Saber lo que se quiere
En cuantas ocasiones hemos tomado decisiones contrarias a lo que nuestro subconsciente marcaba. Elecciones vagas e incorrectas fruto de las inercias, los vicios adquiridos, las tendencias o las opiniones de nuestro entorno. La vida es algo más sencillo qu
Desde hace tiempo estoy convencido de que somos máquinas de complicarnos la vida. Parece que lo emocional sólo es lo importante en los casos extremos. Únicamente testamos la realidad en los momentos de máxima euforia o absoluta tristeza. Alegrías y penas carentes de un término medio que valoramos con imparcialidad durante nuestro día a día. ¿Uno nace ciclista o se hace? ¿Existe el talento o este se desarrolla? ¿Es verdaderamente nuestra vocación? ¿Me llena mientras la cosa va bien? Si tomásemos en cuenta nuestro subconsciente, lo que verdaderamente nos pide el corazón, cada uno con nuestra película podríamos hacer un guión paralelo a lo que ha sido y es nuestra carrera deportiva. En mi caso, ya con nueve años tenía claro que quería ser ciclista profesional. Todo fluyó por el cauce normal hasta conseguirlo y posteriormente dedicarme a ello hasta 2006. Muchos años, tantas vivencias, un montón de momentos extremos... Pero, ¿siempre lo tuve tan claro? ¿Hice caso a mi subconsciente o seguí los parámetros naturales? Eso algún día lo contaré. Pocas cosas en esta vida son para siempre. Por desgracia, incluso algunas que lo son desaparecen sin quererlo. La profesión de ciclista no es la que era hace unos años. Sólo con comparar cómo estaba el circo hace década y media encontrarán diferencias sustanciales. La pérdida de los grupos deportivos; la llegada de las S.L.; la falta de patrocinadores; la puesta en marcha del World Tour, Profesionales y Continentales, etc. Cambios en lo económico -algunos para bien- y continuidad de las penurias... para mal. Ciertamente pienso que la negatividad se está apoderando de la situación. ¿Y si hubiéramos hecho caso a nuestro subconsciente? ¿Somos ciclistas porque queremos serlo o porque lo decidimos en su día? ¿Es verdaderamente este nuestro camino o el que como nos va bien tomamos por pura inercia? Cuestiones que en mas de una ocasión nos planteamos. Creo en el compromiso ante todo, en defender las decisiones hasta el final, alguna posiblemente errónea. Nadie es perfecto. La vida pasa y los agentes externos que influyen de manera directa pueden hacer que modifiquemos nuestro rumbo. Esto ocurre y más allá de alegrarme por la rotundidad de la decisión, he de decir que si es un caso cercano me entristece. Surgen dudas de si uno ha sabido captar lo que quizás el sujeto te ha querido comunicar, transmitir, descubrir si quería pero no sabía cómo.
CAMBIO DE VIDA
Me da pena ver que ciclistas con talento abandonan su carrera. Me alegra saber que lo dejan por otra ilusión. Matizo: trabajo e ilusión no es lo mismo. Cambiar de gremio y comenzar de cero buscando empleo en esa ilusión no es lo mismo. Dejas un equipo, una existencia monacal, unos compañeros de equipo y de pelotón, todo por aferrarte a una nueva vida. La realidad muchas veces distorsionada por lo que te cuentan. Si eso es lo que quieres y anhelas llevar a cabo lo que tu subconsciente te plantea... adelante. Mientras las cosas se hacen en orden, totalmente respetable. Bastante duro es el ciclismo de élite como para complicarse de por vida y amargarse a diario. Por dinero, por objetivos irreales o por falta de expectativas, mil cosas pueden ser aditivos en una bajada de guardia. A tod@s les gustaría ser Valverde o Marianne Vos, ilusión ininterrumpida y productividad sin final. Si os soy sincero, a mí también me gustaría para muchos de mis proyectos. Planteamientos equivocados desde el punto de partida, ya que hablamos de casos excepcionales, únicos, tops. Escuchar al corazón cada vez es más recomendable, aunque pese a decirlo, pocas veces lo hacemos.