Un gran invento
Lluvia, barro y altas dosis de combatividad para el estreno de la clásica toscana en el World Tour. El polaco del Team Sky precedió a los belgas Greg Van Avermaet y Tim Wellens.
Once ediciones disputadas han bastado para demostrar lo acertado de organizar una competición ciclista de máximo nivel inspirada en la Eroica, esa marcha cicloturista que cada octubre desde 1997 recorre evocando al ciclismo de época los caminos de tierra -Strade Bianche- de la provincia de Siena. Si bien los profesionales nunca han tenido las limitaciones de la marcha a la hora de vestir en plan vintage o utilizar determinados materiales -al cicloturista se le exige cuadro de acero con palancas de cambio en tubo diagonal, calapiés y cableado exterior de frenos-, muchos de los otros valores que promueve como el paisaje o el trazado también han calado en la versión competitiva, lo que unido a un desarrollo habitualmente vistoso ha ido generando una aceptación mayoritaria de la carrera por parte del público y de los propios ciclistas. Su interés ha aumentado exponencialmente los últimos años, y sólo la ausencia de espectadores durante casi todo el trazado se cuenta en el debe del que parece claramente uno de los mejores inventos del ciclismo profesional actual. Para este año la principal novedad de la carrera era su entrada en el circuito World Tour. El reglamento no lo exigía, pero como muestra de ese ya apuntado creciente interés, los dieciocho ProTeams, sobre el papel los mejores equipos del mundo, quisieron estar presentes. La lluvia y el barro se sumaron también a su estreno al máximo nivel, donde uno de los sectores de tierra, el del Monte Santa María, se ha renombrado como
homenaje al suizo Fabian Cancellara, triple vencedor en 2008, 2012 y 2016.
CINCO MÁS UNO
La carrera arrancaba desde la Plaza de la Libertad de Siena, con ciento setenta y cinco kilómetros a recorrer de los que algo más de sesenta serían por los caminos blancos del famoso sterrato. La habitual lucha para entrar en la fuga inicial cristalizaría 25 km después con una escapada de cinco corredores: José Gonçalves (Katusha-Alpecin), Quentin Jauregui (Ag2r La Mondiale), Simone Andreetta (Bardiani-CSF), Marco Frapporti (Androni) y Truls Engen Korsaeth (Astana). Para sorpresa general, momentos después se uniría al quinteto Thibaut Pinot (FDJ), fugado del grupo principal para evitar las complicaciones añadidas que el viento, la lluvia y el barro estaban creando. ª Siento haber descubierto esta prueba ahora y no antes -declaraba al finalizar el francés-. Me ha encantado. La Strade se ha convertido junto con Il Lombardía en mi preferida, y aunque sé que otros lo tienen mejor para ganar, espero volver cada añoº. El desarrollo de la carrera daría la razón al propio Pinot. Algunos kilómetros después, en el camino de Pieve a Salti, una multitudinaria caída rompía el pelotón principal y afectaba a varios ilustres que retrasaba, o incluso dejaba fuera de combate, caso de los QuickStep Bob Jungels y Gianluca Brambilla -tercero en 2016- y, sobre todo, Peter Sagan (Bora). El favorito número uno para la mayoría acabó abandonando poco después, sin las mejores sensaciones y con un corte en el dedo pulgar derecho que requeriría de puntos de sutura. Con la prueba irremediablemente lanzada, los belgas de Lotto-Soudal tensaron el ritmo en la cabeza del grupo principal hasta la llegada al sector del Monte Sante Marie, el rebautizado como `Fabian Cancellara'. Allí Tim Wellens, uno de sus hombres más activos y resolutivos de este principio de temporada, remataba el trabajo previo de su compañero Sean De Bie y se fugaba en las primeras rampas seguido por los que se jugarían junto a él la victoria kilómetros después: Michal Kwiatkowski (Sky), Greg Van Avermaet (BMC), Zdenek Stybar (Quick Step) y un sorprendente Luke Durbridge