LA GRAN PRUEBA
Scott Foil Disc, aún más rápida con frenos de disco.
Las bicis perfiladas están concebidas para la velocidad.
Cuando las medias son más altas es donde obtenemos el máximo beneficio de la reducción de resistencia que aportan sus estructuras. Sin embargo, los recorridos llanos, donde mejor se desenvuelven, a menudo son auténticas trampas plagadas de curvas cerradas, pasos por ciudades, etc., por lo que vemos que, aunque los frenos de disco parezca que han sido concebidos únicamente para quienes se lanzan a descender puertos, una bici aerodinámica puede sacar buen partido de ellos. El problema que se les plantea a los ingenieros es integrar este sistema de frenado sin que la ganancia frente al viento se vea resentida o lo haga en la menor medida posible. Hablando de lograr la mejor penetración frente al flujo de aire, no cabe duda de que la Foil es un auténtico referente. La bici que cambió la forma de diseñar este tipo de cuadros, sustituyendo los tradicionales perfiles en forma de gota de agua por secciones truncadas en su parte trasera con las que no sólo se conservaban las propiedades aerodinámicas, sino que se solucionaban las limitaciones estructurales en cuanto a rigidez lateral y absorción de estas máquinas. De hecho, una de las cosas que sorprende a quien utiliza esta Foil es la comodidad -cubiertas de 28 aparte-. No olvidemos que su hermana de frenos convencionales fue la que llevó a la victoria el año pasado en París-Roubaix al australiano Mathew Hayman. Centrándonos en esta versión con discos, los cambios principales se ubican en la horquilla, donde unos generosos flaps culminan sus punteras. El izquierdo, de tales dimensiones que prácticamente carena la pinza de freno en combinación con el visible ensanchado de la base de esta pata. Atrás es lo que ya conocíamos de la versión para frenos de llanta, con pequeños cambios para acomodar unas cubiertas de 28 mm de serie que según la marca son las que mejor favorecen las cualidades de la última bici de Scott.