Gafas Koo Open
Desde la fundación en 2010 de Kask, que coincidió con el estreno del Team Sky en el pelotón profesional, sus cascos se han convertido en uno de los más reconocibles del grupo gracias al patrocinio del equipo británico desde su nacimiento, y en objeto de deseo de los cicloturistas por su cuidada construcción, 100% italiana, y sus buenos argumentos -el Protone es uno de nuestros cascos preferidos por su ventilación y ligereza-. Esta temporada han buscado diversificar su oferta con el lanzamiento de una colección de gafas bajo la marca Koo, en cuyo catálogo encontramos por el momento sólo este modelo Open. Aunque en la web de la compañía de Chiuduno no hay referencias a su línea de gafas, cuya comunicación se centra en www.facebook.com/kooworld, en las Open descubrimos guiños claros a Kask tanto en el diseño de la caja como en su robusta funda rígida, además de que para el diseño de su amplia variedad de colores -hasta doce opciones- se ha utilizado como base los esquemas habituales en los cascos de la casa madre. Las patillas plegables, que se pueden fijar en tres posiciones distintas para adaptarse a las diferentes fisonomías, son la característica que más llama la atención en la primera impresión, permitiendo esconderlas para el transporte -una cuestión a la que no solemos dar importancia hasta que nos encontramos una patilla quebrada por los golpes que se llevan en la mochila-. Sin embargo, la mejor cualidad de estas Open son las lentes firmadas por Carl Zeiss, una referencia en cuestiones de óptica. De serie incluyen una para uso habitual en días soleados -en cuatro colores distintos, según la montura elegida- y una prácticamente transparente para jornadas nubladas que se pueden intercambiar levantando una pestaña en los laterales y separando el marco en su parte central, una operación sencilla, pero en la que tendremos que ser cuidadosos para no dañar la lente ya que es difícil hacerlo sin tocarlas. A pesar de su tamaño, más reducido que el de algunos modelos que han pasado por aquí últimamente, su curvatura ofrece una protección muy buena contra el viento, cualidad que se refuerza con la anchura en el inicio de sus patillas y los extremos inferiores del marco, que se sitúan justo encima de los pómulos. Hemos participado en carreras con ellas, rodando por encima de los 40 km/h y superando zonas con fuerte viento lateral, sin sufrir lagrimeo, demostrándonos que no siempre una pantalla más grande es sinónimo de mayor protección. El puente nasal ajustable en dos posiciones -además incluye uno de recambio más blando construido en una pieza- y las gomas de las patillas, sumadas a la curvatura y a la rigidez de éstas, que sin embargo a nosotros no nos han provocado puntos de presión, nos han ofrecido una buena sujeción, sin movimientos fortuitos a pesar del sudor en los primeros días de calor intenso. Su estética, diferente a lo que hay en el mercado, los detalles de sus accesorios y, sobre todo, la calidad de sus lentes, las posicionan como una buena opción para los que buscan -y están dispuestos a pagarloalgo exclusivo.