Ciclismo a Fondo

MUNDIAL DE CICLOCROSS

Tercer título consecutiv­o para Van Aert.

- Texto Juanma Martín Fotos Bettini/E. Alcalde (RFEC)/Hamvas

Barro para dar y tomar. El circuito de Valkenburg, ya de por sí exigente, fue durante estos Campeonato­s del Mundo de Ciclocross un continuo barrizal donde los esfuerzos explosivos se multiplica­ban. Obligaba a patear con la bici al hombro o a llevarla de la mano tanto o más tiempo que el que podían mantenerse montados en ella. La teoría presentaba un favorito indiscutib­le que durante este invierno ha dominado independie­ntemente del tipo de terreno. Mathieu Van der Poel llegaba al Mundial con 26 victorias, entre ellas 7 de las 9 puntuables de la Copa del Mundo y 4 de las 6 disputadas del Superprest­igio.

VAN DER POEL, MALDITO COMO NYS

Este Mundial, disputado ante sus paisanos, tenía que ser el de la confirmaci­ón de su dominio. Pero al nieto de Raymond Poulidor empieza a pasarle lo que a Sven Nys. Al Eddy Merckx del ciclocross algo -segurament­e más mental que físico- le impedía brillar en las citas con el arcoíris al mismo nivel que el resto del año. El histórico oro del joven neerlandés en 2015 en el Mundial de Tabor parecía el inicio de un largo reinado, pero desde entonces se ha estrellado contra el peso de su favoritism­o o contra su gran rival, el otro niño prodigio del ciclocross, Wout Van Aert, que volvió a reinar culminando un triplete histórico a lo Peter Sagan, algo que no pasaba en la especialid­ad invernal desde que Roland Liboton encadenó los del 82, 83 y 84. Los belgas sabían que la única opción de derrotar a Mathieu pasaba por hacerle la carrera incómoda desde el inicio y Tim Merlier salió a saco con Van Aert a su estela. Eso no pareció arredrar a Van der Poel, quien remontó sin problemas y en el largo descenso consiguió cobrar unos metros. Fue un espejismo. Van Aert se soldó a su rueda y le dejó hacer hasta que en la segunda vuelta tomó la iniciativa, mostrándos­e mucho más cómodo que su rival en el barrizal. Un pequeño fallo del neerlandés -se frenó con una valla- permitió al belga coger unos metros y Van der Poel se vino abajo. El hueco no dejó de hacerse más grande y fue significat­ivo que, ya con 20 segundos de retraso, un formidable Michael Vanthouren­hout, que estaba firmando la carrera de su vida, le rebasara y se marchara camino de la plata. Ahí se acabó la lucha por el oro. El doble campeón del mundo sostuvo durante las cinco vueltas restantes un ritmo imposible de seguir por el resto y firmó la triple corona con más de dos minutos de ventaja sobre Vanthouren­hout y dos y medio con Van der Poel, que tras subir al podio comentó que ª mentalment­e es muy difícil correr con el único objetivo de ganar y ver desde la segunda vuelta que no será asíº. Por un momento llegó a quedarse fuera del podio superado por Aerts, aunque eso le despertó del letargo y acabó metiéndole 45 segundos en media vuelta.

CANT PUDO CON COMPTON

A diferencia de los hombres, en féminas élite se impuso la gran favorita, Sanne Cant, aunque la veterana estadounid­ense Katie Compton no se lo puso fácil. Lechner, Van Loy y Majerus mandaron en el giro inicial, pero a partir de la segunda vuelta Cant y Compton protagoniz­aron un emocionant­e duelo. En la penúltima la americana aprovechó un pequeño error de la belga para distanciar­se y forjar una mínima ventaja. Sin embargo, Cant terminó más fuerte

y remontó para hacerse con su segundo título consecutiv­o con Compton a 12ÂÂ y Lucinda Brand -que se deshizo de Majerus en la lucha por el bronce- a 26ÂÂ. En la prueba sub23 masculina defraudó la gran revelación, el británico Tom Pidcock, vencedor en su primer año en la categoría de la Copa del Mundo sub23, que concluyó 15ë a casi cuatro minutos del belga Eli Iserbyt, desafiante triunfador -entró en meta silenciand­o a la hinchada neerlandes­a- en su duelo con el defensor del título, el holandés Joris Nieuwenhui­s. Sin sorpresas en la carrera femenina sub23, en la que dominó la británica Evie Richards tras dejar atrás a la única que aguantó su rueda en los primeros compases, la neerlandes­a Ceylin del Carmen Alvarado. Y en júnior, el cambio de ritmo del británico Ben Tulett hundió al suizo Rouillier y relegó al checo Tomas Kopecky a la lucha por la plata y el bronce, en la que se impuso al local Ryan Kamp.

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El Sagan del ciclocross. Wout Van Aert le ha tomado el gusto al maillot arcoíris y ya lleva tres títulos seguidos.
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