» ª A pesar de la apariencia discreta de su elegante color negro, la Litening es una auténtica máquina de carreras"
tiene continuidad en la vaina izquierda, mucho más ancha a simple vista que la derecha; por otro, el conseguido reparto de pesos con una horquilla superligera que consigue que los cambios de dirección sean inmediatos. Son sensaciones similares a las que tuvimos cuando probamos la versión anterior de la Litening, pero que se han reforzado con el rediseño de un cuadro que, manteniendo su proceso de fabricación Advanced Twin Mold, que consiste en crear el cuadro a partir de dos moldes para evitar pliegues, burbujas y restos de carbono innecesarios en el proceso de curación en el horno, ha introducido mejoras tanto en su concepto como en la fabricación, con un estilo más clásico, apostando por afinar el tubo superior y los tirantes, y con la introducción de un carbono que han bautizado como C:62, en el que el 62% es fibra de alto módulo -los alemanes aseguran que la mayoría de las marcas utilizan un porcentaje menor- y el 38% es resina, añadiendo pequeñas partículas a ésta para mejorar la resistencia del cuadro a los impactos, así como su durabilidad.
COMPETITIVA, PERO DÓCIL
La postura de conducción es la habitual en una bici del segmento, bastante deportiva y exigente por su largo tubo horizontal y corta pipa de dirección, aunque no se traduce en una conducción complicada por el buen trabajo que ha hecho Cube en la horquilla. En la parte trasera, los finos tirantes, cuya posición se ha modificado y ahora salen del tubo del sillín sin parecer una prolongación del tubo horizontal, como en la versión anterior, ayudan a reducir las vibraciones de la carretera, aunque no podemos esperar milagros en una bici que está concebida para ir lo más rápido posible, lo que se hace patente cuando las irregularidades son continuas. Aun así, no la hemos notado especialmente incómoda en los casi 1.200 kilómetros que hemos recorrido con ella, sobre todo en la prueba de fuego: una ruta de más de 210 kilómetros y siete horas por el sur de Madrid, en la que afrontamos las principales ascensiones de la zona. Del montaje, además de destacar que la marca alemana apuesta por montar Shimano Ultegra al completo, sin escatimar con gamas más bajas en casete o cadena, es agradable encontrarnos con un manillar de carbono firmado por la propia Cube, aunque, por las filias que comentábamos al comienzo, preferimos más largo en su parte inferior. Las ruedas Fulcrum Racing 55, el modelo de los italianos para montajes OEM basado en las Racing 5, se acercan a 1,7 kg, aunque no merman el buen comportamiento de la bici cuando la carretera se empina. Su perfil diferenciado -24,5 delante y 27,5 mm detrás-, los radios planos y los bujes blancos les otorgan una estética que conjuga bien con la bici, pero, sin que esto signifique que sean malas, porque de hecho no lo son y como ruedas para todos los días cumplen sobradamente con unos bujes más que probados, no están al nivel de un cuadro que podemos encontrar con dos montajes más con frenos a la llanta -la versión de entrada, con Shimano Ultegra mecánico, por 2.699 € y Race, con Dura-Ace mecánico, por 4.099 €- y, como novedad para esta temporada, con frenos de disco y Shimano Ultegra mecánico por 3.099 €. Una bici con personalidad propia y con la que, con el único capricho de colocar otras ruedas más ligeras para esos días especiales, tendrás una compañera a la que será difícil que superes. Siempre que no se te olvide cargar la batería de su Ultegra Di2, claro.