Adiós con susto
A Fernando Gaviria no le bastó con el triunfo en la primera etapa y el liderato. "Quiero más". Quiso, pero no pudo. En la cuarta etapa hizo el afilador con un compañero, el prometedor Jhonatan Narváez, y se fue al suelo. Trasladado al hospital de San Juan en helicóptero, las pruebas descartaron fracturas. Permaneció la noche ingresado en observación, "sin dormir por el dolor de las magulladuras", contó en el hotel antes de reemprender el camino de vuelta a Colombia. Su equipo, QuickStep Floors, se repuso en cuestión de minutos. La cara de aquella aciaga jornada fue el triunfo de Max Richeze. El argentino volvió a ser profeta en su tierra como en 2017 en la etapa de la Difunta Correa, la más querida por los ciclistas locales. En esta ocasión no se cansó de repetir que "vengo con la idea clara de ayudar a Fernando; no habrá espacio para mí". Las circunstancias cambiaron los planes. Richeze estuvo pendiente de Gaviria, pero justo antes de la caída "habíamos empezado a tirar fuerte con el Lotto. No escuchamos nada. Hablamos por la radio a Fernando y no respondía". Al poco tiempo, desde el coche del equipo belga llegó la noticia de la retirada de su líder. Pero QuickStep se supo reponer. "Hablé con los compañeros y decidimos que yo haría el sprint. A veces es difícil cambiar de mentalidad en tan poco tiempo. Empecé a sentir la presión y me venían las dudas, pero me llevaron a la perfección". Hasta la victoria. Lo intentó también, junto a su compañero neoprofesional Álvaro Hodeg, en el último parcial. Max Richeze fue segundo y el colombiano tercero, superados por Giacomo Nizzolo. Aun así, Richeze se mostró más que satisfecho con su rendimiento aquí y deseoso de volver a ponerse a disposición del jefe Gaviria.