ALEXANDER FOLIFOROV
Conocemos al ©Helicóptero©ruso que dejó ojiplático al mundo del ciclismo derrotando a Kruijswijk, Valverde y compañía en la cronoescalada a Alpe di Siusi del pasado Giro d'Italia.
MI PADRE ME ENSEÑÓ A SER CICLISTA.
Él es entrenador de ciclismo en Kovrov y me compró mi primera bicicleta de competición con sólo siete años. Cuando llegué a la categoría juvenil pasé a un equipo de Moscú, que está a unos 300 kilómetros de mi casa, y después entré en el sistema de Katusha, lo cual me llevó a pasar por sus filiales Itera y Russian Helicopters antes de recalar en Rusvelo hace dos temporadas.
LA CRONOESCALADA ES MI
DISCIPLINA FAVORITA. Es el tipo de esfuerzo que realizo en los entrenamientos y, sinceramente, se me da muy bien: desde pequeño he sido el mejor de mi equipo en ellos. Lo malo es que, a la par, toda mi vida he sido muy irregular e inconstante en esfuerzos largos. Alterno días en los que vuelo montaña arriba con otros en los que no puedo seguir ni a los velocistas. Ahora mismo estoy trabajando muy duro en mi resistencia y mi recuperación, dos cualidades que tienen mucho que ver con la madurez del cuerpo. Confío en ganar solidez poco a poco.
NO ESPERABA GANAR EN ALPE
DI SIUSI. Tenía buenas referencias de mí mismo de carreras internacionales como el Giro della Valle d’Aosta y me pasé las dos primeras semanas del Giro escondido en el pelotón, tratando de no gastar ni un gramo de energía... Pero vamos, mi objetivo era un top10. Me pasé horas sentado en la hot seat esperando a que me echaran de allí, particularmente cuando llegaban los diez últimos, que eran más fuertes que yo y encima tenían la motivación de luchar por la general. Sin embargo, ¡nadie logró batirme! Me benefició mucho el doblar a cinco corredores durante la crono: tener su referencia, el pique de rebasarlos, me ayudó psicológicamente. En ese detalle pudo estar el segundo gracias al cual batí a Steven Kruijswijk.
MI SUEÑO ES GANAR UNA GRAN
VUELTA. Sé que es muy difícil y que sólo corredores excepcionalmente buenos son capaces de conseguirlo. Así, pienso que un objetivo más realista sería ganar una etapa en cada grande. Al fin y al cabo, ¡ya tengo una! Si mi equipo y yo crecemos tanto como esperamos, creo que lo lograré durante los próximos cinco años.
QUIERO QUEDARME EN GAZPROM
RUSVELO. Katusha ya no es un equipo ruso, sino suizo y con patrocinadores internacionales. Este proyecto, en cambio, es completamente ruso y tiene apoyo garantizado hasta 2020 por parte de una empresa muy potente que puede incrementar su aportación y saltar al UCI World Tour en cualquier momento. Dentro del equipo reina un ambiente fantástico y contamos con todos los medios necesarios para competir y entrenar en las mejores condiciones.
SOY MUY AMIGO DE ILNUR ZAKARIN.
Hemos vivido en la misma ciudad e incluso corrimos una temporada juntos en Itera-Katusha. Es una excelente persona y un gran ciclista, dotado con un enorme talento natural y muy serio en todo lo que se refiere al entrenamiento y la preparación. Ganará una gran vuelta tarde o temprano; probablemente el Giro d’Italia porque su mejor pico de forma llega en primavera.
TODOS LOS CICLISTAS RUSOS NOS
CONOCEMOS. Aunque sea un país muy grande, el mundillo de la bicicleta sigue siendo muy pequeño. Así, todos conocemos como mínimo a los corredores de nuestra quinta, contra los que llevamos compitiendo desde cadetes, y poco a poco también trabamos amistad con los mayores y los menores. Por ponerte un caso: no he estado jamás en Lokosphinx, el conjunto ruso afincado en Girona, y sin embargo conozco a todos los miembros del equipo, incluidos directores y auxiliares.
ME HACEN GRACIA LOS
ESTEREOTIPOS. Los occidentales piensan que los rusos estamos todo el día bebiendo vodka, conduciendo como locos y enganchándonos en graciosas peleas por la calle. En realidad, todo esto no sucede en nuestro país más que en cualquier otro. No dejan de ser tópicos: nosotros hacemos los mismos chistes con los finlandeses. Tampoco somos especialmente tímidos. Puede que a veces seamos callados, pero en realidad somos amistosos y tenemos un gran corazón; sonreímos poco, pero lo hacemos con franqueza. Piensa que en Rusia hace mucho frío y es muy difícil sobrevivir. Si hace siglos hubiéramos sido huraños con nuestros vecinos, habríamos acabado viviendo en bosques, a merced de los osos, o muertos... Así que nos convenía ser simpáticos.
LLEVO SEIS AÑOS VIVIENDO EN
ITALIA. Cuando fiché por Itera-Katusha me mudé cerca de la sede logística del equipo, a orillas del Lago di Garda. Más adelante alquilé un apartamento en un pueblo junto a un compañero, Ildar Arslanov. En algunas fases del año entreno en Sochi, una región al sur de Rusia; en Croacia, donde se suele concentrar mi equipo; o en Chipre, donde me quedo en casa de Zakarin.
ESTUDIÉ CIENCIAS DEL DEPORTE
EN LA UNIVERSIDAD. Estoy especializado en deportes de resistencia. Decidí hacerlo por seguir los pasos de mi padre y porque eran materias muy relacionadas con mi vida deportiva. Estando dedicado a una actividad tan exigente como el ciclismo de élite me era más fácil estudiar una carrera que tuviera puntos en común con mi día a día que otra completamente distinta, como por ejemplo Química. DICEN QUE ME GUSTA LEER, PERO TAMPOCO ES PARA TANTO. La cuestión es que un periodista me preguntó cuál era mi libro favorito y yo le contesté 'Guerra y paz', que vendría a ser el Tour de Francia de la literatura rusa. 'Crimen y castigo', que es un thriller, sería algo así como el Giro d’Italia.