GP MIGUEL INDURAIN
Simon Yates (Orica-Scott) dominó a su gusto el GP Miguel Indurain con dos ataques que le sirvieron para marcharse en solitario en Eraul tras deshacerse de Valverde, Kwiatkowski, Henao y Marc Soler.
Nuestra Señora del Puy, sin secretos para Simon Yates y Orica-Scott.
Hizo lo que quiso y como le pareció. Simon Yates llegó al GP Miguel Indurain con unas piernas en estado de gracia. Pocas carreras del calendario vasco-navarro le quedan al OricaScott por conquistar. Si en 2015 fue su hermano gemelo Adam quien se llevó la Clásica de San Sebastián haciendo saltar la sorpresa -incluso para él que al entrar en meta ni sabía que había ganado-, un año después, celoso de esa txapela, Simon -a ver quién es el listo que los diferenciase hacía con una en la Klasika de Ordizia. Fue una de las victorias más especiales, pues alzó los brazos en su primer día de competición después de varios meses sancionado. Menos de un año más tarde de aquel gran momento, el británico repitió en el norte, esta vez en Estella, en una de las pruebas de un día más vistosas y elegantes del calendario español. Y lo hizo prácticamente sin rivales y arropado por un poderoso Orica-Scott. Dos ataques le sirvieron para poner patas arriba la carrera. El primero, en la última de las dos ascensiones al explosivo y durísimo repecho de Ibarra, a treinta kilómetros del final. Para entonces, la escapada que protagonizó la primera parte de la carrera ya estaba neutralizada. Los australianos metieron a Roman Kreuziger en la fuga junto a Mamykin (Katusha-Alpecin), Marcos Jurado (Burgos-BH), Schultz, del Caja Rural-Seguros RGA, Adrián González y Eneko Lizarralde (Euskadi-Murias), Lowndes y Kalnins, lo que obligó a Movistar Team a tomar las riendas del pelotón para que no se disparara la ventaja. Antes del paso por Lezaun fueron neutralizados y llegó el momento de Rubén Fernández. El murciano brindó una auténtica demostración de arrojo y entrega por sus compañeros, endureciendo la carrera. La arrancada posterior de Yates en Ibarra hizo el resto, dejando delante únicamente a nueve corredores. Entre ellos el impresionante Marc Soler, el propio Simon Yates acompañado de Carlos Verona, Michael Woods -el canadiense de Cannondale que sigue al alza y acabó segundo-, Sergio Henao, Gorka Izagirre, Kiryienka... El grupo del que iba a salir el vencedor ya estaba hecho. Por detrás quedaban eliminados Kwiatkowski y Valverde y, sin pensárselo dos veces, a diez kilómetros de la meta y a punto de coronar Eraul, Simon Yates asestó su hachazo definitivo. "El equipo ha hecho un trabajo perfecto. Con el viento que pegaba necesitaba que me protegiesen porque soy un ciclista pequeño. Cuando la carrera se puso dura tuve a Verona, que se entregó por mí. Estoy muy feliz de haber conseguido esta victoria", la primera de un británico en el GP Miguel Indurain.