonathan también tuvo tiempo de poder alcanzar su momento de gloria en la contrarrel­oj de Calpe, pero un espectacul­ar Chris Froome le arrebató claramente el triunfo. Otra vez él.

Texto Álvaro Calleja Foto Luis Ángel Gómez

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